La inflación general ya muestra una tendencia a la baja, pero su evolución de largo plazo es incierta y con riesgos que pueden materializarse en los próximos meses, según miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico).
A través de la minuta de su última decisión de política monetaria, uno de los integrantes destacó que ante este escenario se necesita adoptar una postura más restrictiva, con lo cual la tasa de interés podría mantenerse en su nivel actual de 11.25 por ciento por más tiempo de lo previsto.
Añadió que uno de los riesgos para la inflación es el componente no subyacente, que excluye a los productos con los precios más volátiles, y que se ha visto presionado por segmentos de frutas y verduras, al igual que por los servicios.
Según el integrante de Banxico, lo anterior es consecuencia de una normalización en el gasto de los mexicanos y un aumento en la normalización de servicios que fueron prohibidos durante la pandemia. “A pesar del descenso del componente subyacente, la mayoría enfatizó que este aún permanece en niveles elevados. Uno subrayó que el problema fundamental en el proceso de desinflación continúa siendo que la inflación subyacente se encuentra lejos del objetivo”, según la minuta divulgada por el banco central.
En la primera quincena de agosto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que la inflación general llegó a un nivel de 4.67 por ciento, acumulando siete quincenas consecutivas en descenso.
Por su parte, el componente subyacente, que excluye a los productos más volátiles, tuvo un nivel de 6.21 por ciento. “Todos coincidieron en que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza. Algunos agregaron como riesgo al alza la posibilidad de mayores presiones de costos, principalmente provenientes de la fortaleza del mercado laboral y de la demanda interna”, añadió la minuta.
