Informe Turístico
*En Diciembre Iniciará Operaciones en sus 20 Primeras Rutas
*Será una Flota de 10 aviones Boing 737-800 con Capacidad Cada uno de 180 Pasajeros
*Estará Operada por la Super Dependencia: la Secretaría de la Defensa Nacional
*Nada de lo Inaugurado en Este Sexenio, Está Operando Correctamente
*Ni el Felipe ángeles, ni el Tren Maya, ni la Refinería de Dos Bocas
ARTURO LINO GUZMÁN
Una controversia más ha generado el gobierno de la 4T que compete al ámbito turístico y es precisamente el anuncio de la puesta en marcha de la nueva aerolínea Mexicana que iniciará operaciones en diciembre próximo con salidas en sus 20 primeras rutas del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y su administración y funcionamiento, estará a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que prácticamente se ha convertido en la súper dependencia al tener responsabilidades ajenas a sus funciones.
El anuncio sobre la disponibilidad de asientos que ofertará la nueva aerolínea del Estado, es de una flota de 10 aviones Boing 737-800 con capacidad cada uno de 180 pasajeros y cubrirá vuelos a los destinos turísticos más importantes del país, como son Cancún, Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Campeche, Mérida, Puerto Vallarta, Ixtapa-Zihuatanejo, Acapulco, Huatulco, Oaxaca, Villahermosa, Hermosillo, Los Cabos, hasta ahí, pareciera todo bien, pero…
Y decimos que es un tema controversial, como lo ha sido el Tren Maya, el propio aeropuerto de Santa Lucia “Felipe Ángeles” (AIFA), la Refinería de Dos Bocas (que ya fue inaugurada, pero que no refina todavía nada), porque este nuevo proyecto, de poner en marcha una aerolínea oficial, genera muchas preguntas que deben ser respondidas con puntualidad ya que el arrendamiento de las poderosas aeronaves será costoso y el retorno de ese gasto, será difícil por el mínimo número de pasajeros que mueve la terminal aérea, inaugurada el 21 de marzo del año pasado y que no levanta “el vuelo” a pesar de la multimillonaria inversión que tenemos que pagar todos los mexicanos, estimada en más de 400 mil millones de pesos.
Las aerolíneas que ya operan en el AIFA han reportado que sus aviones en servicio no logran llenarse, a pesar de ser de menor capacidad en número de asientos a los que tendrán los de la marca oficial, por lo que se deduce un déficit de pasajeros de la nueva aerolínea, si se toma en cuenta la notoria ausencia de usuarios y turistas en el aeropuerto Felipe Ángeles y entonces las preguntas serían: ¿Cómo van a llenar esos lugares? ¿Acaso cree el gobierno que habrá una demanda masiva de turistas por viajar por Mexicana a pesar de que ofrecen los boletos 20 por ciento más baratos?
¿Ya se hicieron los estudios de mercado sobre la factibilidad de la nueva aerolínea? ¿Se pensó en aviones de menor capacidad, en tanto se posiciona en la preferencia de la gente? ¿Cuáles serían los beneficios para la economía nacional? ¿Afecta o beneficia en algo la aerolínea oficial a la aviación del país? A esas preguntas le sigue la obligación de las autoridades de transparentar todo lo relacionado a este negocio, los gastos, las utilidades, los recursos humanos a contratar, a cuánto ascenderán los salarios y no mantenerse en la opacidad, cuya condición le gusta mucho a este gobierno al que le cuesta transparentar en qué se gastan los dineros de los mexicanos.
De todos es conocido que el sector aeronáutico en el país, pasa por momentos de ajustes y recomposición del mercado ya que Aeromexico, Viva Aerobus y Volaris, han logrado sobrevivir a la complicada situación por las disposiciones políticas en torno a la aviación en cuanto al manejo de los aeropuertos; la disminución de recursos para el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que ya presenta deficiencias en sus instalaciones, saturación y retraso de vuelos; las presiones a las aerolíneas para que bajen precios de los boletos y lo que ha sido francamente lamentable: la perdida de la categoría 1 de la aviación nacional, -que por lo visto no será fácil recuperar-, por lo que sólo queda señalar que la puesta en operación de Mexicana, no tendrá el efecto que creen las autoridades y sí, grandes posibilidades de números rojos, pérdidas que los mexicanos tendremos que pagar.
Si a lo anterior le sumamos lo que pasa en la construcción del Tren Maya, en donde se han generado muchos problemas por quejas por la destrucción de la selva, a los cenotes y cuerpos de agua; a la contaminación a sitios de valor ecológico que ha propiciado su deterioro; las expropiaciones arbitrarias de propiedades y el incumplimiento de las autoridades a las disposiciones judiciales, porque para la administración federal la ley es un cuento, hacen que las acciones del gobierno de la 4T, queden en entredicho.
Es claro que, al presidente de la República le queda poco tiempo en su encargo y por lo tanto le urge que los proyectos de su gobierno sean reconocidos o se consoliden, pero es necesario recordar que los recursos económicos que se aplican para los mismos, son dinero del pueblo de México y las decisiones que él tome, tendrán consecuencias en el futuro, en estos casos podrían ser más negativas que positivas.