POR ARGENTUM
Marcelo Ebrard públicamente se quejó de la guerra sucia que existe entre las corcholatas, y que a él le afecta directamente. El ex canciller se refirió por su nombre a Claudia Sheinbaum. De alguna manera la acusó de estar utilizando el aparato del gobierno federal para sus actividades proselitistas. También se refirió al apoyo directo de algunos gobernadores del país, lo que la coloca en una situación ventajosa con respecto a las otras corcholatas.
Otro de sus argumentos, es la beligerancia verbal de la ex jefa de gobierno contra él y su familia. También se ha quejó del excesivo gasto en espectaculares propagandísticos que a pesar de sus quejas, el INE no ha actuado de acuerdo a la normatividad electoral.
En cuanto al dispendio de recursos de la aspirante, también Adán Augusto ha tocado el tema en algunas ocasiones. En Tamaulipas, el tabasqueño mencionó que los operadores de Sheinbaum estaban convenciendo a los asistentes, cuadras antes del evento de que se regresaran, que no llegaran a la cita. A cambio, les estaban obsequiando despensas y otros artículos.
Cuando Ebrard tocó el asunto de las encuestas, agregó que varias casas encuestadoras están favoreciendo a la aspirante con datos falsos. Sobre ese mismo tema Adán Augusto ha coincidido que la señora tiene arreglos con al menos 18 encuestadoras.
Lo que se observa en el escenario político nacional es que algunos analistas no entienden cómo puede estar como puntera en las encuestas, en entidades federativas donde tiene como operadores a personajes tan desprestigiados como sucede en Veracruz, con el gobernador Cuitláhuac García; en Puebla, con Julio Huerta; en Campeche con la gobernadora Layda Sansores; y en otros más donde el mal prestigio de sus promotores lo están transfiriendo a Claudia Sheinbaum.
Evidentemente la fractura al interior de Morena ya se dio. La decisión de Marcelo Ebrard de adoptar esa postura que hizo pública, debió haber sido pensada en la tranquilidad de sus razonamientos, y ampliamente platicada con su esposa que no le falta inteligencia y visión política.
En una decisión de ese tamaño, no se descarta que, incluso, haya sido platicado en lo oscurito con la aspirante del Frente Amplio Xóchitl Gálvez. No hay que olvidar que en política las alianzas y amarres con personajes de la oposición son frecuentes.
Habría que incluir en estos acuerdos al propio Mario Delgado. Delgado y Ebrard han sido amigos desde hace mucho tiempo, compañeros en la función pública, y ampliamente vinculados en los polémicos asuntos del Metro de la Ciudad de México.
De cualquier forma, le corresponde a Mario Delgado evitar que esta fractura se haga más profunda. Debe aplicar toda su experiencia y capacidades para que el proceso electoral se lleve sin sobresaltos. Si no lo logra, debe olvidarse de sus aspiraciones para contender por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
La corriente crítica de facto ya surgió. Marcelo ya se abrió, ya está enfrente. A Marcelo no lo detendrán los comentarios de que ya no tendría cabida en la oposición, incluyendo a Movimiento Ciudadano. Un político de ese tamaño tendrá otras alternativas ante la marginación que, según él, está padeciendo ahora.