DEL ABC
*Mancera y Aureoles Fracturan al FAM
*De los 4 que Quedan, 3 van Contra X
GERARDO LAVALLE
A.- Se debe ser miope o egocentrista elevado al cubo para tratar de entender qué pasa con la alianza Frente Amplio por México.
Si bien no debe extrañar que los “políticos” actuales, con mayor ambición de poder que los de antes –que no cantaban mal las rancheras- miren para sus intereses personales y no los de la nación, no deja de extrañar que ante la posibilidad de desbancar a Morena del poder político, quieran recuperar lo que los ciudadanos les quitaron.
Como nunca, durante este sexenio, surgió la posibilidad de que los ciudadanos formaran parte del mundo en el que se toman las decisiones políticas. La idea de crear el Frente Amplio por México, una extensión de Va por México, fue sin duda una bocanada de oxígeno para las disminuidas oposiciones y una oportunidad para que la ciudadanía despertara del letargo en que se sumió ante la decepción que representa Morena y su gobierno.
Sin embargo, el fantasma de la ruptura ronda en el FAM. No debería sorprender. En este espacio, justo cuando nació el FAM, se publicó que si los dirigentes de los partidos hacían a un lado a los ciudadanos, el movimiento entraría en el tobogán que lo conduciría al fango pantanoso del que no saldría nadie para revivir lo que se convirtió en tan solo semanas en el ladrón de los reflectores que alumbran en el Salón Tesorería.
Lo ocurrido el jueves pasado cuando se conoció que los dos perredistas que estaban en la puja por llegar a convertirse, uno de los dos, en el “Representante” del FAM, paso previo para convertirse en candidato presidencial, deja un mal sabor de boca.
Se entiende que las aspiraciones políticas no tienen más límite que el apoyo de los ciudadanos y si éstos deciden negarlo, hay que entender que no se llenó la expectativa y, como diría Luis Procuna, lo mejor es pegar la carrera a los burladeros.
B.- Miguel Ángel Mancera, sin duda el que más sabe de gobiernos de coalición, se apuntó casi de última hora y desplegó una campaña de grises tonos. Silvano Aureoles, exhibido como un mal gobernador y que al terminar su mandato y entregar la plaza a la oposición en Michoacán, desfondó al PRD. Era el único mandatario que llevaba los colores del partido. Carlos Joaquín González, quien también fue derrotado por la oposición en Quintana Roo, llegó al gobierno por una alianza PAN-PRD. Su condición política, de rechazo al PRI en donde militó toda su vida política hasta cambiar la camiseta, jamás representó a la de suya débil izquierda perredista.
Sin descalificaciones, uno tendría qué preguntarse si cualquiera de los dos habría hecho un buen gobierno y la duda se responde con un sonoro NO.
Gobernar Michoacán y en lugar de pacificarlo provocó el crecimiento de la violencia y la presencia del crimen organizado, mostraría que Aureoles no tiene proyecto. De Mancera, habría que abonar a su cuenta haber sepultado al PRD que gobernó desde 1997 hasta 2018 la capital del país.
Está claro que suponían ser quienes lideraran el FAM, cualquiera de los dos, hacia el ’24, desestimando a quienes conocidas como las corcholatas, tiene todo el respaldo no solo del presidente de la República, sino del ESTADO mismo, con lo cual difícilmente las oposiciones obtendrían una victoria. Sin embargo, la posibilidad real, sin sueños guajiros, estaba sobre la mesa y está, salvo que los ciudadanos sientan el reclamo de los excluidos como una falta de respeto hacia ellos y se produzca el desencanto de millones de mexicanos.
C.- Todo lo que parecía miel sobre hojuelas para los “constructores” del FAM se volvió agrío en cuanto apareció la figura de Xóchitl Gálvez, cuyo arribo a las primeras planas, los espacios periodísticos más influyentes, sorprendió a los que ya se frotaban las manos y hablaban de “sus proyectos de gobierno”.
Tirar la toalla antes de que suene la campana o el árbitro detenga la pelea, es asunto de cobardes. Sí, de los que no tienen el temple para admitir que hay mejores en el ring y que los pueden noquear y enviarlos al hospital.
Eso ha hecho, hasta ahora, Gálvez. Se advierte, sin embargo, el tufo que huele a envidia. La envidia que carcome las neuronas y cierra el discernimiento. Afloran las “cualidades” mostradas en el pasado y olvidan que los tiempos cambiaron y los aires soplaron en otros rumbos.
En el Foro de Reflexión del pasado jueves se observó que de los cuatro que pasaron a la segunda ronda tres tienen una misma idea: sacar de la jugada a la senadora hidalguense que, guste o no, se identifica con la gente de todos los niveles. No tiene el viejo discursos. No usa las palabras rimbombantes que “elevada la calidad” del político.
Ejemplo de ello, fue la actitud de Beatriz Paredes. Nadie le desconoce su pasado casi glorioso en la política. Pero algo la daña: el viejo discurso, el maniqueísmo al recordar el pasado y admitir que no supieron, en su partido, entender a los ciudadanos. A toro pasado, todos los políticos miran los errores… pero no los corrigen.
El momento de la verdad se acerca. Y hay que examinar qué actitud podría tomar el o la que ya no forme la tercia que llegará hasta el final del proceso precampaña del FAM.
Mientras el momento llega, el inquilino temporal de Palacio Nacional, se frota las manos. ¿Las tendrá metidas en el proceso de las oposiciones casi unidas?