Durante los últimos 20 minutos la lluvia se convirtió en granizo
En el sur de la ciudad de México parecía que los techos de cristal y láminas policarbonatadas terminarían por ceder a las casi bolas de hielo equivalentes a una canica conocida como “triunfo”.
Eran las 19.43 cuando el golpeteo se comenzó a escuchar. Iba en aumento. El temor de la rotura de los techos modernos, agolpaba a quienes en sus casas tienen esos materiales.
La luz comenzó a ser intermitente. Parecía que la zona se quedaría en penumbras. No ocurrió.
La ausencia de patrullas, lo mismo las dependientes de la alcaldía Álvaro Obregón que las de la comunidad brillaron por su ausencia.
Las calles estaban desiertas y el agua corría con libertad –democrática- por las empedradas calles de la zona.
El Servicio Meteorológico dependiente de la Comisión Nacional del Agua no había anunciado la presencia de una granizada.
Fueron 20 minutos, mil 200 segundos en los que quienes habitan la zona sur, vivieron en la angustia. Los deprimidos del Periférico, se encharcaron y el caos vehicular hizo su aparición.
No había agentes de tránsito para dirigir el destino de los viajeros.
La luz siguió titilando y el granizo dejó de caer y la lluvia regresó para correr por las calles.
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