Exposición arte profano virreinal llega al Palacio de Iturbide

“Las castas no fueron, en estricto sentido, un intento de dividir al mundo, sino, más bien, una forma de entenderlo”, aseguró el investigador de la UNAM Pedro Ángeles Jiménez, previo a la apertura de la exposición Pintura profana en la Nueva España, una de las dos exhibiciones temporales que permanecerán abiertas en el Palacio de Iturbide, hasta el 8 de octubre próximo.

La exhibición ofrece ejemplos de las tendencias artísticas de los pintores novohispanos de los siglos XVII y XVIII alejadas de temas religiosos, a través de nueve biombos y 46 pinturas de castas provenientes de 10 colecciones nacionales.

“Desde luego la vida en general (durante el virreinato) tenía relación con otros ámbitos, como el comercio, las relaciones que se desplegaban en cualquier sentido y de cualquier manera, como la cultura, en una ciudad tan importante como la Ciudad de México”, agregó Ángeles Jiménez.

Los visitantes son recibidos por el óleo De español, y de india, mestiza, ca. 1768, el cual forma parte de la serie de castas hecha por el célebre pintor novohispano Miguel Cabrera. En el cuadro se puede ver a un español de espaldas que habla con una mujer de tez morena, bien ataviada, mientras atiende lo que parece ser un puesto de textiles, junto a una niña que está comiendo piña, fruto completamente americano.

“Las series de castas fueron un género pictórico que fue ideado desde principios del siglo XVIII, con vigencia durante toda esa centuria. Estas tuvieron una evolución durante toda la Nueva España, que aquí van a poder ver, con las extraordinarias obras atribuidas a Juan Domínguez Juárez y notarán que hay la misma dignidad en la representación de un indígena que la de un español”, explicó el especialista, quien aseguró que esta división tuvo muy poco efecto en la vida jurídica y notarial de la Nueva España, y que además respondía a las ideas racionalistas emergentes en el siglo XVIII, que buscaban la clasificación y análisis del mundo.

La exhibición también ofrece varias obras de autores desconocidos para dar ejemplos de la vida cotidiana en la Nueva España.

Sobre los biombos en exhibición, que pudieron ornamentar palacios y hogares de gente acaudalada, representan la unidad de América, Asia, África y Europa, ya que se trata de una manifestación japonesa y china, pero en el que se abordaron temas tanto de la Nueva España como de la historia europea y la cultura clásica, con el uso de materiales, provenientes de distintas partes del mundo. “Esta exposición, por medio de la piezas que han logrado reunirse, vuelve a tomar un eco de este mundo mucho más complejo e impresionante de lo que nos imaginamos y mucho menos rígido”, dijo.

Entre los biombos, que se exhiben destaca una de las Vistas de la Plaza Mayor de México, la Alameda e Iztacalco, que es el más antiguo de la muestra, fechado entre 1635 y 1640; otro que representa La Conquista de México, que según estudios recientes de radiografía y electrografía infrarroja, sugieren que fue realizado en 1717, posiblemente por Manuel Arellano (1662-1722), quien se basó en la relación de La verdadera historia de la conquista de la Nueva España, escrita por el conquistador Bernal Díaz del Castillo.

También resalta a la vista un biombo monumental de Las batallas de Alejandro Farnesio, hecho hacia 1690 y 1697, por los pintores Juan y Miguel González. En ella se relatan varios sucesos bélicos, entre ellos la Batalla de Lepanto (donde Miguel de Cervantes perdería la mano) y el sitio de Amberes. Este biombo muestra la proyección e interés de artistas novohispanos por temas universales, según explicó el especialista.

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