*En la CDMX Encuentra Ingredientes o Comida Exótica ¡Saborrrr!
*¡Qué tal una Torta de Hormiga Chicatana, de Alacrán o de Escorpión!
*Y por qué no Degustar Yerbitas de Chicoria, Malanga, Macchoi y Tonkua
*Este Gusto se Encuentra en el “Mercado 77 San Juan E. Pugibet” o “Mercado San Juan”
*Es más, Hasta una Tarántula Frita le Sirven al Momento
SUSANA VEGA LÓPEZ
Se sabe que leones, cocodrilos o tigres han comido personas, pero ¿que las personas coman leones, cocodrilos o tigres? Pues sí, y no sólo eso, también, los atrevidos, comen alacranes, tarántulas, zorrillos, perros, tlacuaches y hasta cucarachas.
Pero no creas que se van, por ejemplo, a Durango a probar el alacrán o a otro destino nacional o extranjero para experimentar a qué sabe, por ejemplo, la anguila o la mantarraya. No. Aquí, en la Ciudad de México, existe desde hace muchos años, un mercado donde venden animales exóticos para su consumo allí mismo o para preparar en casa o en algún restaurante.
Este peculiar mercado, dicen los que saben, fue la bodega de lo que fuera la Compañía Cigarrera Mexicana S.A., empresa que también se le conocía como fábrica de cigarros El Buen Tono.
Allí se venden carnes extravagantes para preparar platillos exóticos como: anguila, armadillo, avestruz, búfalo, cabrito, cangrejo, canguro, caracoles, cebra, cocodrilo, codorniz, conejo, cordero, faisán, ganso, iguana, jabalí, león, pato, pavo, peje lagarto, langosta, lechón, mantarraya, perdiz, pichón, ranas, salmón, tepescuincle, tigre, tlacuache, tortolitas, víbora, venado, zorrillo y todo tipo de carnes en general.
Además, una serie de insectos como: acociles, alacrán, cucaracha de Madagascar, chapulines, chinicuil, chumiles, escorpiones, hormiga chicatana, escamoles, gusano de maguey, jumiles, saltamontes y tarántula, por citar la mayoría.
Y también se encuentran verduras y productos como: Chicoria; tonkua; macchoi; choi sam; ocra; f karita; nira; altari; malanga; ejote y acelga china; raíz de loto, y más productos para preparar comida propia de otros países.
Llama la atención una gran cabeza de ajos con grandes gajos.
“Es para la alta cocina es ajo italiano para preparar las salsas de arándano o el chalot (ajo y cebolla morada)” comenta doña Maricela quien forma parte de la tercera generación que atiende este puesto donde también hay cúrcuma que, explica, “es nuestro azafrán mexicano que no le pide nadita al español -que lo venden muy caro- porque ellos usan el pistilo para la paella, pero nuestro camotito también pinta el arroz de amarillo para preparar este delicioso platillo español”. Y agrega: “tiene muchas propiedades, véalo en internet.”
Luego señala unos elotes amarillos que, aclara, tienen un sabor dulce. “Además, aquí encuentras muchos productos de importación para preparar comidas peruanas, bolivianas, colombianas, chinas, asiáticas en general, francesas y más”, dice.
TAMBIÉN HAY QUESOS
El local de doña Maricela está frente a otro que vende quesos, la mayoría de exportación, como lo asegura Alejandro quien ofrece quesos que vende por gramos, kilos o piezas completas que se llevan los chefs para preparar comida gourmet.
Al observar la vitrina de quesos, un joven se acerca:
-¿Qué buscaba mi reina, ya la atienden?
-No, sólo estoy viendo los tipos de queso.
-Ah, pues tenemos queso de oveja con trufa con un costo de 2 mil 800 pesos el kilo; queso compuesto holandés de 950 pesos; el gouda de lavanda a 950; el gouda normal, 900; el manchego español de dos leches, a mil 500; el de tres leches, mil 200; el queso de leche de cabra con vino tinto, mil 200 pesos; el manchego de oveja con brandi, de mil 500; …de limón negro, ahumado, de arándano, de tomate, de hierbas… También tenemos queso inglés y francés, todo de importación.
Y para animar en la compra, Alejandro ofrece pruebas en una tabla, un plato largo con cinco tipos de queso:
-De derecha a izquierda tenemos un manchego español hecho con leche de cabra, vaca y oveja también conocido como tres leches; sigue el queso holandés, un gouda con ajo y cebollín, es de leche de vaca y como tal es suave; aquí, el queso español de leche de cabra bañado en vino tinto, es un vino caro que eleva el valor.
Después ofrece otro gouda holandés: “pero éste lleva pesto, albahaca y cebollín, es de vaca y es muy cremoso”; para, luego referirse a un manchego de oveja con ajo negro con seis a doce meses de maduración”, dice.
Más adelante nos animamos a entrar a un local donde venden, por cien pesos, una tabla de quesos, dos tapas y una copa de vino tinto. El mesero, atento comenta que primero traerá los quesos.
-Es Primadona, combinación de quesos grullere y parmesano; quesos con arúgula y limón deshidratado; con albahaca; y, romero- explica.
Luego pregunta si preferimos tapas con jamón serrano; salami español; chorizo de Pamplona; o mortadela italiana.
-El vino es tinto, ¿o prefiere clericot?
LA GENTE DE LA CDMX
CASI NO SE ATREVE
Al caminar por los pasillos se ven muchos turistas extranjeros que, atraídos por los alimentos raros, piden platos con diferentes carnes y bichos.
“La carne de venado es negra y suave; la de león dura y con poco sabor; la de cocodrilo, salada y ligero sabor a pescado; la hormiga chicatana, con sabor a chicharrón ahumado; los quesos, todos deliciosos”, dice Armi, de nacionalidad alemana.
Don Arturo aclara que a él le encargaron sal de hormiga chicatana, de chinicuil y de grillo para inmediatamente afirmar que nunca se atrevería a comer otra carne que no sea res, pollo, cerdo o pescado “pero de los conocidos”.
Una pareja de novios espera su pedido. Cuando lo traen, lo observan, se miran entre sí y él comenta: “por cuál empezamos”.
Dos personas nos acercamos para pedir sacar la foto del platillo.
-¿Qué pidieron?- cuestiono.
-Venado, cocodrilo y búfalo- responden.
-¿Suelen venir a este lugar?
-Sí, pero no nos habíamos atrevido a pedir esto. Siempre pedimos los tacos gobernador, que son de camarón con queso, acompañados de salsita de habanero.
-Es la primera vez para mí, ¿tú también, no?”, pregunta ella quien enseguida comenta: “son tacos de perro, éste es “Firulais”, sigue “Sanzón”, y “Solovino…”.
Y las carcajadas afloran.
-¿Gusta probar?- alientan.
Al escuchar, la joven mesera aclara que la mayoría de los comensales son extranjeros; que los que viven aquí, en la Ciudad de México, son los menos que se animan a probar; que en su mayoría son de otros países. Incluso, afirma, para trabajar aquí nos piden que hablemos, mínimo, inglés porque en ese idioma es como se comunican los turistas que no hablan español.
Comenta que ella misma no se ha atrevido a probar ciertos platillos exóticos, pero de lo que ha probado le gustó la carne de tigre.
Más allá, un papá con su hijo comparten un plato que tiene un letrerito en cada una de las carnes que están dispuestos a devorar: búfalo, jabalí, león, cocodrilo, avestruz y venado.
-Es que me gusta experimentar sabores- dice el pequeño.
ANIMAL QUE CORRE,
NADA Y VUELA…
Más allá se observa una tarántula viva. “Se come frita, se tiene aquí viva y cuando la piden, se mata y se fríe, aunque hay quienes la echan directamente al sartén con aceite hirviendo”, dice Jonathan, un joven que atiende el puesto que es herencias de padres, abuelos, bisabuelos. “Es el negocio de mi papá, herencia de mi bisabuelo”, explica.
“También tenemos insectos. Los traen de Hidalgo, Querétaro, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Quintana Roo… Algunas carnes vienen de Australia, Nueva Zelanda…Todo se come”, agrega.
Bien decía mi papá Juan -quien citaba a mi abuelo Carlos cuando se iban de cacería o visitaban a Pacheco y Pera en Zamora, Michoacán, para comprar rana y cocinarla en caldo michi para deleitarnos con ese guiso-: “animal que corre, nada y vuela, a la cazuela”.
Y sí, en mi niñez probé zorrillo, chango, rana, armadillo, venado, gusanos de maguey, iguana, pato, pichón, víbora… y ahora, hormiga chicatana, cocodrilo y búfalo. ¡Cuánta razón tenía mi papá, aunque nunca imaginé comer carne de búfalo o cocodrilo! El búfalo me gustó y el cocodrilo… mmm. ¡No!
UBICACIÓN
En el centro histórico, a unos pasos del Eje Central Lázaro Cárdenas, a la altura de Las Viscaínas, está la calle de Ernesto Pugibet (antiguo callejón de San Antonio), donde se encuentra la Plaza de San Juan, y, en la esquina, se aprecia la gran fachada de la compañía cigarrera misma que, por cierto, fue fundada por el francés Ernesto Pugibet, inventor de una máquina para producir cigarros sin pegamento.
Precisamente este sitio lleva el nombre de “Mercado 77 San Juan E. Pugibet”, mejor conocido como el “Mercado San Juan”. Cuenta con un pequeño estacionamiento y enfrente la torre de Telmex.
Pero, no te confundas, hay otros más, muy cerca, con el mismo nombre, pero sobre otras calles.