NIDIA MARIN
¿Quién ha contribuido a que sigan asesinando periodistas y persista la gran impunidad en la materia? ¡Sí, ya saben quién!
Para desgracia de los mexicanos, para dolor de aquellos que de varias décadas atrás desempeñan este trabajo y de quienes apenas arribaron al oficio, desde Palacio Nacional con ofensivas y constantes críticas se alientan estos crímenes.
El julio sangriento mexicano está rompiendo récord en materia de periodistas asesinados. Suman ya tres y faltan 13 días para que concluya el mes.
No es algo que se haya quedado en nuestra República a puerta cerrada, sino que trasciende al mundo, donde las severas y constantes críticas al Presidente mexicano y a quienes se supone aplican la ley, han sido constantes al pronunciar insistentemente palabras que alientan a los asesinos.
El quinto año del sexenio está siendo particularmente más sangriento comparado con los de gobiernos anteriores.
Y el mes en marcha pinta peor. Hasta el 8 de julio de este 2023 el conteo anual sumaba 6 asesinatos de periodistas, entre los cuales estaban tres en Guerrero: el de Gerardo Torres Rentería, primero y después en Acapulco el de Alan Castro Abarca, administrador de dos páginas en Facebook. Al día siguiente (el 9), se encontró el cuerpo de Luis Martín Sánchez Iñiguez, corresponsal de La Jornada en Nayarit y apenas unas horas después ocurrió otro más en Acapulco. Sí, fue baleado Nelson Matus, director del portal de noticias “Lo Real de Guerrero”.
Este año, además de Nayarit y Guerrero, las otras entidades donde han acribillado a periodistas son: Baja California, Puebla, Hidalgo y la Ciudad de México.
Pero en lo general, en este siglo, el primer lugar en asesinatos de periodistas lo tiene Veracruz, seguido por Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas y Sonora.
Un año antes, en 2022, los asesinados fueron 17, mientras que en 2021 la cifra fue de 7; en 2020 mataron a 8; en 2019 a 10 y en 2018 al primero del sexenio.
En este siglo XXI la suma en cada gobierno ha sido: con Vicente Fox, 22 periodistas asesinados; con Felipe Calderón, 48; con Enrique Peña Nieto, 47; y hoy aun faltan cinco meses y 13 días para que concluya 2023 y arribe el año más peligroso, 2024, el electoral.
¿Y cuántos son los asesinos de periodistas que purgan condena? ¡Es de vergüenza! Tan sólo son unos cuantos porque en México casi no se castiga a los criminales. Prueba de ello es que nuestro país tiene el sexto sitio en el Índice Global de impunidad.
Cuando un gobierno se pasa la Constitución General de la República por el arco del triunfo, sucede lo que hoy ocurre: la deshonra mundial de un régimen que contribuye al crimen con sus descalificaciones y amenazas en contra de los periodistas, a quienes les miente y agrede cuando le preguntan lo que al mandatario entrevistado le disgusta.
El Derecho a la Libertad de Expresión en México se contempla en sus artículos 6 y 7 de la Carta Maga, los cuales dicen: Artículo 6. “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”.
De acuerdo a los aciagos tiempos que corren desde 2018 a la fecha, el Estado, si bien no se ha deslindado, desde el monólogo de “Las Mañaneras”, agrede a periodistas, directivos y medios de comunicación a través de insultos, epítetos y descalificaciones, lo cual es un evidente impulso para que se registren matanzas de comunicadores en el país y una mayoría de asesinos permanezca en libertad.
El otro artículo constitucional sobre la materia precisa:
Artículo 7. “Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito. Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean necesarias para evitar que so pretexto de las denuncias por delitos de prensa, sean encarcelados los expendedores, “papeleros”, operarios y demás empleados del establecimiento de donde haya salido el escrito denunciado, a menos que se demuestre previamente la responsabilidad de aquellos”.
El asunto es que, si no se aplica la ley para los demás mexicanos afectados, mucho menos para los odiados periodistas.
¿Hasta cuándo habrá castigos?