ALBERTO F. MENA MALLEN
El único dolor que le importa a YSQ es el que le dará cuando se entere de que estará próximo a perder la presidencia de la República, ante una mujer que irrumpió el escenario político, Xóchitl Gálvez, ya que ese sentimiento del pueblo ante la muerte por la violencia, los fallecimientos por falta de atención médica, el dolor por los desplazados o expulsados de sus localidades o cualquier dolor infringido por la 4T, pasa a un segundo, tercer, cuarto, o cualquier plano para el tabasqueño.
Quizá también le cause dolor que su familia y amigos sean tan corruptos como los que existieron en gobiernos pasados, pero como lo planteo “El Rey del Cash”, mejor se aguanta ese malestar porque ser rico es una sensación de poder, como el que adquirió con la presidencia de la República y que, ante sus mentiras, ocurrencias, su ego, sus desplantes y su odio, ha generado muchos malestares a los mexicanos con sus acciones totalitarias y de obscuridad en su gobierno. En muchos casos, hay dolor.
Hay demasiados agravios que causan dolor a muchas personas, lo que no le mueve ni un pelo a AMLO, ya que con sus palabras, así lo ha demostrado en sus mañaneras, como sucedió con la hidalguense, que en lugar de dolor le dio coraje que no la recibiera en Palacio Nacional a pesar de tener una orden judicial de un juez, para la réplica que exigía la senadora por las mentiras que ha dicho sobre ella.
En cambio, de la boca presidencial salen vituperios, ataques verbales, mentiras grotescas, acusaciones sin sustento, por lo que ya se hizo famoso a nivel nacional e internacional, donde programas televisivos lo muestran como un mandatario loco, que requiere de medicamentos por su agresividad hacia quienes no le aceptan sus andanadas verbales violentas.
Hasta la iglesia católica ya emite opiniones del actuar presidencial, ante la violencia que observan en sus comunidades, por la pobreza que se extiende, ante la desesperación de los mexicanos, porque ven con tristeza que el gobierno no hace nada para aliviar su situación y por el contrario reciben palabras de agresión y descalificaciones que lastiman a miles de perjudicados por el actuar del actual gobierno de la llamada transformación.
Hay que agregar los asesinatos de miembros de ese gremio a lo largo del sexenio.
Hay que recordar el dolor que provocó con sus políticas erróneas durante la pandemia, cuando en vez de buscar el alivio de miles de mexicanos, buscó el bienestar de su gobierno al impedir a quienes se enfermaron por Covid, acudir a los hospitales y tratarse adecuadamente y que no se le señalara de tener saturados los nosocomios donde se podrían medir mejor los fallecimientos, cuando eso se demostró con las cifras de más defunciones que se presentaron posteriormente. Ahora, quieren cancelar 34 normas oficiales, para ahorrar…
Y qué decir del agravio que sufrieron los padres de familia de niños con cáncer y personas que aún padecen la falta de medicamentos para tratar su enfermedad, que ellos no eligieron padecer y que el gobierno tiene la obligación de atender como lo señala la Constitución al ser un derecho de los mexicanos.
Ahora se descubre que mientras existen pacientes con problemas renales que requieren de diálisis, hay equipos que están guardados en hospitales, lo que poco importa al gobierno morenista, ya que hay problemas que son de mayor interés como el electoral, cuando sus corcholatas pierden puntos porque no han podido responder adecuadamente a las necesidades de los mexicanos.
Aún más, los daños que ha causado con la construcción del Tren Maya, mismo que causará severas afectaciones a futuro con esas obras que no fueron planeadas en forma organizada. Al querer terminarlas en tiempo récord ocasionará sentimientos de enojo cuando los problemas comiencen a presentarse, como es la escasez de agua o la misma contaminada porque no se cuidaron los cenotes o mantos subterráneos, entre otros asuntos. Por lo menos, ya aceptaron que cometieron algunos errores.
El presidente, que vive de la grandilocuencia propagandística y que usa al “pueblo” como arma de su popularidad y a la cuarta transformación como emblema, camina hacia un sistema totalitario, que según Marco Levario Turcott, tiene cuatro dolorosas coincidencias: la primera, cuando sus detentadores luchan por la libertad, son los primeros en suprimirla; la segunda, parten en dos a la sociedad, la polarizan; la tercera, se basan en la mentira, para imponer la verdad oficial; y la cuarta, es el culto a la personalidad para admirar, emular y obedecer a un solo hombre.
Lo anterior, ha dado como resultado tener a un gobierno que, entre otras cosas, provoca dolor a la población, desesperanza porque no ha cumplido sus promesas de campaña, mismas que ya pasaron a segundo plano, ante la necesidad de rescatar a su gobierno por la mala gestión que ha hecho.
Recordemos al finado Porfirio Muñoz Ledo, quien acusó al gobierno de la 4T de “narco estado” y poco a poco surgen ejemplos como el de la alcaldesa de Chilpancingo, que se reunió “fortuitamente”, con el líder de “Los Ardillos”, evento que dijo fue sin ningún plan maligno de su parte, pero no ha explicado que se trató en esa reunión.
El obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, criticó al gobierno de YSQ, por festejar este primero de julio su quinto año de gobierno, cuando, dijo, debería de realizar un día de duelo y luto nacional por los fieles que han fallecido y por los daños y dolor que ocasiona la violencia en México.
Incluso, en una entrevista, el prelado destacó que, en Michoacán, más de la mitad de los municipios tienen alguna colusión con los delincuentes.
Por su parte el sacerdote Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como “el padre Goyo”, acusó que en Michoacán gobierna el crimen organizado y que el mandatario estatal, Alfredo Ramírez Bedolla (Morena), es un empleado de los delincuentes. Previamente, en semanas anteriores, arzobispos informaron al Papa Francisco de que sí es verdad que el narco controla partes del territorio nacional.
Pero… no pasa nada en nuestro país.
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