«Nos jugamos que España avance o entre en un túnel tenebroso», expresó Sánchez.
El único debate electoral cara a cara previo a los comicios del próximo 23 de julio fue protagonizado este lunes por el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, y el dirigente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo.
El debate estuvo plagado de constantes choques, reproches y disímiles momentos de tensión donde tanto Sánchez, como Feijoó, se apuntaron mutuamente intentando dejar en evidencia al otro o resaltando debilidades de sus planes de Gobierno y han dejado claro, sobre todo, que sus visiones, al menos en lo mentado, son diametralmente opuestas.
Feijoó ratificó la oferta de que el que salga vencido en los comicios debe dejar gobernar a su rival, pacto que ya había mandado por escrito y lo dejó en un panfleto sobre los estudios de Atresmedia, sede del debate.
El actual mandatario, por su parte, se escudó sobre todo en los buenos datos que muestra su administración en crecimiento de empleo, aunque su rival haya querido mostrarle en varias ocasiones como el gobernante que menos empleos ha logrado.
No obstante, Feijoó apuntó a Sánchez por el incremento de la inflación, de las hipotecas y de los problemas para alzar nuevamente el producto interno bruto.
El expresidente de la Junta de Galicia pidió al líder del PSOE modificar la ley electoral para que no se permita presentar a las elecciones condenados por terrorismo, sedición o prófugos, hablando de los casos del catalán Carles Puigdemont.
Sánchez reprochó a su rival los pactos con el ultraconservador VOX, de quienes recordó sus ideas machistas y profundamente negacionistas.
Sánchez alertó sobre el retroceso (sobre todo en materia social) que puede suponer la vuelta del PP al poder: «Nos jugamos que España avance o entre en un túnel tenebroso», resaltó.
Feijoó habló de «una mayoría fuerte sin contar con los extremos», aunque sea precisamente VOX, el principal aliado del PP.