Porfirio, el polémico

JESÚS MICHEL NARVÁEZ

Conocí a Porfirio Muñoz Ledo en los años setenta. Fungía como secretario de Trabajo en el gobierno de Luis Echeverría y era, en ese entonces, uno de los jóvenes consentidos. Mi trabajo como reportero -suplente- en El Universal me llevó a Baja California Sur. Muñoz Ledo invitó a la presa para realizar la primera visita de un funcionario federal a la más grande salinera del mundo: Exportadora de Sal S.A. de C.V. (ESSA) fundada el 7 de abril de 1954 por Daniel K. Ludwing, presidente de National Bulk Carriers, quien años después la vendió al conglomerado Mitsubishi.

¿A qué fue Muñoz Ledo?

En aquellos tiempos la esclavitud en la que vivían los trabajadores de la salinera había sido denunciada. A Echeverría la preocupaba y ordenó que el secretario del Trabajo la visitará y tomara las medidas pertinentes.

Al arribó, lo denunciado se había quedado corto. Mientras en la zona de directivos -todos japoneses- había jardines, flores, pasto, agua, baños, aire acondicionado, abundante comida y bebida y elegantes oficinas y zonas residenciales, los trabajadores vivían en barracas, hacinados, sin la alimentación ya no adecuada sino alimentación simplemente.

Las decisiones fueron severas. El gobierno adquirió el 25 por ciento de las acciones y después de nacionalizarla, alcanzó la mayoría de acciones.

Muñoz Ledo fue hasta sus últimos días, el político de la polémica.

Cuando el presidente Echeverría había encontrado a su sucesor y esperaba que el PRI se pronunciara por José López Portillo, Jesús Reyes Heroles, dirigente nacional, expresó: “primero el programa, después el hombre”.

Suficientes cuatro palabras y dos artículos. En Los Pinos hubo irritación. Y el 25 de septiembre de 1975, el veracruzano fue relevado por Porfirio Muñoz Ledo quien, acompañado de Augusto Gómez Villanueva -el destapador de LEA- al clausurar la Asamblea Nacional del PRI reveló el nombre de quien sería candidato presidencial para el sexenio 1976-1982. El designado por Echeverría.

Muñoz Ledo permaneció en el cargo durante la precampaña, la campaña, las elecciones y 4 días después de haber rendido protesta José López Portillo, fue designado secretario de Educación Pública.

EL ABANDONO DEL PRI Y LA INCERTIDUMBRE

Muñoz Ledo, considerado una promesa en la política mexicana desde años atrás, justo cuando cursaba su carrera en Ciencias Políticas de la UNAM fue elegido presidente de la sociedad de alumnos, mostró siempre su independencia y si bien en los setenta atendió con eficiencia las órdenes presidenciales y en su militancia en el PRI era reconocido por sus ideas y acciones, finalmente inició, con Ifigenia Martínez, la formación de la llamada corriente democrática que, en 1987 provocó la mayor desbandada de personajes que haya registrado el entonces partido hegemónico.

A partir de entonces y al lado de Cuauhtémoc Cárdenas su camino ideológico se hizo público: el sendero de la izquierda.

Abiertamente enfrentó a los poderosos priístas de quienes jamás volvió a recibir órdenes.

Sus decisiones se sumaron a la de grandes representantes, ellos sí, de la izquierda y se conformó el Frente Nacional Democrático que culminaría con la creación del PRD, que presentó a Cárdenas como su candidato a la presidencia en 1988 y aunque la derrota acompañó al de michoacano, Muñoz Ledo, junto con Ifigenia Martínez, se convirtieron en los primeros senadores del PRD en ganar el Distrito Federal.

Con la fundación del PRD, alcanzó la presidencia de un partido. Después del PRI y habría establecido el récord de 3, de haber logrado la de Morena.

Caminó primero por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) que lo postuló como candidato presidencial en los comicios de 2000.

Durante algunos años, después de su salida del PRD, Muñoz Ledo abrazó el camino de la diplomacia. Fue representante de México en la UNESCO y embajador permanente en la ONU para culminar en Países Bajos.

Su vida cambió de derrotero al apoyar a Andrés Manuel López Obrador en su campaña para conquistar la jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Aunque trabajo en el mandato de Vicente Fox, ya tejía con el tabasqueño la creación de un movimiento ciudadano, López estaba convencido de que el PRD le quedaba chico para sus aspiraciones políticas. Sin embargo, permaneció hasta 2012, cuando por segunda ocasión perdió la elección rumbo a la Presidencia de la República.

En 2014 nacía Morena. Y en lo que un año después ya sería partido político con registro nacional, la figura de Muñoz Ledo se hacia notar por sus autocríticas y críticas hacia el PRI… hacia el PAN… hacia todo lo del viejo régimen neoliberal. Los integrantes de Morena, en su mayoría comenzando con el hoy presidente de México, provenían del viejo y neoliberal régimen.

LOS AÑOS DE MIEL Y DE HIEL

En 2021, Muñoz Ledo pretendió repetir como presidente de la Cámara de Diputados y desde Palacio Nacional se lo impidieron.

Un largo camino en el que desapareció la miel y apareció la hiel.

Aunque mantuvo un cargo en la Cámara de Diputados, tampoco lo dejaron participar en la reelección. Lo sacaron de la lista de plurinominales. La distancia entre el presidente de la República y su viejo compañero de viaje, se hizo más larga y evidente.

La ruptura llegó y Muñoz Ledo se alejó de Morena y del presidente. Fundó Nueva República y desde ahí acusó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de generar un narcoestado. La respuesta presidencial fue hiriente: ya está chocheando.

Se va quizá, el último político considerado ideólogo. Cincuenta y dos años de conocerlo. De tratarlo lo mismo en la STyPS que en el PRI o en la SEP; en la ONU y en el PRD.

Tiempos de recordar y en ocasiones la menta es ingrata.

El hombre, el político, el ideólogo, el polémico, el rebelde, no será fácilmente olvidado o sustituido.

Su huella es perenne.

Descanse en paz.

 

 

 

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