TEMAS CENTRALES
Miguel Tirado Rasso
Con todo y sus fallas, habrá que
reconocer los avances en los
acuerdos entre partidos y
organizaciones civiles para
participar en una alianza que,
en Palacio Nacional,
apostaban a su fracaso.
No sin algunas bajas, diferencias expresadas públicamente y críticas de propios y extraños, la alianza Va por México finalmente presentó el tan esperado método para la elección de su candidato a la contienda presidencial de 2024. El anuncio lo hicieron los dirigentes de los partidos PAN, PRI y PRD, cuya coalición adoptará ahora el nombre de Frente Amplio por México.
Y es que, por aquello de las restricciones que impone la ley electoral y para evitar incurrir en actos anticipados de precampaña, el presidente de Acción Nacional, Marko Cortés, señaló que este proceso está diseñado para la elección del Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio por México. Un eufemismo para darle vuelta a la norma y no retrasar más su incorporación en el muy anticipado y acelerado proceso de la sucesión presidencial que Morena echó a andar, violando tiempos, fases y etapas establecidos por la ley electoral.
Al menos, en su caso, la oposición se preocupó y buscó una fórmula para evitar infringir la norma con una figura jurídica que contempla la Ley General de Partidos Políticos (Art. 86), como es la formación de un frente. Algo que no sucede en la simulación del proceso interno de Morena, con el invento de un cargo que no existe ni en sus estatutos (Coordinador para la Defensa de la Transformación).
Habrá que recordar que, de acuerdo a la legislación vigente, el proceso electoral de 2024 inicia, legalmente, en la primera semana del mes de septiembre (Art. 225), el período de las precampañas, en la tercera semana de noviembre y que está prohibido la realización de actividades de proselitismo o difusión de propaganda, antes del inicio de las precampañas (Art. 226).
Pero el método que se anunció con bombo y platillos por los dirigentes de los partidos del bloque opositor, más pronto que tarde lo opacó el descarte de algunos aspirantes, la renuncia de varios integrantes del Consejo Electoral Ciudadano y las dudas expresadas por algunos participantes ante las lagunas de información. En la carrera contra el tiempo, por la ventaja que les lleva Morena en el posicionamiento de sus corcholatas, pareciera que no se terminaron de afinar detalles y se hicieron ajustes de última hora que ignoraron acuerdos que promovían una más activa participación de los representantes de la sociedad civil. Según se dice, al final, en el método se impuso la partidocracia.
El proceso contempla tres etapas. La primera para la inscripción de aspirantes que podrán hacerlo ante la comisión de registro de cualquiera de los tres partidos convocantes, a partir del 4 de julio. Deberán contar con el respaldo de, al menos, 150 mil firmas de militantes, simpatizantes o integrantes de la sociedad civil, desde un registro electrónico, que serán base para el padrón de electores de la elección primaria.
En la segunda fase, los participantes que hayan cumplido con el requisito de las firmas, participarán en un foro sobre su visión de México. Después del encuentro se realizarán tres encuestas, presencial, digital y telefónica, para elegir a los tres personajes que encabecen la intención de voto e imagen pública.
En la tercera etapa, los tres finalistas participarán en 5 foros regionales, realizados en las cinco circunscripciones territoriales. El 3 de septiembre se realizará una encuesta nacional y una elección interna, con todos los inscritos en el padrón y en la que no podrán participar militantes de Morena, PT y PVEM. Tanto el sondeo como la elección tendrán el mismo valor, 50 por ciento, cada uno. El mejor evaluado de los tres aspirantes, será quien asuma el cargo de Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio por México.
El proceso se realizará bajo la organización de un Consejo Electoral Ciudadano integrado por personas expertas en materia electoral. Siete, propuestas por organizaciones ciudadanas y seis, por los tres partidos políticos, dos cada uno. Además, estará supervisado por un Observatorio compuesto, mayoritariamente, por representantes de la sociedad civil.
Con todo y sus fallas, habrá que reconocer los avances en los acuerdos entre partidos y organizaciones civiles para participar en una alianza que, en Palacio Nacional, apostaban a su fracaso. El hecho de que en las mañaneras se les siga dedicando tiempo y atención, aunque sea para criticar, calumniar y denostar al método, a sus organizadores y aspirantes, significa que, a pesar de todo, “hay tiro”.
Julio de 2023