Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con casi 5 años de ser representante permanente de México en la Organización de las Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente anunció su “próximo retiro” y confirmó que solicitará a la UNAM su alta para regresar a las aulas.
En una entrevista con el periodista Joaquín López-Dóriga, el exrector se mostró satisfecho por los logros alcanzados y resaltó que su presencia sirvió para refrendar que los temas de México se han defendido con argumentos, con inteligencia y se logró avanzar en la agenda.
Una entrevista oportuna.
El relevo de De la Fuente, según sus palabras, podría darse antes de la próxima Asamblea General de la ONU, que habrá de realizarse en septiembre.
El contenido es amplio y podrá leerlo en el portal de López-Dóriga.
Lo interesante de su regreso a México y su solicitud de regresar a dar clases a la UNAM tiene sentido político y no solamente académico.
En noviembre habrá relevo de rector. En 18 años, tres médicos han estado al frente de la máxima casa de Estudios. El Consejo Universitario tiene influencia de Juan Ramón y mucha.
Se habla de 23 aspirantes y de los que se mencionan prevalece el criterio de que la etapa de los médicos llegó a su fin y todo indicaría que el nuevo rector saldría de la Facultad de Derecho.
Nada está escrito.
El doctor De la Fuente apareció en el mundo de la política durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León en cuyo mandato desempeñó el cargo de secretario de Salud.
La anécdota que más se recuerda de su paso por la dependencia es que en alguna ocasión el presidente le expresó que no era capaz de curar una gripa. La versión de extendió y llegó a suponerse que el relevo estaría a la vuelta de la esquina.
Y sí, antes de terminar su gestión fue convertido en bombero y recibió la orden de apagar el fuero que incendió durante 9 meses la Universidad Nacional Autónoma de México.
Se siguió de largo hasta 2007.
Aunque ya habían pasado doctores -en diversas especialidades médicas- con De la Fuente comenzó un clico que dura 18 años.
Relevado por José Narro Robles y a éste lo sustituye Enrique Graue Wiechers, la UNAM pasó en relativa calma hasta que la hoy ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel Mossa fue denunciada por haber plagiado su tesis para titularse como abogada y, si bien la relación entre el gobierno federal y la rectoría nunca fue de lo mejor a grado de que en el Consejo General de Salud, en marcha al inicio de la pandemia de Covid-19, surgió un roce que dejó huella y el rector se retiró del mismo, con la investigación del Comité de Ética la ligase estiró y virtualmente se rompió.
La intención del huésped temporal de Palacio Nacional es que quien releve a Graue sea uno de los suyos, que atienda las instrucciones presidenciales y haga “regresar a la UNAM al sentido humanista”.
Por supuesto, el señor López ignora que la UNAM se encuentra dentro del ranking de las 100 mejores universidades del mundo y que ese logro no es de los estudiantes, sino de los programas de enseñanza y la calidad de la misma.
Hoy la calma chicha que amenaza tormenta, está presente en la UNAM.
Y muy probablemente el regreso de Juan Ramón de la Fuente no sea para estar en las aulas, sino para tratar de conducir la sucesión de Graue ya para continuar con los médicos al frente de la Universidad o bien para atender las indicaciones del que todavía es todavía su jefe.
Nada está escrito en la mal llamada transformación de cuarta.
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