*Argucia de Comunicación Gubernamental
a fin de Ocultar Algo.
*Los Homicidios Dolosos, al Alza y ya Suman
12 mil 660 en 2023
*Prioridad de AMLO, la Sucesión y Abandona
los Graves Problema
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Con el juego perverso que desató el presidente López Obrador y sus despectivamente llamadas corcholatas, lo que vemos en el paisaje nacional es política, política y más política y todo mundo habla de Adán Augusto, Claudia, Marcelo y Ricardo, nombrados en orden alfabético, y todo apuntala a que uno de ellos será el próximo presidente de la República debido a que la actual administración recurre sistemáticamente a recovecos de leguleyo a fin de violar las leyes electorales. Pero los otros temas de la agenda nacional como los problemas del campo y la producción agrícola, la calidad educativa, el medio ambiente, la escasez de agua, la inseguridad pública y la salud quedan sepultados ante la sucesión presidencial.
Es cierto que una agenda de gobierno define sus prioridades en un plan de trabajo según las circunstancias coyunturales y estructurales, también elabora las estimaciones presupuestales y procura el equilibrio de entre el conjunto de tareas a fin de avanzar armónicamente. Pero si ese gobierno sólo se concentra en la política y su propaganda y deja en asuntos secundarios las demandas y necesidades de la sociedad, es claro que se trata de una argucia de comunicación gubernamental a fin de ocultar algo. En este caso los serios problemas nacionales, como los arriba mencionados. Léase, quedan ocultos detrás del velo de la política y si acaso aparecen en el escenario nacional, basta con culpar a los gobiernos neoliberales a fin de volver a esconderlos.
Grave y peligrosa esa estrategia de extender el manto de la política sobre otros asuntos igual de importantes como el económico y el alto costo de la vida. Es cierto que el indicador de la relación peso/dólar es atractivo, pero se trata solo de un rubro del complejo espectro de la economía. Lo mismo podemos decir acerca de las cifras de muertos por crimen en el país. Solo en el mes de mayo pasado murieron 2 mil 660 personas de forma violenta y en lo que va del año la cifra es de 12 mil 582 homicidios; un promedio de 83 muertos diarios.
Por supuesto que tenemos acceso a esos datos, pero el presidente los minimiza en sus conferencias mañaneras y es tan hábil comunicador político que las primeras planas de los medios impresos le dan prioridad, en lo general, a la sucesión presidencial. De ahí que la agenda es la política sucesoria y no la razón de Estado, es decir, proteger y defender a los habitantes de la nación. La política es fundamental en la cotidianeidad de la vida de un Estado, ya que es el eslabón del pacto social y el plebiscito que día a día contraemos los habitantes de una nación a fin de que civismo, civilización y cultura envuelvan con armonía la convivencia y articulen el contrato social. La política es dialogo, consenso y acuerdo sin violencia. Dedicarse a la política es una labor noble de la condición humana y vital en la supervivencia de la especie, de la sociedad y, hoy en día sin exagerar, de la vida en el planeta. Sin embargo, la política, cuando es alta política, debe brindar espacios a las otras agendas como alimentación, salud, educación, trabajo y vivienda, por citar algunos ejemplos, a fin de que las demandas y necesidades sociales sean resueltas por la Administración pública. Es decir, con sentido social, eficacia y responsabilidad.
La cortina de humo desplegada por el presidente a fin de ocultar sus pifias, errores e ineficacias gubernamentales se desvanecerá tarde o temprano y la evaluación de su gestión será, a mi parecer, lánguida. Pero serán las cifras, los datos y la historia quienes tengan la última palabra. La sucesión presidencial ya la desató el presidente, sus artilugios de mago político le están funcionando hasta el momento. De ahí que la política y sus corcholatas serán el monotema de los próximos meses hasta que el partido oficial tenga, por fin, a su candidato o candidata a la titularidad del poder Ejecutivo Federal. Entonces el asunto de la política crecerá pues, en principio, la oposición también deberá tener sus candidatos o candidato. En otras palabras, la política será el
manto que cubra el espectro nacional y a menos que suceda un descalabro económico, que nadie deseamos, tendremos como temas marginales los de la política social o la política exterior o la inseguridad pública, por citar algunos de manera coyuntural.
No veo que en la vida de una nación todo sea política, pues ella no es suficiente para tener buena calidad de vida y satisfactores materiales. Su inobjetable importancia es indiscutible, pero hace falta trabajo complementario y atenderlo con resultados.