Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con el sepelio de las reformas electorales promovidas por el presidente de la República, las reglas para la próxima elección serán las mismas que se aplicaron en 2018. Luego, entonces que nadie se llame ignorante de ellas. Las conocen y muy bien. De tal suerte que deberán entender todos los que aspiren a un cargo de elección popular que quien ignore la legislación en la materia podría correr la misma suerte que dejó sin candidaturas a Félix Salgado Macedo y a Raúl Morón.
Perdieron la oportunidad de competir por las gubernaturas de Guerrero y Michoacán por una anomalía importante y, sin embargo, menor por no haber presentado el informe de gastos de sus precampañas.
Ese hecho irritó terriblemente al señor López y desde entonces rumió cómo exterminar al INE, reducir su poder y su autonomía constitucional para, en su caso, controlar las elecciones desde 2021 hasta 2024 y más, si los ciudadanos lo permiten.
Presumiblemente el arribo de cuatro consejeros designados por “tómbola” harían la diferencia en la relación del huésped de Palacio Nacional y la anterior composición del Consejo General del INE. La cercanía de Guadalupe Taddei, quien suplió en el cargo al contestario Lorenzo Córdova Vianello, con el presidente, supondría una forma tersa, pero ilegal, de abordar las quejas y denuncias que presentaran los partidos de oposición e incluso la ciudadanía.
Sin embargo, la falta de manejo profesional, estar desubicada porque no es lo mismo presidir un instituto local que el federal, ha impedido a la sonorense imponer condiciones no obstante que el Consejo General tiene, en la actualidad, más consejeros propuestos y aprobados en la actual administración.
Por lo que los consejeros podrían ser calificados de “hipócritas” al no plegarse a las decisiones presidenciales que violentan la legalidad de la legislación electoral.
Durante la sesión extraordinaria del Consejo General celebrada ayer, la consejera Claudia Zavala, presidenta de la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, les leyó la cartilla a todos aquellos ciudadanos que busquen ser candidato a un cargo de elección popular, léase presidencia de la República, senadores y diputados federales; gobernadores. diputados locales y presidentes municipales.
La advertencia es directa y clara: “Hacer un llamado preciso a todas las personas que aspiran a tener alguna candidatura para el proceso electoral de 2024, pues que tengan en cuenta que hoy deben ajustar las conductas de sus aspiraciones políticas a los límites y a los parámetros constitucionales (…) cuando queda una sentencia firme de un anticipo, la consecuencia es que no puede ser registrado como precandidato o candidata”.
El mensaje, sin mencionar nombre alguno, se entiende estar dirigido a las corcholatas que, amparados en la soberbia que les cobijó hasta el pasado jueves, supusieron que podrían violar la ley, las reglas, los acuerdos del INE y las sentencias del TEPJF, sin que tuvieran que pagar costo alguno.
Para la mala suerte de los que sienten tener el derecho de suceder al inquilino palaciego, la Suprema Corte de Justicia de la Nación les quitó la cobija, los dejó sin aire acondicionado y los regresó a jugar, si quieren hacerlo, con las leyes aplicadas en 2018.
¿Entenderá la alumna consentida del profesor?… ¿lo hará el que oferta cargos públicos desde ahora al hijo del presidente?… ¿se apegará a las normas el cabildero menos eficiente del gobierno federal?… ¿los “invitados especiales” comprenderán que no están pagando por el uso de la autopista? El único que entiende la legalidad, es Ricardo Monreal quien cuando recibió las minutas de la Cámara de Diputados que aprobaban todo el paquete de reformas electorales, advirtió que el tema sería judicializado y con muchas posibilidades de ser anuladas.
Por consecuencia, o se apegan a las reglas o serán expulsados del juego a través de la drástica medida: no serán registrado como candidatos a ningún cargo de elección popular. Los que recibirían el premio de consolación de ser coordinadores de las bancadas guinda en 2024, se quedarán sin chamba.
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