Municipios Indígenas en la Mira de los Delincuentes; los Otros También

NIDIA MARIN

La migración obligada y por voluntad propia es un hecho en la República Mexicana. 

De ahí que hoy México requiera de una mirada oficial más fructífera y firme, en ese renglón, sobre todo hacia los municipios indígenas que en la actualidad no solamente enfrentan las tradicionales carencias (desde luego acentuadas), sino a los delincuentes, propios y ajenos.

Para nuestra desgracia, cientos de estas personas han llegado desde diversas naciones, sobre todo de Latinoamérica, sea escondidos entre los migrantes o invitados por los propios malhechores mexicanos con lo cual se ha incrementado la delincuencia en la República Mexicana y desde luego la migración.

Son los municipios más desprotegidos los que requieren mayor atención en la materia. Por ejemplo, de acuerdo a las estadísticas 93.9 por ciento de los municipios indígenas del país tiene grados de marginación alto o muy alto; por ende, es impostergable que el nuevo gobierno que arribe diseñe mecanismos que permitan a estos grupos de mexicanos acceder a los recursos necesarios para insertarse en los procesos de desarrollo.

En México, consideran los expertos, ocurre una gran dispersión territorial de la mayoría de los asentamientos de población indígena, sea por razones históricas, económicas, sociales, por persecuciones o bien por los desplazamientos que han padecido y los han excluido del desarrollo por lo cual, en la actualidad, son grupos de mexicanos que están sufriendo mucho.

Estudios realizados por gobiernos anteriores señalan que de las poco más de 192 mil localidades del país, en 34 mil 263, es decir 40% y más de sus habitantes, es población indígena y, de ese total, casi 22 mil localidades tienen menos de 100 habitantes.

Ciertamente, desde hace décadas se puede observar que las áreas de mayor concentración de población indígena están en el interior del país, son regiones de difícil acceso y en zonas desérticas, montañosas o selva. Hay ejemplos como La Tarahumara, Huicot o Gran Nayar, la Maya, la Huasteca, La Montaña de Guerrero, la Lacandona, así como la Mixteca y Valles Centrales. Todas estas requieren apoyo.

Últimamente hemos sabido de los padecimientos de los indígenas de Chihuahua, los de Michoacán, de Guerrero, de Oaxaca y de Chiapas, entre otros, acosados por los narcotraficantes y por los maleantes en general. Los habitantes de esos pueblos han tenido que abandonar sus tierras, pertenencias y huir a otros lugares de la República para evitar la acción de los delincuentes que han inclusive asesinado a sus parientes. 

Y los demás mexicanos nos ubicamos en una mayoría en 5 de los 31 estados de la República. Sí, en Oaxaca, Puebla, Veracruz, Jalisco y Estado de México. 

Aseguran los expertos en la materia que, entre 2005 y 2010, fueron 3.3 millones de personas las que cambiaron de entidad federativa y 3.1 millones lo hicieron entre municipios de la misma entidad. Sí, como dice la canción: “Adiós Nicanor, se muy bien que no vas a volver…”

Hoy no se sabe nada.

LOS MIGRANTES

INTRA-ESTATALES

Y como también hay migrantes intra-estatales, estos sumaron 2.3 millones, es decir, esta población aumentó al final de la primera década del siglo XXI, lo que marcó una tendencia a migrar a distancias cada vez más cortas, afirman los expertos.

Como si no fuera suficiente, México actualmente enfrenta la concentración de población en muchas capitales de los estados y desde luego de la capital de la República. Las zonas metropolitanas incrementan día con día la cifra de habitantes, de tal manera que la concentración de población y la expansión urbana generan inmensas presiones sobre el territorio al crecer de manera desordenada e irregular.

Con ello, dicen los estudiosos del tema, disminuye la calidad de vida y transforma las ventajas de localización, de escala y de urbanización de las aglomeraciones en desventajas para los agentes económicos.

Sin embargo, la gente sigue migrando. Así la Zona Metropolitana del Valle de México (que abarca la ciudad de México, el Estado de México y la entidad de Hidalgo) cuenta con 21 millones de habitantes. A su vez la Zona Metropolitana de Monterrey suma 5.5 millones, mientras que la Zona Metropolitana de Guadalajara tiene 5.4 millones de habitantes. 

 

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