Ya Empezó el Intento de Maximato

*Los Cuádruples Escenarios en el Nuevo

Gobierno Morenista

*Difícil Convivencia Entre los Aspirantes

Para Seis Años más

*La Sucesión la Maneja con Precisión el

que se va a Palenque

 

EZEQUIEL GAYTÁN

 

Desde que empezó la actual administración fuimos testigos de los intentos presidenciales por gobernar más allá de su sexenio. En el principio decidió recurrir al eufemismo de la “ampliación de mandato” a fin de ocultar sus intenciones de seguir al frente del poder Ejecutivo Federal. De ahí que en el 2019 impulsó al gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, a gobernar cinco años, no obstante haber sido electo por dos; afortunadamente esa intentona le falló. Posteriormente en el año 2022 recurrió a la figura “prolongación de mandato” y mediante un vericueto legaloide en el Senado tejió junto con el Partido Verde a fin de que el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, permaneciese dos años más en su cargo. Dicha iniciativa también fracasó. Incansable en su obsesión por el poder, Andrés Manuel López Obrador sentó las bases constitucionales de la “revocación de mandato” con el propósito de demostrar su musculatura política y hacer notar que si el pueblo sabio y bueno lo propone él estará al servicio de ese pueblo. Afortunadamente esa figura político-administrativa fue acotada y no podrá volverse a aplicar en este sexenio.

 

El principio de no reelección volvió a imponerse en su espíritu y el presidente López Obrador decidió atentar, entonces, en contra del Instituto Nacional Electoral (INE) a fin de disminuirle sus atribuciones y controlar la elección presidencial del 2024 desde la Secretaría de Gobernación. Esa jugada también le falló. Así que decidió adelantar la sucesión presidencial y desplegar la maquinaria del Estado con el propósito de que el partido Morena ocupe los espacios de debate político y al mismo tiempo decidió inutilizar al Instituto Nacional de Transparencia (INAI) con la intención de hacer opaco el destino presupuestal y desviarlo en favor de sus candidatos.

 

En pocas palabras, queda clara la intención del presidente de imponer a su sucesor o sucesora cueste lo que cueste. Así lo demostró el pasado domingo 11 de los corrientes en el Consejo Nacional de Morena. El presidente ya demostró su capacidad política y la reafirmó. Fue una reunión de la élite morenista en la cual definió las reglas de operación. Más aún, definida la encuesta y sus resultados el o la candidata recibirá todo el apoyo de la maquinaria de Estado del Morena/gobierno y habrá tres premios menores. El segundo lugar será líder del senado, el tercer lugar líder de los diputados y el cuarto lugar será secretario de Estado.

 

En un juego de elucubraciones despliego un primer escenario: Claudia Sheinbaum será candidata, Marcelo Ebrard estará de senador de su partido, Adán Augusto López líder de los diputados morenistas y Ricardo Monreal será secretario de estado, pero dudo que de Gobernación o de Relaciones Exteriores o de Hacienda o se seguridad o de Bienestar. En honor a la verdad este escenario sería muy incómodo para la presidenta.

 

Las siguientes combinaciones no son más afortunadas. Veamos, Ebrard será el candidato, la señora Sheinbaum al Senado, Adán Augusto con los diputados y Ricardo Monreal no cabría en calidad de secretario de Estado en cualquiera de las carteras arriba mencionadas. 

 

Por el talante y el talento de los cuatro mencionados no veo que puedan o quieran convivir otros seis años entre ellos a menos que el futuro expresidente López Obrador opere sistemáticamente creando un perverso juego de pesos y contrapesos, así como una permanente situación de tensiones que solo él pueda controlar y equilibrar.

 

La sucesión presidencial la maneja en estos momentos el presidente con firmeza, fineza y como maestro del ajedrez político. No cabe duda, su inteligencia política es de bisturí y hasta el momento todo ocurre como él lo desea. Más aún, ya fragmentó y atomizó a la oposición. Su Maximato ya inició y, hasta el momento, nada, ni nadie parece estorbarle en su proyecto transexenal. Las elecciones del próximo año estarán enmarcadas de color guinda y ahora su objetivo es ganar el Poder Legislativo, pues requiere realizar las reformas constitucionales que en su gestión se le frustraron.

 

La respuesta que López Obrador no espera es la de los votantes, se siente seguro de que a las urnas solo acudirán los simpatizantes de su causa. Ya vio que la alianza PAN-PRI-PRD es disfuncional y que Movimiento Ciudadano es apenas un gemido en la oscuridad. Por lo tanto, los ciudadanos no debemos ser apáticos, ni ser conformistas. Es importante asumir la responsabilidad política y luchar en favor del pluripartidismo, la tolerancia e inclusión democráticas, a fin de evitar un próximo Maximato.

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