Se quitó la máscara…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Palabras que demuestran su ejercicio autócrata y confirman lo que durante los dos últimos años hemos escrito en este espacio y, otras docenas de colegas, han hecho lo propio.

Reconocer públicamente haber hablado con cinco ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para “presionarlos” a fin de que votaran a favor de la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, ratifica su ambición de poder y clarifica su intención: terminar con la SEPARACIÓN DE PODERES y, aunque lo ha negado en repetidas ocasiones, ejercer el “poder de los poderes”.

El huésped temporal de Palacio Nacional, cuyo contrato vence el 30 de septiembre, no tiene límite alguno. 

Sus iniciativas de reforma, sabe y bien, que son inconstitucionales y que ninguna ley secundaria está por encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La vigente, la de 1917, frena la concentración de poder en uno de los tres Poderes de la Unión. 

Está consciente de ello y, sin embargo, osa retar a los ministros y ministras de la Corte y prácticamente ordena violar la Carta Magna “porque para eso es el ´segundo presidente más popular del mundo”.

Cuando un jefe de Estado pierde de vista los pesos y contrapesos y se queja, casi derrama lágrimas, deja de representar a una Nación y se convierte en un tirano. No es exagerado decirlo. Es la realidad.

La idea de la existencia de tres poderes de la Unión, proviene desde los romanos. Sin embargo, cobra vigencia a partir de la revolución francés cuando Montesquieu argumentaba que «todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo; va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar de éste, hace falta disponer las cosas de tal forma que el poder detenga al poder». De este modo, se confía la vigilancia de los tres poderes entre ellos mismos ya que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los otros para impedir, por propia ambición, que alguno de ellos predomine sobre los demás. Puede contrastarse con la fusión de poderes y separación de funciones en los sistemas parlamentarios, donde el poder ejecutivo y el poder legislativo están unificados, debido a que el legislativo nombra al ejecutivo.

En México no tenemos un régimen parlamentario. Vivimos de siempre en el presidencialismo.

Si el señor López -por cierto ¿dónde está el título de licenciado que anunció haría pública su existencia?- está acostumbrado, sin ser de Jalisco, cuando pierde arrebata. 

Sabemos que el disfrute del poder lo enloquece. Lo hace sentirse el rey del universo y más allá. Su palabra debe ser escuchada, respetada y repetida, hasta que todos aprendamos la lección.

Sin duda, un personaje con talante de líder, aunque del pasado y por ello mismo poco ilustrado. Hace lo que Luis Echeverría: leer tarjetas para mostrara que lee algunos libros. Es seguro que ni lo suyos hojea.

Es hombre de ocurrencias. Y las lleva a tierras lejanas. Las ubica en el ámbito antidemocrático y. como dicen los que saben, “le vale”.

Cree que es intocable. Y además de retar o denigrar a los ministros que frenan sus locuras, lo llama hipócritas por no saber agradecer que los postuló para el cargo y, por tanto, debería entender que le deben sus ascensos. 

Burlarse, pretender mostrar su lado de comicidad con la cual no hace reír ni a sus escoltas, son armas que ha perfeccionado en los cuatro años y siete de meses de ejercicio gubernamental.

Su monólogo del miércoles fue la interpretación de un personaje que pierde el poder con más velocidad de lo que esperaba y que, ante eso, acelera sus reclamos, sus descalificaciones y sus acusaciones sin fundamento.

Debido a ello tomó la decisión más sabia: QUITARSE LA MÁSCARA que ocultaba el rostro verdadero que no puede cambiar ni con cirugía plástica.

Mostro lo que es: autócrata que cuenta con el respaldo de las fuerzas armadas no con los ángeles de su guarda, que personifica el “pueblo bueno”.

Mirar el verdadero rostro obliga a pedirle que se ponga otra vez la máscara. Por lo menos, engaña con su falsa bonhomía y no despierta más rencores.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com. jesusmichelnarvaez266@gmail.com,

Facebook Jesus Michel, Twitter @msionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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