Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
La ciudadanía tiene un proyecto para despertar el interés rumbo a las elecciones presidenciales y de Congreso federal -lo fundamental a nivel nacional- y que conocen los dirigentes de los partidos políticos que conservarán Va por México.
Sin embargo, las informaciones que salen a flote, revelan que quienes están al frente de dos de los tres partidos, “estudian” el documento y se toman el tiempo que es lo que no les sobra a quienes observan el avance de la maquinaria guinda que, por cierto, tuerce la ley y aprieta la promoción de sus corcholatas.
De acuerdo con algunas informaciones recabadas por este espacio, la propuesta de las organizaciones civiles, agrupadas en el Frente Cívico Nacional buscan presionar a la alianza Va por México y urgir a los partidos que la integran, PAN, PRI y PRD, a que realicen elecciones primarias y abiertas para seleccionar la candidatura presidencial de la oposición.
La valoración de la propuesta se basa en que esa es la vía para construir una candidatura legítima y competitiva que pueda encarar el próximo año al partido del huésped temporal de Palacio Nacional.
La idea, por supuesto, es novedosa para México y sus políticos. Es una copia de lo que hacen en Estados Unidos, en donde tienen bien probada la fórmula.
Aquí no se tiene la experiencia. Aunque, como dicen los sabios, echando a perder se aprende y estar sería una buena oportunidad de poner a prueba los aspirantes a la candidatura común de la coalición y cernir, paulatinamente, el número de suspirantes.
Enrique de la Madrid Hurtado, uno de los que busca ser el abanderado de Va por México, ya planteó la posibilidad utilizando el método que se aplica en los programas de concurso. Al inicio, la participación es elevada. Y programa a programa se elimina determinado número de actores y así cada semana hasta que solamente quedan tres y ellos pelean el primer lugar.
Y como en la democracia: el que gana, gana y punto.
Desafortunadamente quienes se mencionan para alcanzar la nominación, parecen haberse quedado en el pasado. Porque muchos de ellos han estado alejados del país por años y otros sin salir de él, han dejado pasar las oportunidades y de pronto sienten ser los salvadores de la democracia y por ende de la patria.
Es el caso de Santiago Creel, quien cuando quiso y con todo el apoyo presidencial, no pudo y lo bajaron de la contienda.
Algunos datos proporcionados a este espacio, revelan que cada cual, de las dos docenas de suspirantes, supone tener la varita mágica que los haga candidatos y, de manera ilusa, sentarse en la Silla del Águila.
Gustavo de Hoyos, expresidente de la Coparmex y un severo crítico de la cuatroté, estima que tiene proyecto político que le daría a México el rostro de una nación que vive en el Estado de Derecho.
No se le discute. Lo que deja dudas no solamente en el caso del empresario sino de los políticos que se consideran profesionales, es la falta, justamente, de proyecto.
Leer, escuchar o mirar sus declaraciones evidencian una línea equivocada: son reactivas y no propositivas.
Se enfrascan en cómo responderle al huésped temporal de Palacio Nacional después de que los agredió en sus monólogos matinales. No buscan la propuesta sino la respuesta.
Y mientras los dirigentes de esos dos partidos siguen deshojando la margarita para saber si aceptan que la sociedad participe vía la realización de primarias, el desencanto de los ciudadanos va en aumento y, mientras los de la ola guinda echaron a andar la maquinaria que no se detendrá ni con el estallido de una granada.
El tiempo apremia y si bien las prisas conducen a desaciertos, éstos se pueden corregir sobre la marcha y, entre tanto, se gana espacio y se avanza.
¿Es muy difícil de entender la postura de los ciudadanos?
Seguramente y por ello los partidos de oposición están intubados.
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