La Vida en 60 Minutos
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Uno Para Morir”, una producción original de Paramount plus, dirigida y actuada por Manolo Cardona (Simón Acosta/Pablo Vega), el elenco lo completan Maribel Verdú (Martha), Fernando Becerril (José), Juan Carlos Remolina (Esteban), Dagoberto Gama (Armando), Adriana Paz (Teresa) y Carla Adell (Lupe); cuyo estreno fue el 5 de mayo de 2023.
Siete extraños despiertan en una mansión en medio de la nada y descubren que son parte de un juego mortal; tienen 60 minutos para elegir a una persona que debe morir, de lo contrario, todos morirán; conforme avanza el reloj, los secretos más perversos saldrán a flote y descubrirán que todos están conectados a un siniestro individuo.
Este Juego Macabro presenta dos cuestionamientos ético-morales: si es válido que entre pares se decida quién debe morir, aunque esté de por medio la vida propia, y si la gravedad de una ofensa pasada justifica la llama de la venganza privada.
PRIMERA REGLA:
ELIGE QUIÉN DEBE MORIR
El teniente Simón Acosta despierta en una mansión lúgubre a la orilla del mar, junto a él se encuentra Teresa que es una azafata, un médico llamado Armando, un jubilado de nombre José, así como Esteban, un empresario, su esposa Martha y Lupe, hija de la pareja; de pronto una voz en off les indica que hay tres reglas que deben seguir; la primera, deberán elegir entre ellos a una persona que debe morir.
Aparentemente es una regla clara y sencilla, aunque interpretable, pues no se indica si la decisión debe ser por unanimidad o mayoría simple, tampoco se dice si alguien tiene derecho a abstenerse de votar, es más pudiera pensarse que existiendo 4 votos en el mismo sentido sería innecesario que los demás votaran.
Lo que sí puede afirmarse es que no existe exigencia de motivar el sentido del voto, simplemente se vota y ya, lo cual implica que la decisión no debe ni puede ser tomada al azar, debe existir forzosamente votación para elegir quién debe morir.
La cinta muestra que, en un principio, cada quien busca justificar porque no debe morir, esto es, porque no debe ser el elegido; posteriormente, la argumentación cambia, y ahora se justifica porque alguien en concreto debe morir.
El espectador advierte que cada participante tiene un secreto oscuro que es revelado durante el juego macabro, y salvo Lupe, los demás han cometido una ofensa grave que justificaría la venganza del huésped de nombre Pablo Vega.
SEGUNDA REGLA:
ACEPTA TU MUERTE
La voz en off da la segunda regla del juego: El elegido debe aceptar su propia muerte.
Sin lugar a dudas la regla más dura y difícil, pues no obstante que la mayoría o por unanimidad de los votantes se ha decidido quien debe morir, esa determinación no es vinculante para el elegido, sino que éste debe manifestar su voluntad de aceptar morir, aunque ello no sea de su agrado.
Se entiende que la decisión de quien debe morir no es ejecutable sino media la aceptación expresa del elegido, por lo que si éste protesta, no se cumplirá la decisión aunque se haya tomado por mayoría inclusive por unanimidad.
Toda persona tiene derecho a vivir y no existe potestad para decidir quién debe morir.
La justificación de cada uno para no ser el elegido gira en torno a que su vida es más valiosa en función a los demás, por ejemplo, el doctor manifiesta que él salva a un promedio de 60 personas al año; los empresarios, que brindan trabajo a más de 80 mil personas; mientras que Teresa manifiesta que ella le hace falta a su hijo.
Esto implica que cada uno emplea un criterio utilitario: quién es más útil en la sociedad, es quien vale más, y el de menor utilidad es el de menor valía.
Paradójicamente, ese criterio utilitario se dará, aunque el elegido sea el de menor valía, pues salvará a seis personas y su muerte será de utilidad para ellos y para el resto de personas a las que sirven.
LA TERCERA REGLA: NO
PUEDES OFRECERTE
La voz en off da la tercera regla: nadie puede ofrecerse a sí mismo para morir.
El elegido debe morir por decisión de los demás y no por ofrecimiento propio, es decir, nadie se puede autoelegir para morir, debe existir la manifestación de voto de los demás, la decisión no es de motu proprio sino ajena.
Cuando se dan las reglas del juego no se menciona en forma expresa qué sucede si se incumple particularmente con esta norma, aunque la cinta muestra cuál es la consecuencia de su infracción.
Si alguien se ofrece voluntariamente como el elegido, la consecuencia es que morirá; lo cual es paradójico, pues al ofrecerse como elegido está aceptando morir y la consecuencia de ofrecerse es que lo maten; es como si un suicida falla en su intento, y como sanción por tratar de quitarse la vida es que lo condenen a pena de muerte.
La primera regla va dirigida a todos, pues deben elegir a alguien para morir, si se incumple todos mueren; el cumplimiento de la segunda regla es para el elegido, ya que debe expresar su consentimiento en morir, pero si se incumple todos mueren o probablemente haya otra votación para elegir a otro; y la tercera regla debe ser acatada por todos, y si alguien la incumple esa persona muere.
La lógica indica que si se cumplen a cabalidad las tres normas sólo habría una persona muerta y seis sobrevivientes; cabe señalar que el creador de la norma es el primer obligado en respetarla y lograr que su cumplimiento, aunque en la película no es así.
Si acabado el juego llegara a investigarse y procesar a los participantes en la decisión de que uno de ellos debía morir, probablemente la defensa alegue la no exigencia de otra conducta, pues estaba en riesgo la vida propia de cada uno de ellos.
Es claro que el juego y sus reglas son ilegales, porque su cumplimiento o incumplimiento es la muerte de alguien; pero más allá de esta ilegalidad, tampoco es justo porque entre sus participantes hay dos personas que influyen maliciosamente en la toma de decisión.
Pero ante este dilema en que es inevitable que alguien muera, ¿cómo se debe elegir quién vive y quién muere?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…
