La OTAN está tratando de militarizar el Ártico, como demuestran los ejercicios militares a gran escala realizados en Finlandia, nuevo miembro de la OTAN, cerca de la frontera rusa. En respuesta, Moscú se ve obligada a reforzar sus capacidades de defensa en el norte.
Al comentar la situación, el analista del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú MGIMO (por sus siglas en ruso) Nikita Lipunov, señaló que la OTAN tenía hasta ahora una postura moderada respecto a la presencia militar en el Ártico, y que la actividad del bloque se limitaba al Atlántico nororiental y al norte de Europa.
Añadió que aunque todas las potencias occidentales del Ártico empezaron a reevaluar los riesgos y a aumentar el gasto en defensa después de que Rusia lanzara su operación militar en Ucrania, la situación militar y política en la región ártica se mantenía hasta ahora «estable y bajo control».
«Nadie en Washington ni en las capitales de otros Estados miembros de la OTAN está interesado en una escalada incontrolada de las relaciones con Rusia, ya sea a causa del Ártico o por otras razones», subrayó Lipunov.