A Galope Cabalga la Intimidación Previa a un Proceso Electoral

NIDIA MARÍN

Hay temor, por las amenazas y la violencia que, mediante grupos de choque, están ejerciendo desde el partido Morena en contra de aspirantes y suspirantes no solamente a las posiciones en el Estado de México y en Coahuila, sino en las elecciones de 2024.

La indignación que prevalece entre los ciudadanos, debido a las amenazas recibidas, sobre todo de parte de gente de Morena, así como de algunos caciques y líderes de ambos estados no deja lugar a dudas de que no tarda en correr la sangre. Esperamos equivocarnos.

Los hechos del domingo pasado, hicieron ver que muchos mexicanos ya se dieron cuenta de la nociva forma que se está llevando a cabo el proceso desde la cúpula para obtener triunfos electorales: a través de la denigración de los contrarios realizada por grupos de choque pagados, los que en muchas ocasiones amedrentan y agreden a los ciudadanos para salirse con la suya.

En México, es verdad, la acumulación de la discordia impulsada aviesamente desde Palacio Nacional se ha estado haciendo evidente en los últimos días, sobre todo en la pasada marcha donde, para defender a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cientos de manifestantes acudieron a reclamar a los “morenos”  del plantón de acceso ubicado en la calle de Pino Suárez.

Para ellos sí, desde el gobierno capitalino, Martí Batres tuvo policías con la finalidad de proteger a unos y atacar a los otros, sí defender a los miembros de “Morena” pagados para continuar en el plantón. Lo lamentable también es que, tras la maledicencia desbordada desde Palacio Nacional en amenazas contra los ministros, los del plantón volvieron a ocuparlo. Sí, hay dos procesos electorales en puerta y desde la actual dictadura de partido están actuando para incrementar la confrontación entre los mexicanos.

Lo sucedido, exhibe al autor de las amenazas contra ministros, magistrados y jueces, así como a los vendidos chairos que arriesgan a las personas de la tercera edad que colocan a las puertas de la Corte, mismos que no tienen la menor idea de por qué están ahí, de no ser por el dinero que les entregan.

Curiosamente, todas las agresiones verbales se llevan a cabo desde Palacio Nacional y sus colindancias, precisamente cuando se acercan estas elecciones, mismas  que ocurrirán el próximo domingo en el Estado de México y en Coahuila.

Hay un trabajo denominado “Del carrusel al juego de las sillas. Ilegalidad y violencia en los procesos electorales locales”, realizado por Emanuel Rodríguez Domínguez, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, publicado por Scielo en 2019, en el cual dice:

“Una explicación de por qué los reflectores de la violencia política acontecida en el transcurso de los comicios se concentran en las agresiones directas a quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular gira en torno a las alarmantes cifras recopiladas a través del seguimiento de medios efectuado durante el proceso electoral de 2018 por consultoras especializadas en la prevención de riesgos y diagnósticos de seguridad pública. Éstas reportaron, en primer lugar, que en la pasada contienda electoral se registraron 774 agresiones o amenazas hacia diversos actores involucrados de algún modo en los comicios, entre las que destacan 152 asesinatos con tintes político-electorales (48 casos de precandidatos y candidatos y el resto de autoridades electas y dirigentes partidistas)”.

El crédito no es sólo para el joven investigador, sino para Etellekt Consultores 2018, investigación y análisis, trabajo en el cual se precisa:

“En segundo lugar, pero no por ello menos preocupante, se documentaron al menos 1 000 casos de candidatos (hombres y mujeres) federales y locales que renunciaron a la contienda electoral (de 2018) entre otras razones por temor a la violencia. De ese número, 341 eran candidatos federales que aspiraban a un lugar en el Senado o la Cámara de Diputados, o sus suplentes en la fórmula; así como 660 renuncias de postulantes a cargos municipales y diputaciones locales. Los detalles de estas cifras permiten inferir que los repertorios violentos en las elecciones afectaron más a los candidatos de oposición, pues 81% de los ataques y agresiones fueron dirigidos a políticos y candidatos de un partido diferente al que gobernaba”.

Muy clara queda la intimidación de entonces y la similitud con la ejercida actualmente desde diversos flancos, a unos cuantos días de las votaciones. Es de vergüenza todo lo que ha estado sucediendo.

Realmente la democracia en México está siendo gravemente agredida desde 2018. Eso es lamentable, pero muy irritante para la mayoría de los mexicanos.

 

 

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