Los Dados de Dios
NIDIA MARIN
Independencia, autonomía y equilibrio de poderes, son los principales elementos que deben sustentar los gobiernos, pero en México recientemente un nefasto predominio de uno de los tres existentes ha estado desbordando los límites de las normas constitucionales al pretender intervenir directamente en los nombramientos de los integrantes de otro poder, en este caso de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
No por nada nuestro país ya se había librado, en este siglo XX, de que fuera tildado como “dictadura”, en ese caso “de partido” (más no de un sólo hombre), cuando surge una novedad después de más de un siglo de haber combatido y desaparecido al último dictador mexicano: Porfirio Díaz.
Hoy las nefastas intenciones de quien desde Palacio Nacional actúa y amenaza, como el otrora autócrata, pretenden que los mexicanos retornemos a la sumisión y avalemos a un todo poderoso como gobernante, sin el menor respeto a las normas constitucionales.
Lo más grave, a estas alturas, son los indicios de quien pretende permanecer en el poder (sea el propio presidente actual o vía sus incondicionales) por la vía tácitamente de un golpe de estado, disfrazado o no, con el apoyo de las fuerzas armadas, tras un fraude.
En el mundo, las alarmas empiezan a sonar cuando en un país hay manipulación desde la cúpula para destruir alguno de los poderes o bien apoderarse del mismo a través de nombramientos realizados desde aquellas alturas políticas.
Entre los indicios del porvenir están, por ejemplo: la censura a la prensa mediante insultos y el ordenamiento sin medida para ocupar posiciones de los integrantes de las fuerzas armadas.
¿De que tipo sería?
Como se sabe existen cuatro tipos de dictadura: la autoritaria, la totalitaria, la militar y la presuntamente constitucional. En esta última, los dictadores respetan a veces algunos artículos de la Constitución, mientras muchos de los artículos se los pasan por el arco del triunfo, al ordenar (por lo regular) enviar iniciativas al poder legislativo para salirse con la suya. En el México de hoy esta técnica ha sido la clave para lograrlo con la colaboración de muchos legisladores que únicamente buscan el poder, sin importarles nada la nación.
Ante las más recientes agresiones emitidas desde Palacio Nacional hay que recordar que en el mundo ya empezaron las censuras en contra del actual máximo emisor de insultos y agresiones, quien no solamente tiene satanizada a la presidenta de la Suprema Corte de la Nación con gente pagada para agredirla e insultarla, sino a casi todos los ministros y jueces.
Por ello, recordamos que en el mundo actualmente hay 69 países con Tribunales y Cortes Constitucionales que han estado criticando al obsesivo y enfermo mandatario mexicano.
¿EL RETORNO
DE LOS BRUJOS?
En la mayoría de las naciones prevalece la selección ante la elección de los integrantes, en la actualidad cuando desde México (país reconocido mundialmente por sus fraudes electorales del siglo XX), pretenden retornar a un pasado político nefasto.
En nuestro país, una mayoría de estudiosos en la materia se pronuncia hoy por que continúa el sistema de presentación de una terna (no seleccionada por el presidente de México en turno).
Es verdad que la Suprema Corte de Justicia de la Nación es como se denomina: el Máximo Tribunal Constitucional del país. También lo es que, por ello, su responsabilidad toral radica en la defensa del orden establecido por la Constitución, independientemente de resolver asuntos jurisdiccionales, como son, entre otros: amparos directos considerados importantes; recursos; incumplimiento de sentencias o repetición de actos reclamados y violaciones a la suspensión del acto reclamado o de admisión de fianzas ilusorias o insuficientes.
Al ser convenencieramente olvidadizo de Palacio no recuerda lo que es la Corte y que la misma tiene instrumentos de control constitucional a través de los cuales debe mantener el orden establecido.
Dichos instrumentos que la corresponden a la SCJN son: controversias constitucionales, acciones de inconstitucionalidad, juicios de amparo, directos trascendentales, recursos, casos de incumplimiento de sentencias o repetición de actos reclamados, casos de violaciones a la suspensión del acto reclamado o de admisión de fianzas ilusorias o insuficientes y determinaciones de constitucionalidad sobre la materia de consultas populares.
Y como hay quien pretende reelegirse o mandar a toda costa a una corcholata…
Hay que revisar todo lo que se pretende acaparar desde Palacio Nacional, vía un achichincle:
Las contradicciones de tesis, sustentadas entre dos o más órganos jurisdiccionales.
Las controversias que por razón de competencia surjan entre los tribunales locales y federales.
Los recursos de apelación contra las sentencias dictadas por los Jueces de Distrito en aquellos procesos en que la Federación sea parte y que por su interés y trascendencia así lo ameriten.
Los juicios de anulación que interpongan las entidades federativas contra la declaratoria de exclusión del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, que emita la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Las controversias que surjan con motivo de la falta de cumplimiento de los convenios de colaboración en materia fiscal entre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y los Gobiernos de las entidades federativas o del Distrito Federal.
Los recursos de revisión administrativa contra las resoluciones del Consejo de la Judicatura Federal que se refieran a la designación, adscripción, ratificación o remoción de Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito.
Las controversias que se susciten con motivo del cumplimiento de los convenios de coordinación administrativa en materia de readaptación social.
Los conflictos competenciales que se susciten entre tribunales civiles y militares.
No, no se valen las elucubraciones palaciegas en contra de los mexicanos.