ALFREDO MEJÍA MONTOYA
Que tanto poder le queda a López para ejercerlo en los últimos quince meses que le faltan de mandato, y afirmamos poder, precisamente porque de mandatario no le hemos visto nada aún, y en el espacio de tiempo que le queda no lo ejercerá. Quien ha notado ese ejercicio, ha sido el pueblo que ha recibido parte del presupuesto en originales programas sociales y, por supuesto, está contento con su mandatario.
Los demás, el pueblo trabajador, la clase media, los inversores, los generadores de empleos y por ende ingresos, no le ha llegado parte de ese ejercicio. El trabajador que recibe su remuneración, solo lo hace para sufragar sus gastos propios después de haber pagado sus contribuciones, que sirven para cubrir parte de dichos programas sociales, como becas, apoyos, tandas, construyendo el futuro, entre otras, que no son otra cosa, que la compra de conciencias y descarada compra de votos electoralmente hablando.
Es sabido por la mayoría de todos los políticos que ocuparon cargos públicos ya sea que hayan sido del centro, de la izquierda en cualquier faceta o derecha; en sus tres niveles de gobierno y en cada uno de los poderes republicanos, El Ejecutivo, Legislativo y Judicial, saben que el Poder se termina en el Quinto año de Gobierno, cuando decide el titular del ejecutivo quién deberá ser el que lo sustituya cuando se retire por ministerio de ley.
En el caso de López Obrador, tal acontecimiento fue al Cuarto año de Gobierno cuando él mismo decide lanzar al ruedo a tres corcholatas, como les llama peyorativamente a sus candidatos, que, a ciencia cierta, ni él sabía por qué eligió a los elegidos, por lo tanto, el poder de López Obrador se le fue diluyendo desde hace año y medio y esa nostalgia lo tiene aterrado y no sabe qué hacer.
Su lado oscuro aflora cada día maximizando sus debilidades. No supo ni ha sabido controlar la sucesión presidencial, precisamente porque piensa con el estómago no con el cerebro. Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard han ido formado de migaja en migaja grupos seriamente fuertes, y en nombre de la democracia en caso de que no se les considere en la etapa final de decidir quién va, son capaces de convertirse en dos grupos temerarios que romperán con la hegemonía de MORENA, que de hecho falta muy poco para que ella misma se ahogue en la sed de poder que desean todos tener, precisamente porque no solo es Claudia Sheinbaum la posible candidata, puede surgir el Caballo de Troya en cualquier momento y asaltar palacio nacional, . . .
Andrés Manuel López Obrador es un hombre que siempre buscó el poder, no precisamente servir ni para dar bienestar al pueblo. Ahora que siente que lo está perdiendo, utiliza artimaña y media para prolongar su mandato, aunque sea por interpósita persona, o sea, un Maximato. ¡Que peligro! Para el país. de por sí, con él basta para destruirlo!
Deseó tanto el poder, soñó tanto con él, que ahora que lo conoce le es imposible desprenderse de ese lado oscuro de su soledad, situación que ha venido haciéndolo desde su más malévola forma de pensar en el autoritarismo, tan es que ha ido eliminando a sus contrapesos, le faltan los más trascendentes e importantes, el INAI (Instituto Nacional de Acceso a la Información) información pública y privada con los datos del gobierno federal y de los personales de cada uno de los mexicanos, y el Instituto Nacional Electoral INE. No lo ha logrado cierto, pero puede tener un golpe de suerte, sobre todo, por la defensa que la ciudadanía defendió fervientemente al INE el 13N.
Como se ha advertido en múltiples ocasiones que Morena es un partido de “caciques” porque, su fundador y líder –el presidente López Obrador- tiene “un origen bananero por decirlo de alguna manera, y ¿qué hace un partido de caciques?, acaba siendo víctima de los propios caciques”. Porfirio Muñoz Ledo.
López Obrador está en el campo de batalla por llegar a tener todo el poder, y el Poder Judicial de la Federación es el último reducto de democracia en nuestra República y lo saben los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación SCJN. La causa por la que López tiene confrontación es precisamente por las ejecutorias que se han pronunciado sobre:
- Energía Eléctrica,
- Hidrocarburos,
- Guardia Nacional,
- Acceso a la Información,
- Seguridad Nacional,
- Reforma Electoral,
- Tren Maya,
- Reforma Administrativa, entre otras.
Podemos pensar con certeza, que las ejecutorias de la SCJN fueron pronunciadas conforme a derecho, y por supuesto que laceran los intereses de López Obrador y sus oscuros intereses. Los ministros simplemente aplicaron puntos de derecho sobre la procedencia y operancia de los argumentos, y con ello fue suficiente para conceder la suspensión provisional, a fin de que todo quede igual antes el ejercicio del medio de control constitucionalidad.
Todo el error proviene de la ausencia cognitiva en materia de garantías, tanto del inquilino de palacio como de sus asesores que colaboran con él. Al parecer, el hecho de pretender desaparecer a la SCJN resalta sus tendencias autoritarias y dictatoriales.
Como si no supieran que México es una República integrada mediante los Tres Poderes de la Unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial y el capricho de un solo hombre no es motivo para desaparecer todo el sistema político del país. Si eso es la cuarta transformación, está equivocado y el pueblo se lo recordará en las urnas de la sucesión presidencial.
Desde que inició el actual gobierno federal, se ha registrado una disputa entre Andrés López Obrador y las organizaciones de la sociedad civil. La última lucha fue cuando el presidente atacó al Instituto Nacional Electoral (INE), mientras que la sociedad civil defendió a la institución que asegura nuestra democracia. El presidente presentó una propuesta de reforma constitucional que buscaba restarle autonomía al INE; en respuesta, organizaciones se movilizaron en las calles y ejercieron presión para que se rechazara la propuesta.
Debería quedar muy claro para los anales de la historia, que en México no se dará el autoritarismo como forma de gobierno ni una dictadura como régimen, y de nueva cuenta decimos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no se toca, es el contrapeso contra el abuso de poder y del autoritarismo.
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