De las Polarizaciones Pueden Surgir Equilibrios

 

POR ARGENTUM

 

El presidente López Obrador informó en una de las mañaneras pasadas, que Morena y sus aliados deben contar en el Congreso de la Unión con el número suficiente de diputados y senadores para sacar adelante las reformas que se ha propuesto.

 

Lo dice, pero en sus adentros duda que así vaya a ser. Tal vez por eso ha hecho un llamado a los mexicanos en general, morenistas o no, para que voten masivamente a favor de los candidatos que postule el partido gobernante y sus aliados.

 

Aunque el presidente confía en su popularidad, está mandando mensajes directos a los beneficiarios de los programas sociales. Les da a entender que, si Morena no continuara, el beneficio de los programas se podría extinguir.

 

Por supuesto que hay quienes sí lo creen, principalmente los que no están debidamente informados de que esos apoyos son universales y están bajo amparo constitucional.

 

Indiscutiblemente que gran parte de los beneficiarios de los programas votarán por los candidatos de Morena, particularmente por quienes logren el beneficio de lo que digan las encuestas. Apoyarán a la corcholata que resulte triunfadora, misma que quedará colocada en la línea para contender por el mayor cargo federal.

 

Sin embargo, un porcentaje, que no será menor, se inclinará por otras opciones.

 

Hay algo que puntualizar: cuando el ambiente político está enrarecido o los ánimos están demasiado polarizados, los votantes tienden a formar los equilibrios a la hora de votar. Es decir, al partido gobernante pueden darle el voto para que alcance el triunfo en la elección presidencial, pero serán selectivos con los candidatos a diputados y a senadores. Esta es una práctica que se ha dado en elecciones anteriores cuando los ciudadanos han observado un ambiente político enrarecido.

 

Tampoco se debe descartar que, debido a esa polarización política que actualmente existe, incluso al interior de Morena; en esta ocasión salgan a votar aquellos segmentos de ciudadanos que regularmente se abstienen de hacerlo. Si esto ocurre, los equilibrios en el Congreso se lograrían sin mayor problema. En toda democracia, sea cual fuere la tendencia ideológica del partido que está en el poder, son recomendables los equilibrios políticos para el fortalecimiento de las instituciones y la buena conducción política de los países. Hay que aclarar que la elección del 2018 se dio bajo condiciones de un arrebato plebiscitario para castigar a partidos tradicionales.

 

Por otra parte, cuando un presidente de la República entra a su quinto año de la administración los votantes voltean hacia los que van a contender o, a quienes hayan sido seleccionados. Los mandatarios llegan al quinto año con un desgaste natural por el ejercicio del poder, así hayan hecho el mejor papel al frente del gobierno. 

 

En esta ocasión hay condiciones diferentes a los sexenios anteriores. En México ningún partido político había girado en torno a una sola persona con una influencia tan fuerte como ahora ocurre con Morena. Nunca la oposición había pasado años en absoluto silencio que podría interpretarse como silencio cómplice.

 

Tampoco se había dado un enfrentamiento entre poderes. De una u otra manera eso también pasará a las urnas. Las corcholatas -así las nombró el presidente-, mientras no se separen de sus encargos, cualquier cosa que pase en sus entornos como funcionarios públicos podría ser un factor determinante en la nominación. 

 

Sin emitir alguna calificación, lo que actualmente sucede en el país seguramente servirá para que los mexicanos nos interesemos más en los asuntos políticos de México. De poco ayuda a una nación una sociedad apática.

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