Encanijado el Popo, nos Trae Asoleados ¡Ni hablar!

NIDIA MARIN

A sus 730.000 años de edad el Popo, si bien ya no destruye, escandaliza cada vez que se enca…nija. 

Sí, el Popocatépetl (en náhuatl “montaña que humea”) una vez más la vuelve a hacer y nos tiene en el filo de la navaja. ¡Habrase visto! Aunque sea un volcán de la tercera edad, muy parecido al del Zócalo, que mete miedo con sus argucias pero que, como todo en la vida, algún día clavará el pico y entonces como cantaba Lola Beltrán: “Adiós Nicanor…se muy bien que no vas a volver…”

Pero mientras…

Dicen los especialistas de Ecología Verde respecto aquellos volcanes mexicanos actualmente en ensoñación: “…que un volcán se encuentre dormido o inactivo no significa que no pueda erupcionar en un futuro próximo y es por esta razón que los investigadores realizan estimaciones para conocer la probabilidad de una nueva erupción”.

Además, preguntan: ¿cómo se activa un volcán inactivo? Y responden “…para que un volcán se active debe existir un cierto porcentaje de magma que brote de las profundidades de la Tierra”.

Pero hay que aclarar que, como reza la canción “…no estaba muerto, andaba de parranda” y todo es posible. De ahí que los especialistas digan: 

“…los gigantes dormidos constituyen una amenaza para la región en la que se encuentran ya que sus emisiones ya sean de lava, trefas (cenizas, fragmentos de rocas) o gases y los movimientos sísmicos asociados, (pueden) dañar a las poblaciones y a los ecosistemas naturales y causar impactos negativos a nivel local y global”.

Hoy esas tenemos con los aterrados poblanos. Sin embargo, hay que aclarar que fue peor cuando el Popo festejó la Revolución con un escandalazo. Sí, el 20 de noviembre de 2011 una gran explosión sacudió la tierra de las entidades donde está ubicado el Popo: Puebla, Morelos y Estado de México. Pero también aterró a los colindantes: Ciudad de México y Tlaxcala. Fue terrorífico. Y para sus adentros el Popo dijo: “…no que no tronabas pistolita”. 

Lo que sucede es que no le creían desde que despertó en 1991.

Por cierto, dos años antes, en un alto edificio de la Ciudad de México (en la hoy denigrada Glorieta de Colón), tenía su oficina un gran ingeniero, quien en aquel tiempo ya era de la tercera edad. Al entrevistarlo me dijo que los japoneses le habían obsequiado unos aparatos especiales que colocó en los alrededores del Popo y que él vigilaba porque constantemente subía al volcán. Esos aparatos advertían de las erupciones y a él le avisaron de la erupción de 1991. Desde luego también a los expertos de la UNAM.

Porque en México, hay volcanes apagados (aunque algunos se hacen los muertos) que cuando abren los ojitos no escandalizan tanto como el loquito ubicado frente a Cholula, cuyo asiento abarca, además, al Estado de México y parte de Morelos.

Apagados son muchos en México, como el Bárcena, en el Archipiélago de las Islas Revillagigedo, en el Pacífico, frente a Manzanillo. También el Citlatépetl (en nawatl y cuya leyenda dice que era amigo de un águila pescadora) también llamado “Pico de Orizaba”, ubicado entre Puebla y Veracruz; y el de Colima, colindante con Jalisco.

Otro que dormía una siesta durante 550 años fue “El Chichonal” (“abundancia de chichones” en zoque), pero decidió darse una vuelta. ¡Uff! El 28 de marzo de 1982 despertó con gran escándalo porque se le había hecho tarde para aterrar. Hizo erupción y le dio un sustazo no sólo a Chiapas, donde se ubica, sino a Tabasco. Entre la lava y las cenizas (alcanzaron 20 centímetros de espesor) derrumbó mercados y casas, además de que se llevó a 22 personas y dejó heridas a 92 y a 2,750 desaparecidas, pero, además, el 20 de mayo un dique cedió y el material incandescente se derramó y alcanzó 82 grados. Entonces la afectación fue para 150,000 personas. La erupción aterró a Campeche, Veracruz, Tabasco y otras entidades.

Serían tres las erupciones. Las otras dos ocurrieron, la tarde del 3 de abril y el 5 del mismo mes. Hoy duerme otra siesta ¿o no?

A lo mejor igual que otros, como “El Paricutín” (“lugar al otro lado” en purépecha), el cual era considerado el más joven de los volcanes en el mundo. Hizo erupción en 1943 y cumplió 80 años el pasado febrero. Tras el terror para los habitantes de San Juan de las Colchas y otras zonas de Michoacán volvió al sueño.

En el sopor hoy está el Xitle (ombligo, en náhuatl). Del color rojo fuego de antaño pasó actualmente al verde esmeralda actual en una buena parte del Ajusco, pero en otros sitios aún recuerda sus años de gloria como en las tierras altas de las alcaldías de Tlalpan y Magdalena Contreras, donde sus vapores salen de la tierra.

También el Guangoche (en purépecha “Ayate de Ixtle”) en el estado de Michoacán, cuya actividad inició hace 1.5 millones de años. Ya está dormido, pero entre bostezos dejó como regalo para los seres humanos tres lagunas: la Gris (hoy convertida en termoeléctrica), la azul, bella y con cabañas de descanso, y la verde, donde los geiseres, los manantiales y el bosque son de belleza espectacular.

Y desde luego está la chava sexy, sí la que está dormida y no ronca. Es Iztaccíhuatl (“Dama Blanca”, en náhuatl y aunque no es una pollita, es enorme y pacífica. Sin embargo… sólo Dios sabe. Por lo pronto abarca los estados de México y Puebla.

Hoy otros volcanes en la República Mexicana (entre decenas), también en estado súpito sin necesidad de arrullo. Son: El Pelado (como su nombre lo indica), Teuhtli (venerable señor, en náhuatl) Chichinautzin, (señor que quema, en náhuatl) Tláloc (dios mexica de la lluvia y el relámpago) y Guadalupe.

En fin, los posibles sobresaltos serán el pan de cada día…

   

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