¡Viva el Derecho a Especular!

Otra modesta propuesta: 

 

Por: Carlos Bortoni

@_bortoni

 

a Sergio Sarmiento y Pablo Majluf apóstoles infodemicos 

de la especulación como herramienta de la democracia.

 

Resulta que, a raíz del tercer contagio por COVID-19 que sufrió Andrés Manuel Lopez Obrador, simpatizantes de la CuatroTe se han mostrado indignados porque medios de comunicación y tuiteros afines a todo aquello que se oponga al gobierno de AMLO, especularon sobre el estado de salud del presidente y dieron rienda suelta a su imaginación. Ahora resulta que es un crimen afirmar algo cuando no se tiene elementos para afirmar nada, que está mal sostener como cierto aquello con lo que se fantasea o se le ocurre a uno sin fundamento alguno, que ya no se puede decir una cosa como se dice otra con ningún otro objetivo que el de levantar polvo, fragmentar la precepción y contribuir a la construcción de un universo desfactificado en el que resulte imposible distinguir la mentira de la verdad ¡Vaya! Porque, seamos honestos, la especulación infodemica que se propaga no tiene como objetivo el de engañar al publico y a la ciudadanía. No. La especulación infodemica busca inventar una nueva realidad en la que sea posible respirar ¿También eso les molesta? ¿También eso les parece aspiracionista? ¿Quieren matar los sueños? ¿La creatividad? ¿La posibilidad de pensar en un mundo mejor?

La oposición, siempre preocupada por el democrático bienestar de si misma y los privilegios de quienes deben tener privilegios, siguiendo los principios fundamentales para la construcción de castillos de arena, cuyo ejercicio es la base misma del capitalismo financiero, donde lo único que se necesita para que algo crezca es convencer al suficiente numero de personas / accionistas de que va a crecer, y haciendo uso del dominio que tiene sobre el arte infodemico de construir realidades sin ningún sustento en la realidad, ejerció el derecho a la especulación y dejó correr el rumor de que Andrés Manuel se había infartado y que había sido trasladado a un hospital en los Estados Unidos, con ningún otro objetivo que el de convencer al suficiente numero de personas de que el presidente estaba en pésimo estado y acelerar ¿los van a culpar por querer acelerar lo que no pueden acelerar de otra manera? la sucesión presidencial ¿Quién sabe? En una de esas, todo México se convencía que tras el infarto, López Obrador había muerto y aunque se demostrara lo contrario, nadie creería que sigue vivo y entonces la presidencia regresaría a manos de alguna de las filiales y los representantes de Va por México.

La especulación ─si no está consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, debería estarlo─ es un derecho fundamental en las virtuosas e hipócritas democracias liberales. Sus más grandes representantes lo han dejad claro. Por un lado, en una suerte de panteísmo infodemico, Sergio Sarmiento afirma que, debido a que “la naturaleza aborrece los vacíos; si no hay información oficial, el vacío lo llenan las especulaciones”. Frase que si no sorprende al lector es porque su capacidad de asombro la ocupó por completo el darwinismo social. En esa misma línea, Sarmiento, amo y señor del dato como elemento aniquilador de la capacidad de razonar, afirmó que, los medios de comunicación “tienen derecho a especular con la salud del presidente”. Con la salud del presidente y con cualquier tema que les venga en gana y abone a la desinformación en pos de la democracia, una democracia reducida al voto manipulado por esa misma infodemia especulativa que defienden. De eso se trata, de la especulación como derecho. Exactamente de la misma manera lo defiende Pablo Majluf cuando afirma que “la especulación no es culpa de los medios”. Lo que es igual a decir; “si ya saben como somos… por que no nos dan línea.” La especulación Majlufiana coincide con la Sarmientana en el miedo al vacío que ambos buscan llenar, en el sacrificio que los obliga a mentir, a construir realidades paralelas para evitar que la nada se apodere del orden e imponga sobre él algo en donde ellos no se vean beneficiados, algo donde pierdan sus privilegios, donde se vean desplazados como portadores de la verdad, como prometeos de la oposición que llevan consigo el fuego que habrá de alumbrar a los mexicanos y hacerlos salir de ese error llamado CuatroTe o los consumirá entre sus llamas.

Entrados en gastos: El frenesí infodemico, desencadenado por el terror al vacío y en el que la oposición ejerció el noble oficio y derecho de la especulación, llevó a algunos a compartir un video de 2022 donde se desplomó un helicóptero militar y afirmar que el video era reciente y que en el helicóptero viajaba Marcelo Ebrard, quien murió en el accidente. La especulación, antes de que peguen el grito en el cielo y se indignen por ello, fue completamente válida, en primer lugar, es probable que el Canciller viaje en helicóptero; en segundo lugar, nadie ha podido demostrar que el viaje en el tiempo es imposible y que Marcelo no es un viajero frecuente en el tiempo; por último, en caso de que las dos primeras justificaciones les parezcan poco, especular con el fallecimiento de Ebrard en un helicóptero que se estrelló en 2022 como si fuera algo que sucedió recientemente, en un contexto en el que se estaba especulando con el infarto del presidente, no es otra cosa que buscar convencer a la mayoría de la población que es preferible defender y votar por políticos vivos, antes que perseverar por el camino de un cambio que no hace más que amenazar con acabar con los privilegios de una serie de sujetos privilegiados que nada han hecho para merecer esos privilegios.

Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.

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