*La Educación Pública, una Historia de Altas y
Bajas Políticas
*De la Clerical, se Cruzó a lo Opuesto: la Socialista y Ahora hay de Todo
*Hoy los Padres de Familia Están Irritados Ante la Opacidad y la Falta de Profesionalismo
*En dos Décadas, Cada Gobierno ha Reformado el Sistema Educativo a Conveniencia
JESÚS MICHEL NARVÁEZ
La educación pública ha sido es y será en cualquier parte del mundo y bajo los diversos conceptos ideológicos de los regímenes, un asunto de interés político y un arma letal para las generaciones que están en los primeros años de estudio.
En México, de arrebatar al clero el poder de la enseñanza hasta llegar al totalitarismo -adoctrinamiento- cada cual ha intentado fijar un aprendizaje que responda a los proyectos políticos de los gobernantes, sean de elección por la vía democrática o a través de la instauración de dictaduras.
Con el paso de los siglos -en México del decimonónico a la actualidad-, los cambios han sido radicales y aún no se conforma el tipo de información que deben tener los alumnos. Juárez impuso la libertad en la enseñanza; Carranza impuso la laicidad y Cárdenas el socialismo.
Las reformas al artículo tercero, contemplado específicamente en la Constitución de 1857, en la se plasmó: La enseñanza es libre. La ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio y con qué requisitos se deben expedir.
En la de 1917, considerada por Venustiano Carranza como la “reforma a la de 1857”, el artículo tercero refirió:
“Art. 3. La enseñanza es libre; pero será laica la que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo mismo que la enseñanza primaria, elemental y superior que se imparta en los establecimientos particulares. Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria. Las escuelas primarias particulares sólo podrán establecerse sujetándose a la vigilancia oficial”. Y cobraría una vida considerada de corto alance. Apenas permaneció en vigor por espacio de 17 años.
La primera reforma cambió el sentido surgido en 1857 cuando el Estado le arrebató al clero toda posibilidad de impartir educación. Y en la primera reforma surgida de la Revolución Mexicana, todo cambió radicalmente. En 1934 y ya con Lázaro Cárdenas como presidente electo, el Congreso de la Unión legisló para que la educación sufriera el giro que hasta la fecha nadie ha podido explicar.
El artículo tercero precisó en diciembre de 1934:
“Artículo 3o. La educación será socialista Y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”.
Una reforma efímera. Su vida no llegó a la adolescencia. A los 12 años fue sepultada.
El cambio fue radical. De “socialista” pasó a ser democrática. Se rompía el totalitarismo. En su artículo primero inciso a) apunta: “Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo…”
Después vendrían las reformas de José López Portillo, dos de Carlos Salinas de Gortari y hasta llegar a la de Enrique Peña Nieto, única aprobada por todas las corrientes ideológicas hasta que Andrés Manuel López la derribó en 2019.
IDEOLOGIZACIÓN EN
EN TEXTO GRATUITO
Con los relevos en la Secretaría de Educación durante la presente administración, los contenidos en los libros de texto gratuitos, sus titulares -Esteban Moctezuma, Delfina Gómez y Leticia Ramírez- contrataron presuntamente pedagogos reconocidos para reformarlos. Recientemente se hizo pública la inserción de Marx Arriaga Navarro y Sady Arturo Loaiza -mexicano y venezolano- y su presencia detonó los reclamos de los padres de familia quienes anunciaron la búsqueda de amparos contra las modificaciones que incitan “la rebeldía y con una ideología marxista y socialista”.
También han exigido el retiro de los libros porque consideran que fomentan la ‘promiscuidad’ entre los adolescentes.
Marzo fue el mes de los reclamos.
Y hasta la fecha la nueva titular de la SEP ha guardado silencio y no ha tenido reuniones con los dirigentes de la Unión Nacional de Padres de Familia, Alianza de Maestros, Suma por la Educación, Frente Nacional por la Familia, Educación con Rumbo, y Con Participación, quienes encabezan el movimiento para el retiro de los libros de texto utilizados de manera obligatoria en primaria y secundaria.
El presidente de la UNPF, Luis Arturo Solís, señala que preocupa la falta de profesionalismo en la Secretaría de Educación Pública, porque hay procesos opacos, asambleas, foros y mesas “a modo con los cuales pretenden mantener engañados y confundidos a los maestros”.
“Como padre de familia no estoy de acuerdo con que a mis hijos los quieran ideologizar y mucho menos en primera infancia. Estamos hablando de niños de entre seis y siete años que desde ese momento se les quiera ideologizar a través de estos contenidos y pedagogía, es lamentable. Como organismo nacional vamos a levantar la voz”, precisa.
EL SENTIDO DE
LAS REFORMAS
Tema debatido, examinado a fondo por diversos pensadores, pedagogos, académicos, especialistas en literatura, historia, pasado, política, gobierno, presente -de cada época presidencial- futuro y en búsqueda de un modelo libre e independiente de los vaivenes ideológicos, hasta ahora han fracasado.
Porque cada gobierno, sobre todo en las últimas dos décadas, ha reformado el sistema educativo para conveniencia del ejercicio de poder.
Lo mismo se generaron respaldos a los poderosos líderes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación que se les obligó a laborar en condiciones poco respetables; de igual manera, la contratación de personal para la elaboración de los Libros de Texto Gratuitos, cuya creación se debió a Jaime Torres Bodet, quien desde su trabajo como director general de la Unesco de 1948 a 1952, reconocido por su trabajo de alfabetización, cuyos autores fueron criticados abiertamente por los grupos de padres -conservadores- y realizaron manifestaciones en rechazo a la imposición porque se “quitaba la libertad de elegir la forma de educar a sus hijos”, como la larga permanencia de dirigentes sindicales que se oponían a los cambios propuestos y obligatorios.
Sin embargo, el entonces secretario de Educación en el mandato de Adolfo López Mateos, salió airoso. El problema persistió en cuanto al contenido que tenían y tienen los Libros de Texto Gratuito, es que cada secretario de Educación, con la venia presidencial, modificaba los contenidos. De las más sobresalientes propuestas, está la de Ernesto Zedillo Ponce de León quien pretendió borrar de la historia -quizá con razón por lo ahora conocido- la gesta de los Niños Héroes en el Castillo de Chapultepec, en 1847.
Para Cárdenas el socialismo era el camino; para su sucesor, Ávila Camacho, la liberta era esencial y rechazó el adoctrinamiento educativo; Alemán le dio prioridad a la educación superior; Ruiz Cortines dejó correr la educación a paso lento; López Mateos se planteó combatir el altísimo analfabetismo y Díaz Ordaz mantuvo el ritmo impuesto por sus antecesores. Con Echeverría, se amplió el sistema educativo en cuanto a la construcción de universidades y escuelas técnicas; López Portillo impulsó la “reforma política” y omitió la educativa; De la Madrid otorgó a Jesús Reyes Heroles la responsabilidad de una “revolución educativa” que prevaleció, prácticamente hasta la reforma de Enrique Peña Nieto, no sin pasar por reformas que, de fondo, no cambió y se admitiría que se estancó.
EL CENTRALISMO EDUCATIVO,
UNA REALIDAD INNEGABLE
En un resumen de su extenso trabajo de Armando Soto Flores, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, establece cómo los factores de poder del Estado Mexicano buscan controlar los sistemas de educación con el objetivo de conducir y en determinados casos mediatizar la inteligencia de los mexicanos.
Señala en la introducción:
“Entre los servicios fundamentales que debe prestar el estado encontramos sin lugar a duda el de la educación en virtud de que es el mecanismo por excelencia para transmitir conocimientos y formar a las nuevas generaciones que van a conducir los destinos de la nación.
“México no es la excepción, pues todos los Estados cuentan con una filosofía política educativa que a partir del marco constitucional y de su legislación reglamentaria, actúan conforme a sus principios y a sus fines, así, cualquier Estado debe establecer mecanismos educativos que le permitan cumplir con el fin supremo del Estado, que es sin duda alguna el bienestar social y, por supuesto, lograr la satisfacción indispensable para darle tranquilidad y equilibrio a la comunidad.
“El sistema político mexicano, por vía de su Constitución, ha marcado el rumbo que la educación requiere, por eso, un sin número de reformas, desde el texto original hasta la reforma del 2012, han ido cumpliendo con objetivos que le han permitido a los mexicanos contar con una cultura y educación satisfactoria, pero el Estado cuenta con una ideología política y social que se ha ido imbuyendo en una sociedad que requiere de determinados mecanismos de control para darle un desarrollo equilibrado a la sociedad mexicana”.
De acuerdo con expertos en la materia, el tema ahora, en la segunda década del Siglo XXI y cuando el gobierno se identifica con una izquierda del pasado, es conocer si los principios de la Revolución Mexicana, conocida como la “primera revolución social del Siglo XX” y de la cual se tomaron los compromisos formulados ante campesinos, obreros, clases populares e incluso en contra de los conservadores, están vigentes o si la visión del gobierno encabezado por Andrés Manuel López prefiere regresara al Siglo XIX y aplicar una política de adoctrinamiento que inicie con los Libros de Texto Gratuito a partir del próximo periodo escolar.
Porque el presidente mexicano expresa públicamente su inclinación por incluir en los libros de lectura obligada, las ideas y el pensamiento de Marx y también, según lo confiesa, de Platón.
Porque sustenta su intención en la nueva definición del socialismo: A saber: el modelo de Estado socialista del socialismo del siglo XXI es un socialismo revolucionario que debe directamente de la filosofía y la economía marxista, y que se sustenta en cuatro ejes: el desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y protagónica y las organizaciones.
Su democracia participativa ocupa fundamental espacio en su agenda política. De ahí, que su planteamiento para destruir la reforma educativa del gobierno anterior, busque borrar el neoliberalismo para regresar a los principios del socialismo marxista-leninista.
A diferencia de otras decisiones, la relativa a la educación no mereció ser consultada con el “pueblo” para que decida qué tipo de formación quiere para sus hijos. Tampoco los maestros, quienes deben llevar la enseñanza a las aulas, han sido tomados en cuenta. Los académicos e intelectuales “orgánicos” fueron excluidos de todo proyecto y ahora se contrató a personajes que en sus momentos participaron en gobiernos como el de Venezuela y Cuba.
LA EDUCACIÓN OFICIAL
ES UN ¿ARMA LETAL…?
Bajo los esquemas de los estudiosos, la educación pública se convierte en un arma letal para los gobernados.
Cada cual, sin excepción, desde el poder imprime lo que su personal formación considera como lo “mejor para la nación”, aunque carezca de sustento.
Los gobiernos democráticos han alcanzado excelencia educativa porque se ubicaron más allá de posiciones ideológicas restringidas y abrieron los espacios a todas las corrientes ejerciendo la pluralidad y la libertad de ideas. La enseñanza primaria de no debe ser, conforme a lo establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, adoctrinamiento sino conocimiento.