Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sin información creíble, sin pruebas de su verdadero estado de salud, los rumores vuelan y colocan al huésped de Palacio Nacional en su otra hostería: el Hospital Central Militar.
Conceder sin aceptar la vaga información proporcionada por el secretario de Gobernación, no consiguió el objetivo de despejar dudas y frenar la multiplicación de versiones.
Rumores por supuesto sin confirmación, pero contra lo que se diga, quedan en el imaginario y ponen en duda la condición física de quien afanosamente quiere pasar a la historia como el que “salvó a México”.
No se trata de “maledicencias de malquerientes”, como señaló el encargado temporal de los monólogos matinales, insistir en saber la verdad. Las vagas informaciones proporcionadas de manera “oficial” tanto por el otro señor López como por el vocero, dejan más dudas que aciertos.
Cuando el secretario de gobernación utiliza las dos palabras: “maledicencias de malquerientes”, supone que existe una campaña de los medios tradicionales, los entregados a las cúpulas del conservadurismo, que intentan “desprestigiar al gobierno”, como lo dice cotidianamente su jefe.
Se equivoca de polo a polo. Nadie con dos dedos de frente quisiera que el presidente de México quedara incapacitado o perdiera la vida. La crisis política en el país sería de dimensiones inimaginables.
La lucha por el poder, encabezada por las corcholatas que buscan la candidatura para suceder al mandatario en funciones, además de los intereses de grupos antagónicos al proyecto político en marcha, provocaría la desestabilización. Más aún si se aplica, como debe ser, el artículo 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Cualquiera que ocupara el cargo de manera inesperada, no podría acudir a la liza electoral de 2024.
Dice el 83: El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto
El artículo 84 precisa en sus dos primeros párrafos:
En caso de falta absoluta del Presidente de la República, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto, lo que deberá ocurrir en un término no mayor a sesenta días, el Secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo. En este caso no será aplicable lo establecido en las fracciones II, III y VI del artículo 82 de esta Constitución.
Quien ocupe provisionalmente la Presidencia no podrá remover o designar a los Secretarios de Estado sin autorización previa de la Cámara de Senadores. Asimismo, entregará al Congreso de la Unión un informe de labores en un plazo no mayor a diez días, contados a partir del momento en que termine su encargo.
No está fácil el panorama. Sin desearlo y, sin embargo, intentando comprender el ocultamiento de información, si el inquilino de Palacio llegase a estar ausente por tiempo indefinido, dentro de su propio partido, Morena, se desatará la lucha y, conforme a la Constitución, Adán Augusto López quedaría inhabilitado para alcanzar la candidatura presidencial y, si se le otorgaran por compromiso, estaría violando la Carta Magna.
Un asunto delicado. Y quienes suponen que los “maledicencias de malquerientes”, somos los periodistas mexicanos por tratar de saber la verdad, lo cierto es que basta estar en las redes sociales, en Twitter, Facebook, TikTok, sobre todo, para escuchar y mirar a conductores de programas noticiosos en cadenas de televisión y que son reproducidos en las redes, para confirmar que el tema está cobrando más fuerza de la debida.
Y todo por falta de información oficial veraz.
¿Cuesta mucho frenar los rumores y las opiniones?
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