La sequía hunde en España la producción de aceite de oliva a la mitad: “La peor del siglo”

La falta de lluvia afecta gravemente a esta industria clave. Las organizaciones agrarias catalogan la campaña de 2022-2023 como dramática. La sequía y un calor inusual amenazan el actual proceso de floración de los olivos, pero las apenas 700.000 toneladas previstas siguen garantizando al país el liderazgo como primer productor mundial.
El campo español se halla en situación de estrés hídrico. Muchas cosechas de cereales se dan por perdidas y la escasez de precipitaciones amenaza también a los cultivos de plantas leñosas. El sector olivarero está en vilo ante el mal pronóstico atmosférico para los próximos días y semanas.
Como informan en la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), los cultivos leñosos (frutales, olivar, viñedos, etc.), aun siendo resistentes a la sequía, empiezan a verse afectados, pues “arrastran varios años de bajas precipitaciones y de intenso calor”.
“La sequía es más cruenta que la del año pasado, la previsión a corto plazo es de un incremento brutal de las temperaturas y además coincidiendo con una fase crítica para el cultivo: la floración”, explica a Sputnik Cristóbal Cano, responsable de la sectorial del Olivar en UPA.
“Nunca hemos tenido dos malas campañas consecutivas y hay posibilidades de que se replique la anterior, la de 2022-2023, que en nuestra organización hemos catalogado como la peor del siglo”, afirma Cano, recordando que la situación actual es “similar” a entonces, pero con una sequía “mayor”.
“La situación es dramática. Si estas condiciones continúan hasta finales de mayo, la cosecha será muy mala”.
Como apuntan en la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), en una campaña normal, España puede producir en torno a 1.500.000 toneladas de aceite de oliva. En la anterior campaña (2021-2022) se produjeron 1.488.500 toneladas.
“Pero en esta no llegaremos a las 700.000 toneladas”, confirma a Sputnik Rafael Pico Lapuente, director general de Asoliva. “De hecho, estamos ahora mismo en 680.000, es menos de la mitad. Y de donde no hay, no puedo comercializar ni exportar. Así que, aunque aumente mucho el precio, las rentas de los agricultores disminuirán. Toda la cadena se ve afectada, hasta el consumidor”, explica.
“España representa casi el 50% de la producción mundial de oliva”, recuerdan a Sputnik en Cooperativas Agroalimentarias, organización que representa y promueve los intereses del cooperativismo agroalimentario español ante los diversos organismos e instituciones. A su juicio, la situación puede tornarse “muy complicada”, pues todo el olivar “arrastra un estrés hídrico considerable”.
No obstante, en esta organización señalan que España sigue produciendo “mucho más” que otros países productores y competidores. No cabe pensar en la posibilidad de que España pierda su puesto de liderazgo en las exportaciones.
“Lo que pasa es que en un año normal España deriva al exterior 1.100.000 toneladas y consume en el mercado interno 500.000. En el mejor de los casos este año habrá 700.000 para el exterior y 450.000 para el mercado nacional. El hueco no lo puede cubrir Turquía, sólo produce 180.000 toneladas. Así que va a bajar el consumo mundial de aceite de oliva”.
El consumo de aceite de oliva ha disminuido en España, es raro encontrar en los supermercados precios inferiores a siete euros el litro. “Se opta también por el aceite de girasol, que ha bajado de precio respecto a la última campaña debido a la guerra de Ucrania”, añade Pico. Sputnik
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