*La Nueva Camada de Diputados
San Lázaro
*Es Parte de la Estrategia Para la
Sucesión
*Legislar es Hacer Leyes que Sean
Para Todos
ALBERTO ALMAZÁN
¿Qué hace un legislador?
La definición universal es totalmente clara y aceptada en el mundo democrático e incluso en aquel cuyos gobiernos son totalitarios e ignoran la democracia:
“Elaborar o establecer leyes para gobernar un país”.
¿Cómo se elaboran las leyes?
¡Conociendo el derecho en todas sus acepciones!
Cuando los y las diputadas de la LXV aplauden la reducción de la edad para convertirse en legisladores, omiten lo fundamental: aquellos jóvenes que ingresen a San Lázaro, les entreguen su credencial que los acredita como diputados de la LXVI Legislatura Federal, sus bancadas -seguramente la mayoría pertenecerá a Morena-, negociarán entre los coordinadores para asignarles la presidenta de alguna comisión o bien ser secretarios o de perdida integrantes.
Y protegidos por el fuero constitucional, irán por el sinuoso camino de hacer leyes completamente a ciegas… sin luces del conocimiento.
A los 18 años cualquier estudiante que no haya tronado uno de los años escolares, estaría terminando la preparatoria o la vocacional y estaría por ingresar a la universidad para cumplir el sueño de titularse sin plagiar una tesis.
¿Qué conocimientos en materia de derecho constitucional, laboral, mercantil, agrario y más, tendrá a esa edad?
Hasta ahora en las escuelas públicas y privadas se tiene un programa de estudios que no alcanza el universo del derecho. Los pininos en la materia del derecho, comienzan en la preparatoria, pero no es una materia que abarque los ámbitos a profundidad. Acaso conocerán minucias si el profesor les pide realizar un trabajo para cubrir la cuota y no reprobar el año lectivo.
Las leyes las hacen los expertos en derecho. Porque el marco jurídico en cualquier país se fundamenta en el derecho y de ahí surgen las ramificaciones para entender la razón de que toda ley debe estar sustentada en las prácticas universales a fin de que su aplicación beneficie a la Nación y, por consecuencia, a sus habitantes.
En la LXV Legislatura, bautizada como la de “la paridad de género”, no hay una sola mujer que presida comisiones. Forman parte de ellas y en las más de las ocasiones sus opiniones se anotan, pero no se toman en cuanta para, por ejemplo, elaborar los dictámenes que se suben al Pleno para aprobarlos o rechazarlos.
Habrá que preguntar si los jóvenes conocen la Constitución y la han leído alguna vez. La respuesta es invariable: no.
NO SON NINIS… HARÁN
HISTORIA ¿DE CUÁL?
Ser legislador por primera ocasión siempre será un reto. En países como Alemania, Francia o Estados Unidos, solamente por citar tres países, existen instancias de asesoría que no responden a interés de ningún partido. Están formadas por especialistas en todas las áreas que requieran leyes. Fue en el Bundestag de Alemania, el Capitolio, de EU o la Asamblea Nacional de Francia, desde siempre han existido equipos multidisciplinarios expertos en todos los temas imaginables.
Trátese de ciencia, agronomía, derechos humanos, contrapesos políticos o deportes. Todos los temas tienen bibliotecas, ahora digitales en su mayoría, en la que los legisladores pueden acudir o solicitar la información que no solamente enriquezca una iniciativa que habrá de convertirse en ley, sino que corrija el sendero seleccionado por el parlamentario y lo lleve por el camino correcto para evitar violaciones constitucionales.
Es verdad: en todos los Parlamentos o Congresos participan ya, desde hace décadas, jóvenes. Sin embargo, antes de ser postulados tienen la obligación de presentarse ante expertos y demostrar que cuentan con los conocimientos, aunque sean básicos, del derecho y que les permitiría cumplir con su responsabilidad.
No se trata de desdeñar o de negar la oportunidad a los jóvenes que tienen 18 años cumplidos el día de la elección. Todos pasan por esa edad y algunos muestran mayor conocimiento que un mayor desinteresado en la política pero que cuenta con “palancas” para ocupar una curul.
Quienes aplaudieron la medida en San Lázaro expresaron que es el camino para que los jóvenes demuestren que no son ninis. Ojalá y el deseo surgido de la euforia montanea, fructifique.
En México, no se debe olvidar, el huésped temporal de Palacio Nacional, construyó el andamiaje pensando en la sucesión presidencial y lo hizo otorgando becas a los estudiantes, a los siervos de la nación, a los sembradores de vida; miró al futuro y contabilizó cuántos adolescentes alcanzarían los 18 años en junio de 2024.
Va por sus votos. Va por ganar la Presidencia y el Congreso Federal.
En su proyecto político, también contabilizó a los adultos mayores. Sabe bien que la pensión universal para muchos, probablemente el 80 por ciento de quienes la reciben, encontraron un haz de luz, lejano pero visible, para sobrevivir. Están obligados, o así lo pensó y cree a pies juntillas, a mostrar agradecimiento y llevar al triunfo a los candidatos de Morena, aunque carezcan de experiencia o les sobre y lo exhiban en el manejo desaseado de los recursos públicos.
¿Qué historia escribirán los jóvenes que alcancen una curul en la próxima legislatura?
Hay que esperar para leerla.
Por lo pronto, la urgencia presidencial es que voten por su partido, el oficialista, y le devuelvan el favor que les hace: darles fueron, salario y, claro, la oportunidad de aprender a hacer leyes echando a perder.