Pone la Diana y Esconce la Mano

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Hace cuatro décadas -cómo pasa el tiempo-, durante la guerra civil en El Salvador, los periodistas tuvimos que usar una camiseta con la leyenda: “No dispares, soy periodista” y, aunque no lo parezca, quienes estaban enfrentados por el poder público y contra la dictadura, leyeron y bien. No se recuerdan bajas en los comunicadores cuando menos en la etapa más álgida.

Aquí se hace lo contrario: desde Palacio Nacional ponen la diana en la espalda y pecho del periodista y la leyenda dice: ¡Dispara, es traficante del periodismo”, o bien ¡Dispara, es corrupto! …una más: ¡Dispara, es conservador!

No hace falta jalar el gatillo personalmente u ordenar que lo haga un empleado y a lo mejor sí.

Basta con un acólito, un cervatillo, un fanático que escuche o vea el monólogo mañanero y entienda que es una “orden” del Iluminado, Incorrupto, Inmaculado, lanzada desde el púlpito guinda.

Tratando de reducir los daños colaterales por sus palabras, el huésped temporal de Palacio Nacional expresó:

«¿Quién los va asesinar (a los periodistas)? Si nosotros siempre hemos luchado de manera pacífica y respetamos la vida de todos, sólo que sea para perjudicarlos, por eso lo señalo, porque ya está dando ideas¨. Entonces sí podría haber un atentado de un periodista opositor a nosotros y culparnos”.

Irritado, casi encaboronado, acusó al historiador y periodista Enrique Krauze de ser “un traficante del periodismo” y además no dejó duda de su desprecio por el trabajo de quienes son profesionales del periodismo. En su acostumbrado desdén por los medios de comunicación, apuntó con flamígero dedo: “Tenemos la conciencia tranquila y no somos autoritarios, pero ese es su artículo (de Krauze) en el Washington Post, para nada más dimensionar el nivel de decadencia de los medios de información, con honrosas excepciones, pero la regla es que están los medios en una crisis profunda, en decadencia”.

Quizá la decadencia la observa y confirma cada mañana. En Palacio Nacional sobran los espejos de cuerpo completo, de medio cuerpo y de rostro.

Krauze escribió, entre otras cosas: (…) hay un riesgo de muerte para las personas, especialmente periodistas, que son señalados por el presidente.

Y lo sigue haciendo.

Alguien ha comentado que el jefe de la banda -presidencial- está frustrado porque quería ser periodista y no pudo. Su paso por la Facultad de Ciencias Políticas no dejó huella.

Odia a los periodistas que le hacen preguntas inteligentes y para las que no tiene respuestas. Desprecia a los comunicadores no aplauden ni sonríen con sus chistoretes. Dice no ser autoritario pero sus “colaboradores” viven enviando mensajes a quienes, en medios tradicionales y modernos, cuestionan las acciones que lleva a cabo.

Por ello le irrita leer lo que le habría gustado escribir en contra de los “presidentes del viejo régimen”, aunque el de él es una copia al carbón de aquellos.

Sí, pone la diana y esconde la mano. Y eso que afirma estar libre de pecado.

E-mail; jesusmichelmp@hotmail.com, jesusmicheolnarvaez266@gmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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