«Los días en que EEUU dictaba la política global en todo, hasta en el crudo, quedaron atrás»

El ministro de Energía ruso, Nikolái Shulguinov, anunció esta semana que Moscú redirigió exitosamente todas sus exportaciones de crudo a países aliados, esto tras las sanciones impuestas por Occidente derivadas del conflicto en Ucrania.
Entre los gobiernos con los que estableció tratos sobre el petróleo Ural están los de la India y China, además de países de África, América Latina y Medio Oriente.
Para el fundador del Grupo Indimex, empresa enfocada en operaciones con productos refinados y gases licuados en México y otras regiones de América Latina, Rajan Vig, el resultado de esta estrategia es una muestra de que Estados Unidos está dejando de ser un parámetro en materia económica y política a nivel mundial.
«Según mi criterio, los países, por lo general, están obligados en primer lugar a alimentar las necesidades de energéticas de una nación. Por ejemplo, India ha sido muy clara con el hecho de que la política es menos relevante cuando la función de la economía es más importante. Creo que vamos a ver poco favoritismo hacia las presiones de la Unión Europea en países de América Latina y de África, donde las necesidades de suministro dictan su política. Es decir, cualquier nación que tenga problemas de suministro [de crudo] estaría abierta a trabajar con Rusia», opina.
«Los días donde Estados Unidos dictaba la política global, quedaron atrás», afirma en entrevista para Sputnik.
Rusia ha sido objeto de un número de sanciones sin precedentes en los últimos meses por parte de las principales potencias de Occidente, esto tras la operación militar especial que realiza en Ucrania desde febrero de 2022.
A partir de entonces, el llamado Occidente colectivo ha aprobado 10 paquetes de sanciones contra Moscú que incluyen restricciones financieras y comerciales, así como sanciones personales. Adicionalmente, Occidente ha buscado maneras de limitar los ingresos de Moscú relacionados con la energía, en específico el petróleo y el gas. Por ello, Estados Unidos, Australia y los países del G7 establecieron un límite de precio de 60 dólares por barril al energético ruso.
En respuesta, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, prohibió a finales de diciembre pasado el suministro de petróleo y productos petrolíferos de Moscú si los contratos establecían directa o indirectamente un tope de precios.
Por esta razón, el país eslavo ha buscado estrategias para mantener sus ventas en materia de hidrocarburos, especialmente de crudo Ural.
«Es posible que, como resultado de las sanciones, Rusia busque incentivar a otras naciones importadoras a comprar su crudo, para que no tengan un exceso de producto y que se quede inactivo, mientras que mantiene su nivel de producción», detalla Vig.
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