El Incendio, Quemó a dos…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Como aquel 23 de marzo de 1994, una bala mató a dos políticos: Luis Donaldo Colosio fue arteramente asesinado por Mario Aburto Martínez. El disparo llegó a San Cristóbal de las Casas y mató, políticamente, a Manuel Camacho Solís quien jamás volvió a los primeros planos.

En el régimen priísta se acuñó la frase: el que perdió al ferrocarril que conduce a la Silla del Águila, jamás se subirá. Camacho tomó un trenecito de Chapultepec… y jamás llegó a Palacio Nacional.

Aquella fue bala.

Lo de hoy son llamas, fuego, incendio.

Y como se dice en política: ¿a quién benefició?

A otros suspirantes corcholatas: Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal.

Adán Augusto López y Marcelo Ebrard se quemaron con el fuego. Fueron arrojados a la pira. 

Y para el huésped temporal de Palacio Nacional le llegó la hora: se cometió un CRIMEN DE ESTADO.

Sí, en un gobierno que se ufana de “respetar los derechos humanos, porque no somos como los de antes”.

La tragedia de Ciudad Juárez, ocurrida en una “estación migratoria temporal”, rentada a una empresa de seguridad privada, una cárcel, con rejas y carente de servicios, y en la que perdieron la vida 39 soñadores por encontrar una mejor manera de vivir, de no ser perseguidos, de no formar parte de los desplazados, de no haber caído en la trampa de los narcotraficantes o criminales organizados, la cargará y para siempre el señor López.

Un señor que envía condolencias y solamente dedica 3 minutos para informar que se harán las investigaciones y que ha ordenado, sí, ordenado al Fiscal (autónomo) General de la República atender el caso personalmente y, del comisionado Francisco Garduño responde a los periodistas que “ustedes quisieran una acción sumaria”.

Las llamas alcanzaron a las corcholatas. 

Ambos se quemaron. Uno y otro se echó la bolita y evadió, cada cual, su responsabilidad. 

Corresponde al secretario de Gobernación la acción en la operación del Instituto Nacional de Migración. La política migratoria le toca al de Relaciones Exteriores.

¿Quién es el jefe de Francisco Garduño?

¡El secretario de Gobernación!

Frente a los hechos, la realidad alcanza a los dos y los exhibe de no tener siquiera conocimiento de las atribuciones y obligaciones que tienen.

Andan en la grilla. En la precampaña adelantada.

¿Con qué cara se dirigirán a los posibles electores cuando les pidan una explicación sobre el incendio en Ciudad Juárez?

Se mirarán uno a otro y dirán: ¡al ladrón, al ladrón!

Porque nunca admitirán su ineficiencia.

Sí, la tragedia ocurrió por incapacidad del secretario de Gobernación de estar pendiente de lo que hace el órgano que depende de su oficina y del subsecretario Alejandro Encinas. Dejaron que Garduño sintiera el poder ordenar golpear a niños, adultos mayores, mujeres e, incluso, encerrarlos en jaulas.

La cárcel de Ciudad Juárez se convirtió en un infierno y en los rotativos y noticieros del Continente y de Europa se abordó la información.

Y nadie de los medios la información.

Son hechos. Realidades.

Algo bueno salió de la tragedia: que el gobierno del señor López no es ni con mucho humanista. Es autócrata que solamente cuida su parcela, aunque sepa que no tiene escrituras.

Dos corcholatas se quemaron. Las que quedan se blindan y frotan las manos. Una de ellas, Ricardo Monreal, fue el único que abrió la puerta para exigir que Garduño dé la cara, no se esconda, mientras las oposiciones y con justa razón secundando a organizaciones civiles nacionales y extranjeras, calificaron la tragedia de CRIMEN DE ESTADO.

Hace 29 años fue una bala. Hoy es el fuego.

E-mail; jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

 

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