Otra Historia más de Bullying
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Cerdita”, película española dirigida por Carlota Pereda y protagonizada por Laura Galán (Sara), Richard Holmes (Desconocido), Carmen Machi (Asun), Claudia Salas (Maca), Irene Ferreiro (Claudia), Camille Aguilar (Roci) y José Pastor (Pedro); cuyo estreno fue en el Festival de Cine Sundance de 2022.
Debido a su obesidad, Sara vive atormentada por las continuas burlas de las otras chicas, pero todo cambiará cuando un desconocido llegue al pueblo y secuestre a sus acosadoras; ella tendrá que decidir entre hablar y salvar a las chicas, o no decir nada para proteger al extraño hombre que la ha defendido.
La cinta está basada en el cortometraje homónimo de 2018, también dirigido por Pereda y con el cual ganó un Goya; toca temas tan sensibles como lo es la gordofobia, el bullying entre adolescentes, la venganza irracional, pero sobre todo la psicología de la víctima.
LA AGRESIÓN
VERBAL
Sara es una adolescente que vive con su familia en un pequeño pueblo de Extremadura, España; es verano y hace un calor infernal, todos los jóvenes disfrutan de la piscina comunal, menos Sara que debido a su obesidad es objeto de burlas, pues lleva por sobrenombre: “Cerdita”.
Los apodos o motes son aquellos sobrenombres que se utilizan para referirse a otros centrándose en alguna característica en particular; dentro del seno familiar se suelen usar sin ninguna intención ofensiva, pero cuando suelen basarse en etiquetas que resaltan defectos físicos o de comportamiento, llegando a ser degradantes.
Cuando los apodos se utilizan para referirse a otros de forma agresiva, y se hace manera continua, puede considerarse como una forma de bullying que genera consecuencias negativas como: Baja autoestima, fracaso escolar, adopción a fobias, depresión, actitud pasiva y cambios constantes en su estado de ánimo.
El desarrollo del personaje de Sara muestra precisamente estos síntomas, pues comienza a tener una imagen de sí misma distorsionada y dañada, ha perdido el interés por los estudios y aunque siempre dice estar estudiando, tiene miedo salir de casa, no confía en nadie y no le importa nada ni nadie.
LA BROMA COMO
AGRESIÓN
Sara decide ir a la piscina, pero lo hace ya tarde, cuando no hay nadie para bañarse sin ser molestada; estando dentro del agua se percata de que hay un desconocido, pero también están Maca, Claudia y Roci, tres jóvenes que siempre la molestan y se llevan su ropa y su toalla, por lo que Sara tendrá que regresar al pueblo en traje de baño.
Una broma suele tener la intención de crear un ambiente distendido, divertido, en cambio, la finalidad del acoso suele ser herir, humillar, avergonzar, incomodar o intimidar, que puede divertir a quien la hace, pero no a quien la recibe.
Las bromas generalmente implican que la “víctima” también se ría del asunto y que su dignidad no sea herida, pero nunca involucran la religión, raza, apariencia u otras características de una persona; denigrar a un ser humano definitivamente no es una broma.
Para estas chicas, llevarse la ropa era una broma inocente, pero para Sara era denigrante, pues tenía que mostrar su cuerpo.
LA AGRESIÓN FÍSICA
Durante el regreso al pueblo, tres chicos se encuentran en el camino con Sara, y en vez de ayudarla, se burlan de ella y le dan de nalgadas diciéndole Cerdita.
En un solo día la protagonista ha sido víctima de tres tipos de acoso: verbal, emocional y físico, ello sin contar que a las redes sociales han subido fotos suyas en forma de memes y un video que la muestra desesperada en la piscina.
El acoso físico es toda agresión corporal como golpes, palizas, empujones que ejerce una o varias personas contra la víctima y de forma constante, pero no es necesario que sean golpes que dejen una huella o lesión, basta con exista ese contacto físico a manera de denigrar a alguien; una simple nalgada es bullying físico, pero también pude ser acoso sexual si se tiene una intención lasciva.
EL VENGADOR
ANÓNIMO
Bajo el sol abrasador, Sara tiene que volver a casa descalza y semidesnuda; en el camino se topa con ese desconocido que estaba en la piscina, que arrastra ensangrentada a una de sus acosadoras a la parte trasera de una furgoneta; desde el cristal, Claudia le pide ayuda, que sólo observa cómo el vehículo se aleja con las chicas dentro.
Una simple mirada que el hombre desconocido cruza con Sara antes de desaparecer con las chicas secuestradas, es suficiente para que en ella haya un despertar sexual —se siente atraída por el secuestrador, que empieza a tener pequeños detalles—, pero eso no es todo, pues se ve implicada en la investigación por la desaparición de las jóvenes y todas las evidencias apuntan a que fue ella la última que las vio y, por ende, es la principal sospechosa.
Y ahora, surge para la protagonista un dilema moral en el que, por un lado, desea el castigo de sus acosadoras, y por otro lado, tendrá que decidir entre hablar y salvarlas o callar para proteger a ese extraño.
Este vuelco en la historia sorprende, pues la denuncia sobre el bullying ahora se combina de thriller y terror para configurar una propuesta singular que no deje a nadie indiferente.
Sara es un personaje confuso que lejos de ser sólo una víctima se convierte en una persona llena de complejidades y contradicciones internas; ella termina siendo la heroína de sus propias acosadoras, pero a su vez en su propia salvadora, puesto que la venganza por mano propia o ajena la va denigrar aún más, y la convertirá en todo aquello que repudia y odia.
La película establece bien las distintas formas de violencia en las cuales se expresa el acoso: verbal, burlas en redes sociales, insultos, bromas que denigran a la persona, golpes e incluso la perpetuación de las inseguridades en el propio hogar, pues la madre de Sara también la llama gorda, y cuando está en la Comisaría le cuenta a medio mundo que su hija ha tenido su sangrado menstrual; para la protagonista el acoso también es en su casa, donde la madre y las tres jóvenes son sus victimarios.
Para muchos jóvenes la adolescencia puede ser algo aterrador, y lo terrorífico resulta cercano, real, porque la faceta más brutal del acoso es nota frecuente en los medios de comunicación; todo indica que no se ha aprendido de los tristes sucesos documentados sobre bullying.
La historia de Sara se asemeja a la de cientos de adolescentes acomplejados que sienten el peso de la familia y la sociedad como una losa que les impide vivir con dignidad; la mayoría de los jóvenes ha experimentado injusticias o ha ocultado su verdadera naturaleza para sentir que pertenece al grupo.
Si una joven no es delgada, entonces no es buena onda, no será aceptada, será segregada, pero ¿acaso lo humano y la humanidad radica en un estereotipo socialmente aceptado?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…