«Hay gente que está purgando una condena temporal solo por sus rasgos, por su ubicación geográfica, se criminaliza a jóvenes pobres y esa es la gran denuncia de muchos organismos de derechos humanos», comentó a Sputnik el doctor Oscar Picardo, director de investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia.
El oficialismo alega que la suspensión excepcional de derechos y garantías está avalada por la Constitución y así detuvo ya a 65.000 presuntos pandilleros, lo cual permitió registrar 215 días sin homicidios y terminar 2022 con una tasa de asesinatos de 7,8 por cada 100.000 habitantes, una de las más pequeñas de América Latina y récord absoluto en la historia reciente del país.
El 2021 había con una tasa de 18 homicidios cada 100.000 personas.
La defensora del pueblo, Raquel Caballero de Guevara, aseguró que unas 3.000 personas fueron liberadas durante el régimen de excepción, luego de que sus casos fueron revisados y analizados por una mesa técnica que responde a la Fiscalía, la Policía, el Ministerio de Justicia y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
Sin embargo, observatorios internacionales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, denuncian múltiples violaciones al debido proceso y los derechos básicos de los detenidos y solicitan la derogatoria del régimen de excepción, a lo que Bukele y sus partidarios responden con desdén, acusándolos de «defender a criminales».
Para Eduardo Escobar, director de la plataforma de controlaría social Acción Ciudadana, el problema es que se ha suplantado la presunción de inocencia por la de culpabilidad, o sea, a los ojos de las autoridades todos son culpables, hasta que se pruebe lo contrario.
«El régimen ha convertido lo excepcional en la norma, en lo cotidiano… En el ordenamiento jurídico salvadoreño esta figura estaba pensada como algo excepcional, pero al hacerlo permanente se ha desnaturalizado, porque se concibió para otro tipo de contingencia, no para criminalidad ordinaria», dijo Escobar. (Sputnik)