De terror

 

Yo Campesino

  •     Ganso afirma que su destrucción del país continuará con quien lo suceda

Miguel A. Rocha Valencia

Si la advertencia o amenaza del mesías tropical no convence a la oposición para consolidarse en un frente sólido en la elección presidencial del 2024 es que de plano está castrada y no obedece a intereses populares sino a los de sus propias tribus que se disputan las migajas de poder que les caen por ley, pero no merecen.

A mí, me dio escalofrío escuchar la sentencia y más cuando afirma que la ruta actual es la correcta, que dejará un largo pliego de acciones y reformas que aplicará quien lo suceda. Pero más me preocupó el preguntar ¿qué o quién garantiza la continuidad del proceso de pauperización, muerte y violencia continuarán el próximo sexenio?

Peor todavía es que el caudillo de Tepetitán “vea” como seguro que los morenos continuarán en el poder y podrán hacer los cambios, ajustes y reformas necesarios para ejecutar sus planes autoritarios y empobrecedores de nuestro gran país. Es decir, en su visión no sólo está convencido de ganar la Presidencia de la República y la mayoría calificada en el Congreso.

Claro que como sucede en estos casos, esa presunción podría ser puro “farol” del mesiánico, pero como vemos a la oposición, no está nada perdido, quien está perdida es la dizque oposición que no atina a asumir responsabilidades, tener la humildad para aceptar a los otros como sus pares y no como segundones o morrallas.

Y es que mientras en PAN se siente con la mayoría y reconoce a los restos del PRI como segunda minoría, ambos observan al PRD como “centavitos” que deben seguirlos en sus decisiones y no se les toma parecer en los planes, simplemente, se los imponen.

Eso provoca que los amarillos se pongan sus moños, se monten en su macho y digan que o los suman o se restan y se van por la libre. Algunos de ellos ven mejor futuro aliándose a las filas d Morena donde les sonríen, los juntan y hasta les hacen ofertas luego de “reconocerles” su gran valía. De esa forma se llevan liderazgos y cuadros que, menospreciados por los aliancistas, encuentran cobijo y apapacho con los otros, aunque al final, los traicionen y los dejen silbando en la loma.

Más allá de esas “sesudas” disquisiciones sigue viva la pregunta de quién o qué garantiza la permanencia y consolidación de los morenos y sus rémoras en el poder. Desde luego, la incapacidad de la oposición de comportarse como un frente real, pero también empieza a formarse en el “imaginario colectivo” la sensación u omnipresencia de un poder que de fáctico no tiene nada.

Por un lado, está el crimen organizado que en las pasadas elecciones jugó un papel relevante para entregar el poder a los morenos a lo largo del corredor del Pacífico, desde Oaxaca hasta Baja California, con un salto en Jalisco donde el cártel local impone su ley por encima de Movimiento Ciudadano. Ni hablar de la ruta que va de la capital del país hacia el sur del Estado de México para conectarse con Michoacán y la costa.

Los criminales actuaron con tal descaro que fueron grabados cuando intimidaban a los electores o se robaban las urnas. También fue público el secuestro de candidatos y activistas opositores a quienes “convencieron” de abstenerse o renunciar. A pesar de eso y las pruebas grabadas, documentales y testimoniales, el profeta cuatrotero dio las gracias a los delincuentes por “portarse bien”.

Por el otro están los encargados de repartir abrazos y no balazos: los militares que son hoy los más “empoderados” del país con personal, nómina oficial, dinero de empresas, inversiones, construcciones, instituciones públicas y hasta del mayor reconocimiento por parte de la chachalaca tabasqueña.

Están en todas partes, se asumen policías de calle, participan en operativos para corretear migrantes, invadir propiedades, construir obra pública, repartir contratos a su gusto y sin rendir cuentas incluso ante el Congreso al que someten y sobajan con soberbia.

No tienen sujeción y se les siguen dando privilegios y dinero, a las aduanas terrestres y marinas, se suman todas las comunicaciones desde aeropuertos, trenes, carreteras, microondas, internet, bancos, puertos marinos, vigilancia de instalaciones “estratégicas”, el cuidado y distribución de combustibles por lo que se les paga aparte; les dan recursos para armarse más y mejor, son requeridos para confiscar o embargar bienes privados (Punta Venado) y en suma no se ve quien pueda detenerlos. Bueno no creo que hoy o mañana alguien se atreva a quitarles privilegios.

Con esas dos falanges para qué quieren Suprema Corte de Justicia o un Congreso federal. Cuidado.

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