“Living”

La Conciencia de la Vida

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Living”, película británica dirigida por Oliver Hermanus, con la actuación de Bill Nighy (Sr. Williams), Aimee Lou Wood (señorita Harris), Alex Sharp (Sr. Wakeling), Tom Burke (Sr. Sutherland), Adrian Rawlins (Sr. Middleton), Hubert Burton (Sr. Rusbridger), Oliver Chris (Sr. Hart), Patsy Ferrán (Fiona Williams) y Barney Fishwick (Michael Williams); se estrenó en el Festival de Cine de Sundance el 21 de enero de 2022.

El señor Williams lleva toda la vida trabajando en la oficina del servicio de asuntos públicos de Londres; en una visita al doctor, se entera de que le quedan pocos meses de vida, así que, a partir de ese momento, reflexiona de lo que ha sido su vida y cobra más relevancia la misma.

La cinta tiene un guion de Kazuo Ishiguro, adaptado de la película japonesa de 1952 Vivir (Ikiru) dirigida por Akira Kurosawa, que a su vez se inspiró en la novela rusa La muerte de Iván Ilich de 1886 de León Tolstoi, pero ahora la trama se desarrolla en Londres en 1953.

APRENDER 

LA RUTINA

Es el primer día de Peter Wakeling en el departamento de concesión de obras públicas del London County Hall, ahí conoce a sus nuevos compañeros, los señores Middleton, Rusbridger y Hart, así como todo lo que necesita saber sobre su futuro jefe, el señor Williams, un funcionario experimentado que aparentemente se toma muy en serio la reconstrucción del país, aunque con ciertas vicisitudes.

La burocracia administrativa es la nota inicial de esta película en la que para lograr la construcción de un parque infantil, tres mujeres deben acudir cada día a las distintas oficinas internas del ayuntamiento, como lo es Parques, Aguas, Obras Púbicas, etc., sin que su solicitud sea atendida cabalmente, pues estará en un archivo por algún tiempo.

Pero más allá de esta maña burocrática, la propia escena sirve para enmarcar la rutinaria y gris monotonía en la vida que lleva el señor Williams, que tiene años de haber enviudado y ha perdido el más mínimo interés en aspectos que dan color y sentido a la vida misma.

LA VISITA 

AL DOCTOR

El señor Williams informa a sus colaboradores que se ausentará temprano, sin dar el mínimo detalle; en su cita con el doctor, se entera de que sólo le quedan siete meses de vida; la noticia cae como un balde de agua fría, pero flemáticamente la asimila.

Es difícil pensar y saber la reacción que tendría cada persona frente a una noticia así, lo usual es comentarla con la familia, pero en el caso, el señor Williams no se lo cuenta a su hijo Michael ni a su nuera Fiona, porque asume que ellos no están interesados en lo que le sucede.

Aunque se sabe el destino final, nadie está verdaderamente preparado ante la muerte, el recuento de lo que se ha hecho y lo que se ha dejado de hacer es inevitable; es ahí cuando el balance arroja un saldo positivo o negativo, y que aún no es tarde para resarcirlo.

Pero, ¿cómo empezar a vivir cuando nunca se ha vivido?

JUVENTUD 

DIVINO TESORO

El señor Williams busca a su antigua asistente, la joven Margaret Harris, a quien le confiesa que tiene un cáncer terminal y con su ayuda, recupera la alegría y una nueva perspectiva que le permite aprovechar al máximo el tiempo de vida que le resta.

En la plática que se da entre estos personajes sale a relucir que al señor Williams le apodaban Mr. Zombi, lo cual le parece gracioso, pues en realidad venía siendo un muerto en vida que no sabía apreciar lo bello y significante de la vida.

De joven, sobra la energía y el tiempo para hacer cosas, aunque a veces no se tienen los recursos, y de viejo, se cuenta con recursos, aunque la energía y el tiempo ya no dan.

Sin embargo, la cinta muestra como el personaje principal toma conciencia de las pocas semanas que le quedan, que pronto estará frente al Creador, por lo que su enfermedad no será impedimento para hacer algo por los demás, así que hace suyo el proyecto de construir un parque infantil en medio de las ruinas de un barrio bombardeado.

RECORDANDO 

AL VIEJO

Los señores Wakeling, Middleton, Rusbridger y Hart, en un vagón de tren, comentan anécdotas inusuales y agradables del señor Williams respecto al proyecto del parque infantil, como la vez en que esperó todo el día sentado en una oficina gubernamental hasta que se diera trámite a una solicitud, o cuando agradeció personalmente a cada persona de una oficina, o la ocasión que imploró para que no se archivara esa petición del parque, o de cómo estuvo presente, aun lloviendo, en la construcción del mismo.

Cada actitud de la gente que demuestra una firme decisión por lograr algo es loable y es signo de tenacidad, se predica con el ejemplo; así lo demostró el personaje principal que dejó huella en cada uno de sus colaboradores, a grado tal de que prometen no archivar más las solicitudes de las personas, sino dar el trámite que corresponda.

La escena más emotiva es cuando el joven Wakeling pasa de noche frente al jardín infantil, ve fijamente los columpios y demás juegos, un oficial británico le pregunta si se ofrece algo, a lo que responde que sólo está recordando al señor Williams; el policía comenta en que una noche de invierno lo vio balanceándose en un columpio, que nevaba ligeramente, y no quiso interrumpirlo; Wakeling comenta que hizo bien, pues el hombre estaba feliz y así murió.

La cinta muestra a un adulto mayor, esclavo de la rutina diaria, que ya no sonríe ni disfruta de las pequeñas cosas que dan un significado a la cotidianidad, pero nunca es tarde para disfrutar de la vida y ser feliz.

Lo difícil es entender que ser feliz es muy fácil, que la determinación por hacer lo que hay que hacer, aunque cueste, se logra mirando a los ojos, pidiendo, agradeciendo, y en ocasiones rogando.

El vivir sin ganas es como estar muerto, es ser un zombi vivo; el señor Williams rompió el engranaje burocrático, el bucle de incompetencia infinita para lograr la construcción de un parque infantil; el archivo ocioso de solicitudes ciudadanas equivale a su estancamiento vital, a una existencia sin propósito alguno.

La redención del protagonista no es tarde, llega cuando tiene que llegar y le permite un final feliz que tanto buscaba.

Pero ¿acaso será que para ser feliz se debe tomar conciencia de la muerte o de la vida?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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