Las reacciones del sector bancario latinoamericano ante el colapso en Estados Unidos del Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank fluctuaron este lunes entre la tranquilidad de Brasil, la debilidad del peso mexicano y las pérdidas bursátiles en Argentina. Los expertos aún analizan qué repercusión puede tener esta crisis en la región.
El SVB, con sede en California y considerada la decimosexta entidad bancaria en importancia por capitalización en el país, anunció el pasado miércoles que buscaba una ampliación de capital para hacer frente a sus dificultades financieras.
Ese anuncio llevó a muchos clientes a retirar sus depósitos, lo que se conoce popularmente como «corrida bancaria», por lo que los reguladores tuvieron que cerrar la entidad el viernes como consecuencia de la falta de liquidez, lo que a su vez afectó al sector financiero en EU y otros países.
El domingo los órganos reguladores de EU cerraron el Signature Bank, de Nueva York, que prestaba servicios, sobre todo, a empresas de abogacía y de criptomonedas.
Aunque el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos anunciaron que los clientes tendrían acceso a todo el dinero depositado en el SVB y que los contribuyentes «no asumirán las pérdidas» del banco, el miedo corrió como un reguero de pólvora entre los estadounidenses e hizo que sus vecinos latinoamericanos se pusieran en alerta.
En Brasil, el Gobierno consideró que la quiebra del SVB es «grave», pero hasta el momento no ve riesgo de que se traduzca en una crisis global del sistema.
«Aparentemente no va a generar una crisis sistémica, no vi a nadie tratar este episodio como Lehman Brothers», que colapsó en 2008 y generó una crisis financiera internacional, «pero es grave lo que ha ocurrido», admitió el ministro de Hacienda, Fernando Haddad.
Y si bien Haddad consideró «positiva» la reacción de la Fed de «garantizar los depósitos» y evitar una fuga de capitales generalizada, puntualizó que las informaciones divulgadas por ahora «no son suficientes para dimensionar el tamaño del problema».Asimismo, precisó que «no está claro todavía» si la autoridad monetaria de Brasil va a tomar alguna medida «en virtud de los efectos en las economías periféricas».