¡Justicia!… ¿Para Quiénes?

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Equivocación garrafal ¡otra vez!

Cuando se conoció el martes pasado lo información de que se preparaba una marcha para defender al Ejército y que se realizaría principalmente en Tamaulipas a la que se unirían otras en diversos estados, el huésped temporal de Palacio Nacional expresó: “Aprovecho para informar de que esa marcha que están convocando tiene propósitos nada justos, sanos, que supuestamente es para defender al Ejército. Que nadie se deje engañar, eso puede estar inclusive promovido por la misma delincuencia”.

Por las manifestaciones de ayer incluida la que se efectuó en la Ciudad de México, sí fueron soldados en activo, en retiro y jubilados, quienes acompañados por familiares se dirigieron a la Plaza de la Constitución y ahí mismo, frente a Palacio Nacional clamaron “ el Gobierno de México los trata de manera ‘inhumana e injusta’.

En Ciudad Victoria se registró la mayor concentración. Ahí, la esposa de un militar dijo: “La vida como esposa de un militar es muy difícil, no se me hace justo porque ellos dan todo por la patria, para que luego les den una patada. Las autoridades son inhumanas con nuestros militares”. 

Si las marchas no fueron convocadas por el “crimen organizado” o si lo hicieron, el efecto es irreversible.

Tendrán que aclarar desde la Defensa Nacional el señalamiento de que a los soldados se les trata de manera inhumana.

Por supuesto, los 4 a los que se les sigue proceso por ejecutar a  jóvenes en Nuevo Laredo, son responsables de la acción. Y mala señala es la que manda la propia Sedena al informar que están en la cárcel por “desobedecer órdenes superiores”.

Como nunca, el Ejército más la Marina y la Guardia Nacional, más la primera dependencia, han recibido apoyo irrestricto del Comandante Supremo y les ha dado más de lo que pudieran pedir. A cambio, solamente tienen que estar pendientes de las obras insignia del Gobierno federal… ah, también hacer rondines para demostrar que están capacitados “para tareas de seguridad”.

Es probable que los militares de bajo rango, los del pueblo “que son el Ejército” en efecto reciban trato inhumano. Los altos mandos castrenses, llámense militares, marinos o guardianes “civiles”, viven en la opulencia, con limpiabotas, peluqueros, cocineros, choferes, escoltas y mozos al por mayor.

Ninguna novedad.

Las marchas de ayer pudieron ser respuesta a la forma en que se trata a los militares y marinos de rangos inferiores. Vaya, simples soldados y navales sin rango alguno que, por supuesto, encontraron chamba y aspiran a colocarse un quepí con estrellas y águila. Soñar no cuesta nada… salvo perder la libertad por “desobedecer órdenes superiores”.

En lo personal no comparto, nunca lo he hecho, que las fuerzas castrenses estén realizando tareas de seguridad pública. Porque no están preparados para esa misión. Quienes se visten de verde olivo, de azul o camuflajeados, son adiestrados para disparar sus armas de cargo no para dialogar con el adversario. Jamás se atreven a desobedecer a sus superiores porque conocen las consecuencias. Sin embargo, desde Felipe Calderón y hasta la fecha, miles de integrantes del Ejército y la Marina además de la pomposamente llamada Guardia Nacional, son quienes por decreto deben realizar las tareas que correspondes a civiles. Eso marca el artículo 21 de la Constitución.

Lo ocurrido en Nuevo Laredo no puede ni debe quedar impune. Empero, se tiene que regular, no en leyes secundarias sino en la disciplina militar cómo se debe actuar en momentos difíciles y no confundir la gimnasia con la magnesia.

Por lo pronto, se oxigenó que los soldados son tratados de manera inhumana. Cierto o no, la denuncia tendrá efectos en el imaginario colectivo y, si el general secretario y sus subordinados no entienden que los ciudadanos comunes y corrientes no somos parte del crimen organizado ni del narcotráfico, la reacción de los civiles puede ser algo más que un reclamo de justicia para sus familiares.

Ahora bien ¿para quién debe ser la aplicación de la justicia?

La pregunta la dejo en el aire y que quien tiene la responsabilidad, la responda.

E-mail: jesusmichelmp@htmail.com, jesusmichelnarvaez266@gmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @msionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

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