¿Y los criminales?

Yo Campesino 

 

  •      Las Agresiones de Militares Contra el Pueblo Aumentan, Pero Delincuencia Crece

 

MIGUEL A. ROCHA VALENCIA

 

Los datos son duros: mientras la criminalidad actúa con mayor impunidad, las quejan contra abusos de militares aumenta. Con el cambio de administración las denuncias especialmente contra miembros de la Sedena se fueron para arriba lo mismo que los asesinatos.

Esto es que a pesar de una mayor presencia de militares en las calles y la formación de la tal Guardia Nacional que en momentos críticos no aparece, la delincuencia hace palidecer la criminalidad de otros sexenios, incluyendo el de Felipe Calderón, cuyo número de asesinatos ya duplicaron los delincuentes en lo que va la administración del Ganso con sus 147 mil víctimas, 50 mil desaparecidos y 25 mil más que esperan identificación en SEMEFOS y los extraídos de tumbas clandestinas.

Hoy en las calles y oficialmente, hay cerca de 260 mil soldados y guardias nacionales frente a menos de la tercera parte hasta antes de 2018 y con ello, la presencia de policías ministeriales estatales disminuyó y los municipales pasaron a ser mera decoración. De las 347 quejas por abusos de “verdes” en 2018, se pasó a 421 en 2019 y en este año ya van contabilizadas más de 450.

Las acusaciones más frecuentes contra militares son: privación ilegal de la libertad, torturas, violaciones sexuales, homicidio, detención arbitraria, abuso de autoridad y despojos. Todo ello registrado por la propia secretaría de la Defensa Nacional. El hecho más reciente, los cinco jóvenes acribillados en Nuevo Laredo bajo el pretexto de que iban muy rápido en una camioneta sin placas.

Se determinó que los jóvenes no iban armados y que fueron asesinados de entre uno a 14 disparos de fusil. Hay cuatro soldados detenidos por los hechos y se les acusa de desobedecer órdenes y los protocolos para el uso de la fuerza, pero no por homicidio.

Desde cuando al ganso se le ocurrió no devolver a los militares a sus cuarteles sino por el contrario, hacer mayor su presencia y ordenar “abrazos no balazos” contra la delincuencia, la impunidad criminal se incrementó mientras que a la sociedad civil se le agravió más. Eso demuestra que contra los desarmados son muy valientes, pero cuando se enfrentan con capacidades de fuego similares, prefieren huir o dar abrazos.

Claro no se trata de defender a quienes agreden a los uniformados ni menos justificar las palizas que a veces los civiles les aplican y que en el fondo no son nade frente a las armas que portan los militares, sino de plantear lo que son hechos.

Pareciera que la instrucción es abrazos a los delincuentes y duro contra los ciudadanos. No se trata del “mátelos en caliente” como vocifera el de Palacio Nacional. Sino que el caso de los jóvenes acribillados, es emblemático, contradice el discurso presidencial o como acostumbra, se aplica “su justicia” de manera distinta a unos y a otros.

Igual como sucede en el caso de los jueces que por sus decisiones son llevados a la hoguera por el mesías tropical con sentencias que no le gustan y que le dan pie para golpear a la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte. En cambio, no dice nada y se vuelve respetuoso de las instituciones o del poder judicial cuando amparan a su protegida, la presunta plagiaria Yasmín Esquivel de Rioboó a quien una jueza la protege para que no se difundan investigaciones en torno a sus presuntos actos de corrupción.

Es doble la vara, la justicia y gracia para los cuates y para los demás simple justicia. Por eso los resultados en la lucha anticrimen y las agresiones a la sociedad donde tiene metidos a los militares puede tener esa doble instrucción: a los delincuentes abrazos y a los ciudadanos, balazos, violaciones, privación de la libertad y lo que se acumule.

No se conoce el resultado de las “investigaciones” de esas agresiones porque contra lo establecido por la ley para casos de delitos como los cometidos por los soldados, se les encarcela y procesa dentro y por militares. Y en todo caso, no se sabe si son sentenciados o castigados.

Es decir, todo queda en familia o como dijo una vez el secretario de Marina cuando se descubrió que de los almacenes de esa institución y la Sedena salían armas, equipos y uniformes para la delincuencia, que, a los culpables, identificados plenamente sólo se les podía dar de baja deshonrosa. Le faltó decir que, con ella, les daban su liberación para sumarse a los ejércitos de la criminalidad.

Será un caso más para la impunidad. Apuesto.

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