*Sí, en Ocampo, Michoacán uno de los Sitos Preferidos por estos Hermosos Ejemplares
*Llegan Cuidándose de la Calandria y el Pinzón que son sus Depredadores
*Los Machos, Aseguran, Tienen los Colores más Encendidos
*Ellos, Tras el Apareamiento dan su Vida, lo que se Llama Morir por Amor
*Un Recorrido por el Bosque a 3,400 Metros Sobre el Nivel del mar
*Y nos Despedimos de la Generación Matusalén, Porque Viven Hasta Nueve Meses
SUSANA VEGA LÓPEZ,
Enviada
OCAMPO, Mich.- Es tóxica; nace de huevo; es larva, oruga y finalmente le salen anaranjadas alas escamadas; se alimenta de florecillas amarillas, naranjas y rojas. Su lengua se despliega y retrae (como esos juguetes espantasuegras que a manera de silbato se sopla) para tomar el néctar de las flores; mide 11 centímetros; no pesa más de tres gramos y las hembras se aparean con varios machos: la mariposa monarca.
Pertenece a la familia de los lepidópteros y es de alas escamadas (si se observan en un microscopio) que les facilita su eficiencia aerodinámica. Ponen sus huevecillos en las plantas llamadas asclepia (mejor conocida como algodoncillo), de donde se alimentan. Esta planta les proporciona una eficaz defensa natural contra los depredadores ya que las hace tóxicas (o al menos de mal sabor).
Algunos años se dijo que estaban en peligro de extinción debido a dos factores: la tala clandestina, y a que se consideró una plaga (plantas y mariposas). Pero eso quedó en la historia.
En la naturaleza, el color naranja revela la toxicidad; de allí el encendido rojo-naranja de este insecto que algunas otras especies tratan de imitar, de cambiar su color, de mimetizarse para despistar a los depredadores señala a Misión Política, el guía de turistas Rafael Landeros, durante el camino hacia el santuario El Rosario, municipio de Ocampo, Michoacán.
“Tienen tres depredadores: dos aves (la calandria y el pinzón) y un roedor; sólo la abren y se comen el gusanito; dejan la cabeza y las alas porque la mariposa les hace daño debido a que el algodoncillo del que se nutre en su etapa de crisálida, es venenoso como lo demuestra el hecho de que las reses que comen el algodoncillo se inflan y mueren”, afirma el experimentado guía de turistas de esta entidad quien se apasiona al explicar todo lo referente a la mariposa monarca.
El color de la mariposa macho es más encendido; tiene un diminuto punto negro en cada ala, de donde despide las feromonas para atraer a su pareja. Las venas de sus alas son menos gruesas que las de la hembra.
Dicen que el macho muere durante el apareamiento pero antes le pasa todos sus nutrientes a la hembra por lo que son ellas las que emprenden el regreso al norte de Estados Unidos y sur de Canadá.
LLEGADA AL SANTUARIO
El ROSARIO
Para llegar a El Rosario primero se pasa por otro ejido, El Asoleadero, donde se encuentra una caseta de peaje que cobra 70 pesos “porque ellos dijeron que no obtenían ningún beneficio y decidieron que los visitantes debían pagar”. Preguntan de dónde vienen y cuántas personas son para llevar un control.
El camino comienza a subir y subir y llama la atención el nombre de una calle, la de John Lennon, ¿? Es sólo porque un grupo de jóvenes admiradores del cantante inglés le pidieron al ayuntamiento que les dieran una calle para ponerle ese nombre ¡y se las regalaron!, fue hace 20 años, recuerda don Rafael.
Ya hay camino asfaltado, estacionamiento, baños, taquilla, negocios de comida, tiendas de artesanías, estanquillos de cervezas, así como renta de caballos. Se observan construcciones de cabañas y dormitorios para hombres, mujeres y familias; hay comedores y tirolesas para el disfrute de los asistentes.
Al llegar al santuario de El Rosario, se nota roja y cuarteada la cara de los niños debido al frío. Juegan alegremente a corretearse, a ver quién llega primero. Se tranquilizan al ver a los visitantes.
La altura de este lugar es de tres mil 400 metros sobre el nivel del mar. Se pude subir a caballo o caminar por senderos y escaleras aproximadamente un kilómetro 400 metros. Hay varios núcleos en el bosque y sólo unos pocos se muestran al turista.
EL NÚCLEO
Ahora le toca a don Paulino Guzmán González, guía y ejidatario de El Rosario dar la explicación. “Este ejido tiene 2 mil 657 hectáreas que pertenecen a 260 ejidatarios; fue abierto al público en los años 80 y es considerado el santuario más grande del mundo”, expone.
Comienza la caminata y se detiene en un área delimitas con cinta para que el visitante no pase. Se debe guardar silencio porque las mariposas descansan. Se prohíbe fumar.
Los turistas deben transitar por las veredas señaladas pues hay muchas mariposas en el suelo tomando agua o apareándose y las pueden pisar; otras, señala, están en estado de hibernación.
Llegamos a un núcleo. La vista es impresionante. Las mariposas prácticamente chocan entre sí, se aparean, vuelan, toman agua, comen, duermen prácticamente adheridas a los oyameles. Allí hace un alto para explicar y hacer una invitación para que la gente los visite.
Reiteró que “es importante no llevarse las mariposas que ya están muertas porque aquí también es su cementerio” y señaló que los 260 ejidatarios se turnan para cuidar la zona y hacer rondines. Precisó que en los últimos años los visitantes ascienden de 80 a 85 mil personas por temporada.
MIGRACIÓN
Dice que vienen del sur de Canadá y norte de Estados Unidos. Comienza la migración en septiembre y llegan en noviembre. Nace allá y deposita sus huevos debajo de las hojas de una planta, el algodoncillo (considerada una plaga) y cuando la larva nace a lo único que se dedica es a comer, a ganar peso, volverse crisálida y luego mariposa.
El ciclo de vida de las mariposas es perene, de apenas uno y hasta dos meses, pero la cuarta generación, conocida como la generación Matusalén, llega a vivir hasta nueve meses; es la que migra, la que viene a descansar a los bosques de México huyendo de los fríos extremos, y por ello causa admiración.
Vuela 120 kilómetros diarios. Pasan por Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Estado de México y Michoacán. Siempre descansan en los llamados árboles perchas por las tardes noches.
Ellas vuelan cuando hay sol; si está nublado o frío, son pocas las que vuelan, se la pasan pegadas a los árboles. Son tantas las mariposas (millones) que se alcanza a escuchar su aleteo.
FEBRERO, MES DEL AMOR; EN
MARZO COMIENZA LA MIGRACIÓN
Febrero es la mejor época para visitar el santuario porque es época de apareamiento; la temperatura ya subió y a principios de marzo comienzan su migración al norte de Estados Unidos y sur de Canadá.
Se aparean en el aire y algunas, cansadas, caen, afirma el ejidatario y refiere que “el macho trae dos puntitos en la parte trasera de las alas, su color es más encendido y sus venas más delgadas”.
Don Paulino dice que en invierno hay muchas mariposas tiradas en el suelo como si estuvieran muertas pero no; los ejidatarios mostraron que si las agarran entre sus manos y les echa vaho se desentumen y comienzan a aletear y volar.
Lo sorprendente es que la generación Matusalén nunca ha estado en México pero dicen que tiene un radar que las trae para huir del frío del invierno.
RESERVA DE LA BIÓSFERA
DE LA MARIPOSA MONARCA
Por decreto presidencial se creó la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca y con ello se evitó la tala de árboles. En esta maravilla de la naturaleza viven y también mueren (las menos) pero no hay que llevárselas ni vivas ni muertas, suplica el ejidatario y recomienda la compra de artesanías con motivos de mariposas como las servilletas bordadas, los vasos estampados, llaveros, imanes para el refrigerador y más.
Cabe señalar que los santuarios de la Mariposa Monarca fueron declarados en 2008 como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
LEYENDA
Se cuentan varias leyendas en torno a la mariposa y la que más se conoce es aquella que dice que son las almas de los antepasados que vienen a visitarlos, toda vez que llegan en noviembre, aunque oficialmente el santuario se abre a partir del día 15.
Don Paulino afirma que son 10 millones de mariposas por hectárea. “Son cinco hectáreas, por lo que se habla de 50 a 60 millones de mariposas. Mentira que esté en peligro de extinción. Desde hace tres años las gráficas demuestran que no ha disminuido la población de mariposas.
¡Estás a tiempo de visitar alguno de los santuarios!