Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Pasó de noche. Las fiestas de antes, desaparecieron. Hoy apenas si algunos recordaron que el PRI cumplió años el pasado sábado.
Tiempos lejanos aquellos de su fundación en 1928.
Una idea genial de Plutarco Elías Calles. Así iniciaba México la “época de las instituciones y el final de la de los caudillos”.
Bueno, eso crecía el sonorense, quien fue el primero en mantener el caudillaje político.
Sin Álvaro Obregón, su jefe, orto sonorense que decía ser el glorioso vencedor en la Revolución Mexicana, Calles organizó el primer partido nacido de las cúpulas y no de un movimiento de la sociedad, Simplemente los militares, los que sin ser solados eran generales, que participaron en el movimiento armado en respuesta al llamado de Francisco I. Madero querían tener y ejercer el poder desde la Silla del Águila. Todos y cada uno, probablemente con excepción de Pancho Villa, desestabilizan al que gobernaba hasta que finalmente lo abatieron. Sí, Venustiano Carranza había asumido el poder después de la decena trágica e intentó, con éxito, la redacción de la reforma a la Constitución de 1857.
Hubo de pasar una década después de promulgada la Constitución y que Obregón fuera asesinado por reelegirse con lo que se convirtió en el primero en violentar la Carta Magna mediante una reforma que permitió “por única ocasión” competir y ganar por segunda vez la Presidencia de la República.
Y el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario no acabó con el centralismo político sino que lo impulso. Se convirtió en el Partido de Estado durante 71 años. Y contra lo que se diga ahora, su conducción y el de la nación se mantuvo en manos de militares hasta 1946.
El sábado cumplió 94 años de vida… bueno si se le puede llamar vivir en las condiciones actuales.
A lo largo de su historia tuvo dirigentes valiosos. Quizá los más sobresalientes por la forma en que defendieron los principios de la Revolución y se arriesgaron a los cambios que abrieron la posibilidad de desmilitarizar su militancia, fueron Jesús Reyes Heroles y Porfirio Muñoz Ledo. Ambos, sin duda, preparados, educados en la concepción política y formadores de cuadros que, para desgracia del partido, desaparecieron y hoy es un esqueleto sin músculo y grasa.
La época que vive el que fuera “ejemplo de unidad”, marca la debacle probablemente irreversible.
Desde el arribo de Alejandro Moreno Cárdenas le escribí en este mismo que su elección lo llevaría al sepulcro. No me equivoque.
Maniqueo, irrespetuoso, sin solidez ideológica, arrogante y mal gobernante -lo dicen las cifras de sus tres años en Campeche-, Moreno Cárdenas fue parte de la “nueva generación” de políticos del PRI en la que emergieron personajes como Enrique Peña Nieto, que alcanzó la Presidencia de la República, Javier Duarte, Roberto Borge y Eugenio Flores, entre otros, quienes terminaron en la cárcel y están aún tras las rejas.
El actual dirigente se ha salvado en una tablita pero camina en el filo de la navaja y no es descartable que les haga compañía a sus “compañeros de partido” en un muy cercano futuro.
Mientras tanto y en lo que fue la “celebración”, señaló que en el PRI “somos un partido que respalda su grandeza en la fuerza de sus militantes, los de base, los de trinchera, los de a pie, los que no luchan por cargos sino por la causa; y por eso somos, desde hace 94 años, el pueblo hecho partido”.
¿Cuál fuerza, cuáles militantes, cuáles la trinchera?
Nada de “el pueblo hecho partido”.
Un aniversario que pasó de noche. Sin música. Sin cohetes. Sin personalidades de peso político. Sin solidez. Dividido y en estado de coma.
¿Llegará a los 100 años o en 2024 perderá el registro?
Se aceptan apuestas.
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