NIDIA MARIN
Con el ceño fruncido la mayoría de los mexicanos navegamos ante los hechos violentos que suceden diariamente en los diversos estados de la República y en la Ciudad de México, donde lo sanguinario de las acciones nos tienen aterrados.
¿Y la policía? No hay, no hay. ¿Y la Guardia Nacional? Como escribiera el poeta Tomás de Iriarte y Nieves:
“Cerca de unos prados / que hay en mi lugar, / pasaba un borrico/ por casualidad.
“Una flauta en ellos/ halló, que un zagal/ se dejó olvidada/
por casualidad.
“Acercóse a olerla/ el dicho animal, / y dio un resoplido/
por casualidad.
“En la flauta el aire/ se hubo de colar, / y sonó la flauta
por casualidad.
“¡Oh!”, dijo el borrico, / ¡qué bien sé tocar! / ¡y dirán que es mala/ la música asnal!”.
“Sin reglas del arte, / borriquitos hay/ que una vez aciertan/
por casualidad”.
Evidentemente esto no es nuevo, pero sí lamentable todo indica que la inseguridad no hay quien la frene. Ante ello, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C, elaboró un ranking con el medio centenar de urbes consideradas las más violentas. Y era más allá de lo que esperaban los investigadores al realizar su trabajo en 2021. Hoy está peor.
Pero entonces, de acuerdo con su medición, “de 50 ciudades del ranking 2021, se ubican en México 18, en Brasil 11, en Estados Unidos 7, en Sudáfrica 4, en Colombia 4, en Honduras 2 y hay una de Puerto Rico, una de Haití, una de Ecuador y una de Jamaica”, determinaron el año pasado.
Sin embargo, conforme al trabajo de investigación realizado por Juan Pablo Aguirre Quezada, del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y dado a conocer el año pasado, hay ciudades de nuestro país de menos de 300 mil habitantes que están de lágrima ya que explica “…tienen tasas por encima de los 100 homicidios por cada 100 mil habitantes, como es el caso de Fresnillo, Manzanillo, Guaymas y Tecate. Destaca esta urbe con una tasa de 247 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2021”.
Es lamentable, pero de las 18 ciudades mexicanas consideradas dentro de las 50 más violentas del mundo, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C, tres se encuentran en Michoacán; tres en Guanajuato; dos en Baja California; dos en Chihuahua; y una en cada uno de los estados de Sonora, Zacatecas, Colima, Guerrero, Morelos; Quintana Roo; Sinaloa y Jalisco.
Y no se puede negar, las cifras hablan. Sí, esa violencia se nota en los números que diariamente se publican, sobre todo, por ejemplo, en cuanto a asesinatos. De tal manera que no es de sorprender que los especialistas precisen que “… la violencia sigue planteando una amenaza importante para las ciudades a nivel nacional por cuenta de las organizaciones criminales, sus nexos con funcionarios públicos corruptos, importantes sectores económicos, como la minería y la agricultura, y estructuras de poder en continua evolución”.
Los ejemplos abundan, casi cada día. Salen a la luz en noticieros y medios de información, no sólo en las propias entidades sino a nivel nacional.
Este trabajo del investigador del Belisario Domínguez también alude al INEGI en una de cuyas encuestas trimestrales Sobre Seguridad Pública Urbana, informó que “en marzo de 2022, 66.2% de la población de 18 años y más consideró que es inseguro vivir en su ciudad”.
Asimismo, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de marzo del año pasado precisó como ciudades con menor percepción de inseguridad a “San Pedro Garza García, Tampico, Piedras Negras, Mérida y Saltillo”.
Sin embargo, en el estudio se admite que en zonas urbanas de diversas regiones de la República Mexicana “existen condiciones y experiencias positivas en el desarrollo de estrategias de seguridad pública, con resultados positivos reconocidos por parte de la ciudadanía”.
Pero es evidente que las ciudades violentas son las que tienen más reflectores, ya que “…debido a la falta de personal como estado de fuerza en las policías locales, además de carencias de recursos económicos, equipo táctico o sistemas de videovigilancias”, efectivamente permite la realización de conductas ilícitas ya sean del fuero común o realizados por grupos de la delincuencia organizada.
Y en ese aspecto es evidente que las fuerzas armadas, con todo y Guardia Nacional, no se dan abasto y aunque tienen aciertos, también tienen muchas fallas en diversas zonas del país. De ahí que no tardarán en volver a establecer equipos policiales, aunque tal vez con técnicas más modernas, como los tienen en otras naciones.
Sí, porque ya sabemos el fin del verso: “Sin reglas del arte, / borriquitos hay/ que una vez aciertan/ por casualidad”.
