ARGENTUM
El marketing electoral es una ciencia. Sin embargo, no todos los que se venden como expertos tienen los conocimientos para mejorar la imagen de quienes los contratan. Una mayoría de ellos se van por el sendero más fácil y redituable: alimentar el ego de los sus clientes. Nada más.
Uno de los casos que se pueden tomar como ejemplo de lo que hablamos, son los asesores que ha contratado Claudia Sheinbaum, que por desconocimiento del tema la están haciendo caer en una contra campaña.
Fue un error garrafal de sus asesores electorales proponerle que fuera a otros lugares de la República Mexicana, para conseguir simpatías que abonen en favor de sus aspiraciones presidenciales.
Claudia Sheinbaum no necesita salir de la ciudad que aún gobierna para proyectar su imagen. Resulta contraproducente y puede perder lo ganado. Lo explico.
Es jefa de gobierno de la Ciudad de México, y todo lo que haga o diga se difunde por los medios de comunicación llamados “nacionales”, que son leídos en cualquier lugar de la República Mexicana. No hay ciudad o pueblo que no se entere por la televisión o la radio, de lo que pasa en la capital del País.
Cualquier cosa que declare la jefa de Gobierno se sabe de manera inmediata; y se comenta y se registra en la memoria colectiva. Sin lugar a dudas que es difícil que haya algún detalle del gobierno de la ciudad que no se publique, particularmente si lo ocurrido es escandaloso.
La idea que se tenga de Sheinbaum no mejorará si acude a reuniones fuera de su territorio de gobierno, si no existe un motivo que lo justifique. La idea que de ella tengan los votantes va de acuerdo a los resultados de su administración, no a las giras que realice por el país. A la gente no le cae bien que la jefa de Gobierno ande presumiendo logros que nadie ve. Tampoco le simpatiza que haga campaña, aunque lo niegue, cuando tiene una responsabilidad que cumplir.
Además, los grupos con los que se reúna la jefa de Gobierno, por más personas que asistan, no dejarán de ser insignificantes si se considera el universo de los votantes en una elección presidencial. Hablando en términos numéricos, si a las conferencias que imparte para decirles cómo gobierna logra convencer a quienes la escuchan en el salón, el desacuerdo de los habitantes de la gran ciudad se multiplica por miles.
Algo así como “Candil de la calle, oscuridad de su casa”.
Con esas estrategias no se ganan más adeptos que los que se pierden.
Los ojos del país están puestos en la Ciudad de México; cualquier cosa que pase trasciende a todos los rincones de la República.
También es cierto que la ciudad está llena de problemas de todo tipo. En cada cuadra hay un detalle que arreglar o corregir.
La ciudad requiere de la atención permanente de la titular del gobierno. La gente quiere verla a ella cuando ocurre algo grave. No le perdona así su equipo de colaboradores estén prestos a brindar alguna atención.
Salir a hacer campaña a otras entidades federativas puede resultar un serio riesgo como ya ocurrió. Salió de viaje a Michoacán, a hacer cosas que no fueron de su responsabilidad, y ocurre el espantoso accidente del Metro con una persona fallecida.
El reclamo de los ciudadanos por su ausencia en el momento de la tragedia, fue potencialmente mayor que si hubiera estado en sus oficinas y hubiera llegado al lugar en minutos y no en horas, como ocurrió.
El asesor de imagen de Sheinbaum le provocó una importante caída en la aceptación ciudadana, muy difícil de recuperar.
Así no se conquistan las simpatías de los electores.
Tampoco es una buena estrategia subirse al ring a tirar golpes. Hay demasiada violencia en el país como para generar más odios. La gente quiere paz, reconciliación, tranquilidad.
No hay mejor estrategia electoral que los buenos logros del gobierno.
