NIDIA MARIN
¿Volverán las oscuras golondrinas a México? ¿Retornará el binomio autoritario Presidente-Partido Hegemónico que prevaleció en el Siglo XX?
A eso le están apostando desde Palacio Nacional, hoy con el desvergonzado “Plan B” para demoler al INE, aunque las nuevas generaciones de mexicanos, -¡lástima Margarito López!-, ya se acostumbraron a la libertad que prevaleció durante 26 años y que está a punto de ser abolida mediante un dedazo.
La metaconstitucionalidad que parecía haberse diluido con el paso del tiempo, está como los brujos, a punto de retornar. ¿O nunca se fue del todo? Es probable.
El apreciado Fernando Serrano Migallón en su libro “Facultades Metaconstitucionales del Poder Ejecutivo en México”, publicado por la Facultad de Derecho de la UNAM, señalaba desde 2006:
“… al comenzar el proceso de alternancia en el poder en las elecciones legislativas de 1997 y principalmente en las federales de julio de 2000, las facultades metaconstitucionales entraron en un proceso de revisión cuando no en una aniquilación automática. Años de prácticas políticas, antiguos equilibrios de poderes y un lenguaje político hondamente arraigado, han implicado desajustes en el sistema político y generado propuestas que no parecen haber concretado del todo”.
Con mucha pena decimos los observadores, que las facultades metaconstitucionales ya están de nueva cuenta en nuestro sistema político y en unos meses más demostrarán lo lesivo de esa vuelta de tuerca hacia el pasado, misma que hoy está presente en contra de la incipiente democracia mexicana.
En aquel excelente trabajo el jurista Serrano Migallón precisa:
“Dentro de todas las facultades metaconstitucionales del presidencialismo mexicano el control de la sucesión presidencial constituyó una de las más importantes. La facultad de seleccionar al candidato que habría de sustituirlo y la falta de procedimientos claros y transparentes para la elección interna de candidatos a cargos de elección popular en los partidos políticos, dieron al presidente en turno un poder de facto muy efectivo para controlar a los posibles aspirantes y mantener la disciplina partidista…”
Ayer observamos las ordenes presidenciales cumplidas a cabalidad por los diputados al recibir una sopa de sus propias corcholatas.
Don Fernando resalta también en su obra que, por cierto, en diciembre cumplirá 17 años:
“El proceso de democratización en México no es un producto exclusivo de las transformaciones en la clase política y de los reacomodos del poder. La cultura democrática en México, si bien sigue siendo precaria, empieza a expresarse de forma socialmente organizada. Sin embargo, mientras no exista una verdadera cultura democrática en la sociedad y al interior de los partidos políticos, el autoritarismo presidencial no está descartado y el riesgo de volver a ser testigos del ejercicio excesivo de las facultades metaconstitucionales está presente, aunque ciertamente lejano.”
Y uno se pregunta si tal como hubo en el siglo XX en México “el primer priista”, es decir el presidente de la república, en un futuro cercano habrá “el primer morenista”. Es probable que antes de que se vaya quien acapara los reflectores, disfrute vestido de guinda el mote reciclado.
En síntesis, aseguran los expertos que democracia y autoritarismo son formas de gobierno opuestas.
La democracia, explican, es la forma de gobierno en la que mediante el voto de los ciudadanos se elige a sus representantes, quienes defenderán sus ideales y sus intereses.
A su vez, el autoritarismo es un régimen político en el cual quien representa la máxima figura de autoridad practica un abuso de la misma. Los ejemplos que mencionan son la dictadura o el fascismo, ya que por lo general ejercen el autoritarismo como una forma de mantener el poder sobre sus ciudadanos.
Entre las características de un gobierno autoritario resaltan:
“Las leyes pueden crearse y modificarse a capricho de los líderes autoritarios que sólo son responsables de sí mismos. (Eso están tratando de hacer en nuestro país).
“Los funcionarios de gobierno pueden cambiar las leyes, muchas veces en beneficio personal o para discriminar a ciertos grupos con los que no simpatizan. (Más claro ni el agua actualmente).
“Los ciudadanos carecen de mecanismos para defenderse de leyes injustas. Sólo les queda ofrecer sobornos, por ejemplo, para no tener problemas con las autoridades. (Ni como negarlo).
“Las leyes no se aplican por igual a todos los miembros de la sociedad y algunas personas se encuentran por encima de la ley. (Sólo hay que preguntar a la familia de ya saben quién).
“Es probable que existan leyes para aprovecharse de la ciudadanía en lugar de protegerla. El gobierno puede ignorar las garantías jurídicas. (Lo hizo y lo seguirá haciendo).
“Los policías pueden castigar a las personas bajo arresto, aunque no hayan sido sentenciadas por un juez”. (Es el pan de cada día).
El balance es que, en lo general, el gobierno no está protegiendo el derecho de sus ciudadanos ni está actuando como lo hacen en un Estado democrático de Derecho.
Así estamos hoy en estas tierras aztecas.
¡Y será peor!
De ahí que se le de la bienvenida al MEXICOLECTIVO y que Dios nos ayude a los mexicanos.