“Till” Justicia Para un Hijo

 

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Till” película dirigida por la cineasta nigeriana-estadounidense Chinonye Chukwu, con la actuación Danielle Deadwyler (Mamie Till), Jalyn Hall (Emmett Till), Frankie Faison (John Carthan), Haley Bennett (Carolyn Bryant), Whoopi Goldberg (Alma Carthan), y Jayme Lawson (Myrlie Evers); tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Nueva York el 1 de octubre de 2022 coincidiendo con la inauguración de una estatua en memoria de Emmett Till en Greenwood, Mississippi.

En el verano de 1955, Mamie Till Mobley permite que su único hijo, Emmett Till, de 14 años, viaje de Chicago y visite a unos primos en Money, Mississippi; a la semana, le cuentan que Emmett fue secuestrado y ha desaparecido; sólo un par de días después, el cuerpo casi irreconocible del joven es encontrado en un río.

Se basa en la historia real de Mamie Till, una educadora y activista que buscó justicia tras el asesinato de su hijo Emmett en agosto de 1955.

LA PREMONICIÓN 

Mamie va en auto con Emmett por Chicago mientras se escucha en la radio la canción “Sincerely” de Moonglows. Emmett canta feliz, mientras el rostro de Mamie va de la alegría al temor; ella sabe que el hecho de que Emmett, como un joven negro, sea tan despreocupado es peligroso, pues en una sociedad racista se debe ser más avispado.

Pero como no ser feliz a esa edad, Emmett tiene apenas 14 años, es un pre adolescente que no ha sufrido el cruel racismo que se vive en los estados sureños de la Unión Americana, vive en Chicago, y el último acto de violencia colectiva por racismo en esa ciudad lo fue en 1919.

Esos disturbios raciales de Chicago fueron una serie de conflictos violentos contra la población afrodescendiente de Estados Unidos, que ocurrieron entre el 27 de julio y el 3 de agosto de 1919; durante esa semana, decenas de personas murieron y cientos resultaron heridas.

Ese pasaje sucedió en un contexto de gran tensión conocido como el Verano Rojo de 1919, en más de treinta ciudades del país ocurrieron ataques violentos a la población afroamericana.

EL VIAJE

Es el verano de 1955, Mamie Till permite, no muy convencida, que su único hijo, Emmett, viaje de Chicago y visite a unos primos en Money, Mississippi; para el chico será toda una experiencia, pues nunca ha salido de la ciudad, pero para ella será el comienzo de una pesadilla.

“Pórtate bien”, le dice Mamie a Emmett justo antes de subir al tren; el viaje visiblemente preocupa a la madre; pero ¿por qué?

La respuesta está en la escena en que Alma, abuela de Emmett, le dice a Mamie que es importante que el chico vea de dónde viene su familia, pero Mamie le responde que por algo se marchó del Sur; obvio se refiere a toda la problemática racial.

LA INOCENCIA 

DE UN NIÑO

Un día, cuando los primos visitan una tienda de ultramarinos, Emmett echa un vistazo a los dulces que venden y charla con Carolyn Bryant que es la cajera, e inocentemente, le silba a la guapa y joven dependienta; pronto se da cuenta de su error, se le cae la cara de vergüenza, sus primos y los demás clientes de la tienda parecen sorprendidos, confusos y asustados.

El espectador conoce la historia, pero es inevitable no sentir un escalofrío y una angustia por lo que va a suceder; incluso el optimista Emmett convence a sus primos de que no cuenten el incidente a sus padres, y aunque han pasado unos días desde lo ocurrido todo mundo sabe que lo peor estaba por llegar.

En la oscuridad de la noche, dos hombres blancos armados irrumpen en la casa del tío de Emmett, y por la fuerza llevan a punta de pistola a un chico; más tarde, se oyen los gritos de Emmett, y su cuerpo mutilado es encontrado dos días después en el río Tallahatchie con un abanico de desmotadora de algodón de 75 libras atado alrededor de su cuello con alambre de púas.

La película no muestra el linchamiento del joven, pero si su desfigurado rostro.

DE LA INDIGNACIÓN 

A LA ACCIÓN

Mamie identifica el cuerpo hinchado y maltrecho de su hijo; afligida y enfadada, decide celebrar un funeral público con el ataúd abierto para que la gente pueda ver “lo que le hicieron a mi hijo”; pronto las fotos de Mamie con el ataúd de Emmett aparecen en las noticias nacionales, obligando a los estadounidenses, antes complacientes, a reflexionar sobre la villanía del racismo en el Sur Profundo de Jim Crow.

Durante el duelo que está sufriendo Mamie, dirigentes de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP por sus iniciales en inglés) la buscan, ella se resiste inicialmente diciendo: “Mi hijo no es un caso”; sin embargo, decide “hacer testigo a Estados Unidos” y susurra frente al ataúd: “Ya no eres sólo mi hijo”

Esta decisión es dolorosa, pero decisiva en la defensa de los derechos civiles de la comunidad afroamericana, Mamie sabe que debe aprovechar su pérdida para actuar políticamente, y con el apoyo de sus padres John Carthan y Alma Carthan, su prometido y la orientación de la NAACP, incluido el director de campo de Mississippi, Medgar Evers, Mamie se convierte en una de las primeras agentes del cambio en favor de los derechos civiles.

La idea inicial era insistir en una ley que tipificara el linchamiento como delito federal; esa legislación se aprobó hasta marzo de 2022, es llamada Ley contra los linchamientos de Emmett Till.

La película está dedicada a la memoria de la vida y el legado de Mamie Till, así como el recuerdo perene de su hijo Emmett; ese agosto de 1955 fue una fecha temprana en el movimiento por los derechos civiles de la comunidad afroamericana, aún quedaban 15 años más de protestas, viajes por la libertad y muchos asesinatos; pero como Mamie le dice a su tía, le debemos a Emmett el ser testigos de un brote de cambio.

La revista Jet y el periódico The Chicago Defender publicaron ese año unas fotos del cadáver desfigurado que recorrieron el país; The New York Times alababa la decisión que se juzgara a Roy Bryant y John William Milam bajo el cargo de asesinato; durante el juicio, los dos negaron su implicación y cuestionaron incluso que el cadáver encontrado fuera el de Emmett; fueron absueltos por un jurado de 12 personas, todas blancas; años después, conscientes de que las leyes impiden juzgar dos veces a una persona por un mismo delito, confesaron haberlo golpeado y matado como castigo por su osadía.

En 2008, Carolyn Bryant, confesó en una entrevista a Timothy Tyson, autor del libro The Blood of Emmett Till (2017) que se había inventado la acusación, que el chico nunca le dirigió ninguna palabra o gesto provocativo; en un informe remitido al Congreso, el Gobierno informó de que volvía a reabrir las pesquisas sobre el homicidio “tras recibir nuevas informaciones” y en julio de 2018 se anunció la reapertura de la investigación del caso.

Pero ¿cómo podría ser la justicia para Emmett hoy en día?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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