TEMAS CENTRALES
Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Con lo que estos partidos ya no
hicieron historia juntos y, cada
quien contenderá con su propio
candidato lo que, necesariamente,
les afectará en su competitividad.
La penúltima batalla electoral del sexenio de la 4T, inició el pasado fin de semana con el arranque de las precampañas internas de los aspirantes a gobernador en los estados de Coahuila y Estado de México y algunas sorpresas. En el caso del proceso electoral mexiquense, Morena y sus socios, el PT y el PVEM, tras resolver pequeñas diferencias, finalmente conformaron su coalición Juntos Haremos Historia, que abandera la candidatura de la maestra Delfina Gómez, en su segundo intento por gobernar su estado natal.
Por su parte, y también después de varias negociaciones, los partidos PRI, PAN y PRD refrendaron su alianza Va por México a la que sumaron al partido local Nueva Alianza, para impulsar la candidatura de Alejandra del Moral, postulada por el Revolucionario Institucional. Hay un posible tercer aspirante a la gubernatura del Edomex, el senador Juan Zepeda, impulsado por Movimiento Ciudadano. En su caso, por no haberse inscrito ningún otro aspirante por ese partido, su candidatura se definirá por designación en el mes de marzo, según informó el propio aspirante. Esto le da tiempo a su fundador, Dante Delgado, para decidir de que lado juega sus fichas.
También, en el caso del senador naranja, éste será su segundo intento para gobernar el territorio mexiquense. En los comicios de 2017, el actual gobernador, Alfredo del Mazo, ganó la elección con 33.56 por ciento de los votos emitidos. Sus contendientes, la maestra Delfina Gómez se quedó con 30.78 por ciento y el senador Zepeda alcanzó sólo 17.84 por ciento de votos.
Como se ha mencionado con anterioridad, la elección del Edomex se considera como la joya de la corona por su elevado padrón electoral que supera los 12.5 millones de electores. Según las encuestas levantadas antes del inicio oficial de las precampañas, la candidata de Morena y aliados aparece arriba en las preferencias. Algo que no sorprende, si tomamos en cuenta que la maestra lleva varios meses trabajando su candidatura. Eso sí, de manera extraoficial.
En el caso de Coahuila, hubo sorpresa desagradable para Morena. Conforme a lo dispuesto por quien realmente decide en ese partido, la selección de su candidato se realizó mediante encuesta preparada, organizada, revisada y resuelta como secreto de estado. Con dos aspirantes de peso, auto destapados, la definición no fue fácil y quien se creía favorito de Palacio perdió la encuesta, según informó el dirigente de Morena, Mario Delgado, y se armó la gorda.
Mientras el beneficiado por la encuesta, el senador Armando Guadiana, festejaba, su competidor y todavía, entonces, correligionario, el sub secretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, no acababa de asimilar su derrota, ni ocultaba su molestia e inconformidad con el resultado. El dolor de cabeza para Mario Delgado fue más allá, pues el funcionario perdidoso renunció a su cargo y a Morena y encontró el apoyo del Partido del Trabajo para ser postulado para la gubernatura, en un acto de insubordinación inesperada.
Por si fuera poco, el otro partido aliado de Morena, el PVEM decidió participar en la elección de Coahuila, por su cuenta y aliado con un partido local, Unidad Democrática de Coahuila. Con lo que estos partidos ya no hicieron historia juntos y, cada quien contenderá con su propio candidato lo que, necesariamente, les afectará en su competitividad.
Para la Alianza va por México, el escenario no puede ser mejor. La decisión de su candidato de unidad se desarrolló sin problemas con la propuesta del priista Manolo Jiménez, que tiene un buen posicionamiento en su entidad.
Pero el tema de esta fractura interna en Morena, en tiempos anticipados de la gran sucesión, enciende un foco de alerta sobre lo que pudiera suceder en el caso de la candidatura presidencial. Y es que el actual dirigente de Morena no parece estar a la altura de las circunstancias. Seguir las indicaciones de Palacio ciegamente, sin manejo ni sensibilidad política, no garantiza resultados exitosos.
Como control de daños, los de la 4T decidieron incorporar oficialmente al senador Ricardo Monreal como cuarta corcholata, no se les vaya a salir del huacal, y, en franca violación a lo ordenado por la Constitución, le asignaron funciones de dirigente de Morena al propio secretario de Gobernación, para convocar a los gobernadores de ese partido, a su sede oficial, para invitarlos a que actúen como promotores de las corcholatas, los apoyen para hacer campañas y pedirles que haya equidad, piso parejo en la contienda. Se entiende que solo entre ellos, nada más. Todo un planteamiento estratégico morenista de campaña.
Justo lo que está expresamente prohibido por la Constitución, en su artículo 134 que indica: “los servidores públicos…tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos.”
Pero como para los de la Cuarta Transformación no va eso de que la ley es la ley, y ante la posibilidad de que la fractura sufrida pueda crecer, Morena acomodará su actuación al modo que le convenga, con el aval de Palacio, aunque esto signifique una operación al margen de la Constitución.