Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Un país en el que se ignoran las sentencias de tribunales, carece de legalidad. El Estado de Derecho desaparece en aras de mostrar “quién manda” y punto.
Eso se advierte en las naciones en donde los dictadores o autócratas ascendieron al poder y se niegan a reconocer a las instituciones y las prohibiciones específicas en tal o cual orden.
En México, en materia electoral el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene la última palabra y sus sentencias no pueden ser recurridas. No hay otra instancia superior a la cual recurrir.
Hace una semana, el órgano autónomo a través de la Sala Superior, determinó que el uso de los monos -no hay otra forma de decirlo- con el rostro del presidente de la República en eventos públicos y tratándose de procesos electorales.
Aunque la sentencia tardó 7 meses atendiendo la denuncia formulada por Jorge Álvarez Máynez, coordinador de la bancada naranja en la Cámara de Diputados en contra de Morena por el uso de los monos -no hay otra forma de decirlo- con el rostro presidencial y en diversas actitudes durante las campañas electorales de los comicios celebrados en junio del año pasado en seis entidades federativas, finalmente llegó la decisión y el primero en desobedecerla fue el propio residente de Palacio Nacional.
Y como dice el dicho: lo que hace la mano hace la tras, Mario Delgado, el de carne y hueso no el mono, pero sí el títere acompañad de otro similar, Horacio Duarte Olivares, se mostraron con los monos que personifican al presidente mexicano, durante una conferencia de prensa en la que el dirigente del partido oficialista pidió a los asistentes tomarse la foto con el mono -no hay otra forma de decirlo- para distribuirla en las redes sociales.
Cuando el señor López conoció de la sentencia, exhibió el mono con su rostro y anunció que no presentaría ningún recurso en contra de la prohibición ordena por el TEPJF.
La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió por mayoría de votos sancionar a Morena al utilizar una caricatura del presidente en la propaganda del partido.
Durante la conferencia de prensa, cuyo sitio estaba “decorado” con monos de AMLO -no se refiere a los asistentes morenistas-, el dirigente pidió a los simpatizantes del partido que se fotografíen con dichas figuras y las suban a sus redes sociales.
“Es tratar de coartar la libertad de expresión, de manifestación, por parte de la autoridad electoral en contra de nuestro Movimiento”.
Y se escuchó una voz que decía: ¡Santos monos, Batman…!
Con independencia de que en la guerra -electoral- todo se vale, las sanciones a las que se hace acreedor el promotor de la monería, pudieran ser mayores a las que espera.
Ya se sabe que en Morena se adoptó la práctica de pagar las multas, que son más baratas que perder una elección.
El abuso del ejercicio de poder, impulsado desde Palacio Nacional con el “modelo del mono” -no hay otra forma de decirlo- confirma que la autocracia marcha a pasos agigantados y la prueba es el desacato a las sentencias, sean del TEPJF, de jueces de amparo o de la mismísima Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Un país sin leyes, no vive en el Estado de Derecho sino en el mundo de la imposición, en donde todo se puede hacer porque “lo digo yo” y no “me salgan que la ley es la ley”.
Usted saque sus conclusiones. ¿Los monos son o no propaganda político-electoral?
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