Privaticemos la Verdad

CARLOS BORTONI*

En un esfuerzo titánico ─publicado a finales del año pasado─ para la verificación de datos y el combate de la desinformación que se comparte en línea, The Associated Press, leyó de inició a fin un documento, de no más de tres cuartillas, publicado por la revista londinense The Economist, titulado: “Los poco probables ganadores económicos del 2022”. El objetivo: desmentir la afirmación, hecha en redes sociales, que sostenía que la revista inglesa publicó un conteo en el que ubicó a la economía mexicana como la sexta mejor del mundo. El resultado ─una gala de lectura de comprensión y rigor interpretativo─ de dicho esfuerzo, concluyó que The Economist nunca ubicó a la economía mexicana como la sexta mejor del mundo, sino que realizó un conteo donde solo incluyó a 34 de los 38 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su mayoría países ricos, y en ese conteo ubicó a la economía mexicana como la sexta mejor de esos 34 países.

No faltará quien piense que la precisión hecha por The Associated Press es una ridiculez, un no querer ver los logros de la CuatroTe con no otro objetivo que el de seguirla desprestigiando. Se equivocan, el extremo rigor de la AP es una declaración de principios que debemos celebrar, una denominación de origen que no podemos permitir que sea profanada: la verdad le pertenece a quienes se oponen, a quienes buscan una manera distinta de hacer las cosas, a quienes ─recurriendo a la desinformación infodémica─ buscan fragmentar la percepción de la realidad, en nombre del desprestigio de gobiernos que pretendan transformar las condiciones materiales de su ciudadanía; y, bajo ninguna circunstancia debe permitirse la más discreta de las exageraciones en pos de celebrar a los enemigos de la sumisión al orden colonial.

De esta manera, no importa si el listado propuesto por The Economist considera a 34 de las principales economías del mundo, lo importante es que deja fuera a 161 o 173 países (dependiendo el listado al que cada uno se apegue). Y si esos países están fuera, más allá de que su desempeño económico haga innecesario incluirlos en la lista, entonces México no puede ser ubicado en el sexto nivel mundial por el simple hecho de que el listado no es mundial. Punto. ¿Qué más da si el 2022 fue un año económicamente malo para la gran mayoría del mundo y se pretendía destacar a las económicas que hicieron un buen trabajo? ¿Para qué señalar que el desempeño de la economía mexicana fue mucho mejor que el de la Alemana? ¿Quién necesita aplaudir que la inflación en nuestro país es inferior a la de países neoliberales como Gran Bretaña? Nada aporta a la discusión el detenernos en detalles mínimos como que el desempeño económico de la CuatroTe, haya superado al desempeño económico de países ─modelos para nuestra oposición─ como Canadá (no nieguen que conocen a alguien quiere irse a vivir a Canadá para tener una “mejor vida”), Japón (tan disciplinados, honestos, ejemplares y con un desempeño peor al nuestro), Francia, Suiza, Noruega y ─¡Horror de los horrores!─ Estados Unidos de América, sí, el hijo predilecto del neoliberalismo, aparece en el listado de The Economist, catorce lugares por debajo de México, está república nopalera que tendría que estar agradecida por el solo hecho de que alguien quiera saquear sus recursos naturales.

Reparar en todo ello, no hace más que contribuir a la polarización de nuestra sociedad, permitir que cualquiera ─porque perdón, pero la gente de la CuatroTe y sus votantes son unos cualquiera que no saben lo que es vivir con privilegios, lujos, excesos y derroches─ se apropie de la verdad y la interprete libremente sin pasar por el filtro de la comentocracia nacional que todo lo matiza, maquilla, disfraza y acomoda para beneficio propio y el de sus patrones, es polarizar al punto de aislar a nuestra “N” veces heróica clase aspiracionista, dejarla sola en sus afanes por vivir en Europa y mandar a sus hijos a estudiar a Estados Unidos. En este sentido ¿Para qué ahondar en que el mismo reporte de The Economist señala que entre las características de los países con peor desempeño económico, destaca la no soberanía energética? ¿Para que insistir en que la soberanía energética es un tema fundamental para tener no solo una economía sana, sino una sociedad prospera? ¿A quién beneficiaría hacerlo? Seguramente no a los X González, mucho menos a sus hordas de esbirros y huelelillos. Y, si no los beneficia a ellos ¿Qué caso tiene mencionarlo?

Entrados en gastos: Tampoco tiene sentido insistir en que la fortaleza del peso en un contexto mundial en el que es más común que una moneda se devalúe constantemente a que se mantenga estable, es muestra del buen trabajo económico que se está haciendo desde el gobierno. Mejor argumentar que el tipo de cambio depende de múltiples factores, que afrontar la realidad y aceptar que, en una economía especulativa como la que habitamos, todo se reduce a la confianza que el gobierno genera en los mercados. A fin de cuentas, lo importante es que lo importante permanezca ajeno a quienes no importan y se convierta en ganancias de esa clase minoritaria y privilegiada que merece lucrar con el hambre y la miseria de todos los demás.

 

Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es “Dar las Gracias no es Suficiente”.

*@_bortoni

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